XLVIII: Secreto

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—Em, no sé si pueda salir ahora —pronunció hablando por su celular.

"—¿Por qué? Necesito hablar contigo."

Observó a Ivanna que estaba en la sala con los cuatro niños.

—Porque debo ayudar a Iva con los niños.

"—Oh vamos Vicent, sólo una hora, o media. Necesito hablar contigo."

Suspiró y se puso de pie.

—De acuerdo, en quince minutos estoy en tu casa.

"—No le digas que vienes a verme."

—¿Por qué?

"—Porque no, cuándo estés aquí, lo entenderás."

Cortó la llamada, y fue hasta su habitación, buscando una campera.

Al volver, Ivanna y Tito lo observaron curiosos.

—¿Saldrás? —le preguntó la castaña.

—Sí, debo salir por un rato. Vuelvo en un hora, sí pasa algo, llámame.

—¿Puedo ir contigo, papi? —preguntó el pequeño rubio.

—No puedo llevarte esta vez Tito —sonrió acariciando su cabeza.

—Oh, bueno.

Ivanna lo miró irse, extrañada. No podía preguntarle a donde iba, si él tampoco había tenido la intención de decírselo. Pero le resultaba sospechoso que no quisiera llevarse a Tito tampoco.

-o-o-o-o-

—No puedes hablar de esto con Ivanna.

—¿Por qué no?

—Porque no quiero. Nunca tuve suerte en esto del "amor".

—De todos modos, dudo que ella me pregunte donde salí —le dijo colocándose la campera, para volver a su casa.

—Yo creo que si lo hará.

—Por supuesto que no, a ella le da lo mismo lo que yo hago, o a dónde salga, mientra no me lleve a uno de los niños.

—Que difícil es cuidar de tres bebés —sonrió con diversión.

—Lo es, más aún cuando todos se ponen a llorar a la vez. No sé que hacer para calmarlos. La pediatra nos dijo que a partir del mes que viene, se les irán los cólicos, y ojalá así sea. Ivanna y yo no dormimos más de dos horas seguidas desde que nacieron.

-o-o-o-o-

Abrió la puerta de su casa, e Ivanna se asomó por el umbral de la puerta de la cocina, viendo que se trataba de Vicent.

—Lo siento, me demoró un poco más porque fui a una panadería —sonrió mostrándole la bolsa que traía—. Traje una torta de chocolate, ¿te gusta?

—Sí, justo estaba por prepararme un té ¿quieres también?

—Sí, gracias. ¿Y los niños?

—Los bebés duermen, y Tito estaba en su habitación viendo tele.

—Iré a darle la sorpresa.

—Espera —le dijo deteniéndolo, antes de que abandonara la cocina—. ¿A dónde fuiste?

Abrió sus ojos sorprendido.

—Un amigo quería hablar conmigo.

—Ah, bueno —le dijo no muy convencida, dándole la espalda.

Vicent fue hasta la habitación, y tomó a Tito en brazos.

—¡Volviste!

—Sí —sonrió—. Y traje algo muy, muy rico.

—¿Qué cosa? ¿Pizza?

Rio bajo, mientras negaba con la cabeza, y caminaba con el niño hasta la cocina.

—No, no es pizza, es algo más rico.

—¿Más rico que la pizza?

—Sí, una torta de chocolate.

—¡Sí! ¡Torta!

—Habla más bajito —le dijo sentándolo en una silla—. Tus hermanitos duermen.

—Duermen mucho, ¿Cuándo estarán despiertos más tiempo?

—Cuando sean más grandes —le explicó Ivanna—. Tú cuando eras un bebé, dormías mucho también.

—Son aburridos —se quejó, haciendo reír a sus padres.

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Muchas gracias por los bellos nombres que me han dado, pronto los elegiré  💕💖

Pd: Sayla está cansada, agotada 💔😢 quiere vacaciones 😭

¿Sugar Daddy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora