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Luffy lanzó su ataque fallando por escasos centímetros, mientras su oponente esquivaba con una maestría y velocidad poco común, aprovechando la inercia para huir por un pasadizo lóbrego. El capitán no dudó ni un segundo y lo siguió atropelladamente, dispuesto a lanzar una segunda carga. Sin embargo, el encapuchado lo estaba esperando con un ataque preparado, que no dudó en usar contra Luffy, acertando de lleno en su estómago y lanzándolo varios metros hacia atrás, haciendo que chocara contra una de las paredes, que no resistió el impacto y se derrumbó sepultándolo entre escombros.

El encapuchado comenzó a dibujar una sonrisa en su cara, la cual no pudo acabar de conformarse, pues un puñetazo salió de entre el polvo a gran velocidad, y esta vez, acertando en su oponente.

-¿Pero qué...?- Murmuró apretando los dientes y los puños y mirando hacia su adversario.- Estaba seguro de que lo había dado con fuerza, y sin embargo...

Tras lanzar por los aires al encapuchado, este había impactado con un sonoro golpe seco en una de las paredes externas del viejo castillo, pero para sorpresa de Luffy, esta no había sufrido ningún daño, al contrario que cuando él impacto con una de las paredes de una sala contigua al pasillo. Además, pese a haber lanzado un ataque muy potente, su enemigo estaba frustrantemente entero y sin ningún rasguño aparente. Todo en él reflejaba tranquilidad y ausencia de daño, lo cual también incluía su respiración.

-Ya has jugado suficiente...- La voz del encapuchado llegó como un siseo a los oídos de Luffy.- Has entrado en mi castillo, has osado atacarme en mi propia casa... Lo siento Mugiwara, pero tu camino termina aquí.

-Eso no eres tú quien puede decidirlo- Replicó con fuerza ajustándose el sombrero de paja y preparándose para el ataque.

Su adversario soltó una carcajada gutural, que hizo que Luffy sintiera un escalofrío.

- ¿Acaso quieres ser quien decida su propio destino?

-¡Por supuesto!

-Si de verdad quieres ser quien decida tu futuro, tendrás que ser el más fuerte, y me temo que no es el caso.

-Eso no puedes saberlo.- Luffy notaba cómo su sangre hervía por momentos. Su cuerpo deseaba entrar en acción ya, y le era difícil resistirse a este impulso.

-¿Y tú si puedes?- La pregunta heló a Luffy en el acto. - ¿Eres capaz de sentirme con tu Haki quizá?- La respuesta para el capitán era clara... No podía, de hecho, desde que había logrado salir de aquel molesto y oscuro túnel, había sido incapaz de sentir nada. Ni siquiera se había percatado de la proximidad de sus nakamas hasta que no los tuvo detrás, y eso le hacía sentirse incómodo y en cierta parte, vacío, como si le hubieran arrancado uno de sus sentidos.- Porque yo sí que puedo sentirte.- Luffy alzó la mirada fijando su vista en él.

Sin darle tiempo a reaccionar, el encapuchado arremetió contra él, impactando contra su estómago y dejándolo momentáneamente sin respiración. Apenas había logrado incorporarse, cuando un segundo ataque llegó por su espalda, arrojándolo contra otra pared interna del castillo. Sin embargo, no llegó a chocar contra ella, ya que el encapuchado ya estaba allí esperándolo y lo recibió con un tercer ataque en sus costillas, que le hizo toser sangre e impactar contra el suelo, dejándolo allí tendido, dolorido y jadeante.

- ¿Cómo... Cómo puedes hacerme daño?- Acertó a decir, sujetándose el abdomen con dolor e incorporándose como podía, mientras su sombrero de paja reposaba en el suelo a su lado y lleno de polvo

-¿Acaso importa cuando ni siquiera eres capaz de armar tu propio Haki para protegerte de mis ataques?- Sonrió con malicia.

-Yo... Lo hago pero...

Cambios en el Thousand Sunny [One Piece]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora