XXXII: Bebé

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—Ow, mira tu pancita —dijo enternecida Fiana—. ¿Puedo tocarla?

—No.

—¿P-Por qué? —preguntó confundida.

—No me gusta que nadie toque mi panza, ni siquiera yo.

—Pero con Tito me dejabas —le dijo extrañada.

—Pero no con esta criatura —pronunció tajante.

—Iva —susurró con pesar—. Sé que odias a ese tipo, es de lo peor, pero el bebé no tiene la culpa.

—Yo no quería otro hijo —le dijo con rabia, sintiendo que sus ojos se llenaban de lágrimas—. Y... Sé que él no tiene la culpa, Fiana, lo sé, pero no puedo quererlo.

Miró hacia abajo, sollozando.

—Soy una basura como él, rechazando a mi hijo. Soy un asco.

—No, Iva, claro que no —le dijo abrazándola—. Ese tipo te ha dañado, no es tu culpa, cariño. Pero necesitas ayuda, hablar con un psicólogo.

—Sí —Murmuró secándose las lágrimas.

—Iva, todo estará bien, ya lo verás.

-o-o-o-o-

—¡Me encanta, papito! —exclamó saltando en la cama.

—Hijo, creo que no es buena idea —le dijo inseguro—. Podrías caer.

Otro motivo para que Ivanna lo odiara más.

—No le digas así —pronunció la castaña, entrando a la habitación.

Él suspiró, y se acercó a Tito, tomándolo en brazos y bajándolo de la cama.

—Juega con tus autos mejor.

—De acuerdo —sonrió corriendo hacia el baúl con juguetes que Vicent le había regalado.

Dejó el niño jugando en su habitación, y siguió a Ivanna.

—Ya no quiero discutir, al menos no en frente de Tito.

—Entonces mejor ni vengas.

La observó con pesar, sabía que el embarazo, las hormonas, y su odio hacia él, eran los responsables del mal humor de Ivanna.

Pero sobre todo, el bebé que llevaba adentro.

—Iva, quiero hablar de algo importante.

—¿Qué quieres?

Cerró la puerta de la habitación dónde ella dormiría, para que Tito no oyera.

—Nadie va a juzgarte si dices que sí. Pero si no quieres al bebé, luego de que nazca, puedo hacerme cargo yo.

—Que fácil resuelves todo, Vicent —le dijo con cinismo—. Yo me tengo que aguantar nueve malditos meses, para que el gran padre del año, se lleve el paquete como si nada.

—Lo odias por lo que te hice. Ivanna por favor —pronunció con pesar—. No quiero que te desquites con él, es sólo un bebé, si no lo quieres-

—Quiero que te vayas ¿Cuántas veces más debo decírtelo?

—De acuerdo, si necesitas algo, llámame.

-o-o-o-o-

—Mami ¿Puedo dormir contigo?

—Claro que si amor, ven aquí.

Se subió a la cama, y se escabulló bajo las mantas, hasta llegar a los brazos de su madre.

Bajó sus manitos, y notó la panza de su mamá, sonriendo.

—Estás gordita.

Sonrió levemente y le dio un beso en la frente.

—Te amo hijo, vamos a dormir. Estoy cansada.

—Buenas noches mami —pronunció abrazándose a ella.

Miró a Tito, y con su brazo libre, guió su mano hacia su vientre. Pero a muy escasos centímetros de tocarla, se detuvo.

Le había pedido tanto que no lo hiciera, que se cuidara... No había querido escucharla.

Varias lágrimas se acumularon en sus ojos, y las secó rápidamente, antes de que su hijo lo notara.

Apoyó suavemente su mano sobre su vientre, y cerró sus ojos, pensando un buenas noches, para el pequeño dentro de ella.

...

Ahora sí a dormir amores mios 😘❤💕

¿Sugar Daddy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora