¿Sugar Daddy?

XXXVII: Feliz día, papá

—Ay hijo, estás haciendo un chiquero.

—Es el regalo de papá.

Ivanna sentía que Vicent no se merecía ni un dibujo por su día, ¿Pero cómo hacerle entender eso a su hijo? Si bien el rubio se estaba portando muy bien en los últimos meses, aún le faltaba mucho para compensar sus errores.

—¿Luego me ayudarás a limpiar todo esto?

—Tal vez...

Sonrió resignada, y revolvió su cabello, antes de ir hacia la cocina.

Necesitaba comer algo, sus pequeños se ponían muy inquietos.

—Ustedes también cuando nazcan podrán saludarlo —susurró acariciando su vientre.

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Miró insegura a su hijo, que estaba en brazos de Vicent.

—¿Qué pasa?

—No lo sé, es muy pequeño para salir sin mi.

—Pero mami —se quejó el pequeño—. Es el día de papá, no seas mala.

—Puedes quedarte tranquila, Ivanna —sonrió el rubio mayor—. Cuidaré muy bien de Tito, y si nesesitas algo, no dudes en llamarme.

—De acuerdo.

Vicent se acercó a Ivanna, y ella tomó el rostro del niño entre sus manos.

—Te amo, hazle caso a tu papá, no te alejes de él, dale siempre la mano si deben cruzar la calle, no comas muchos dulces, y si mi extrañas mucho, mucho, dile que te traiga de vuelta.

—Sí, mami.

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Estaba preparando la cena, mientras cortaba unas papas, y tuvo que soltar el cuchillo, al sentir un pequeño piecito patear sus costillas.

—Ay, bebé —jadeó cerrando los ojos—. Despacio hijito.

Se sentó en una silla, y acarició suavemente su vientre, intentando que los pequeños dejaran de moverse.

Pero nada parecía funcionar, tenían ganas de jugar, y no pararían.

—Si siguen así, no podré terminar la cena.

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La había observado toda la noche, desde que le había ofrecido quedarse a cenar, por Tito, que estaba emocionado por festejar su primer día del padre, hasta que habían terminado de hacerlo.

Y ahí estaba ella, demostrando la gran madre que era, que a pesar de verse agotada, porque si llevar a un bebé era un gran trabajo, dos lo eran más, seguía atendiendo con la misma paciencia y amor a Tito.

—Deja, yo puedo lavar los platos —le ofreció Vicent—. Estar tanto tiempo parada, te hará mal.

—Estoy bien, ve con Tito a la sala y vean algo juntos. Quiero que tenga un buen recuerdo de este día.

—Pero te ves muy cansada.

—Estoy bien, ve con él.

La miró inseguro, y prefirió hacerle caso.

Cuando Ivanna terminó de limpiar la cocina, fue a la sala, tomando a su hijo en brazos.

—Creo que ya es hora de dormir.

—Pero yo —bostezó—. No tengo sueño mami.

—No, claro que no Pinocho —le dijo divertida—. Ve a dormir, es tarde mi amor.

Le dio un beso, y luego dejó que Vicent lo llevara a su habitación.

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—Tú también deberías dormir.

—Sí, mañana tengo control, y debo levantarme temprano.

—Ivanna, yo... Quería decirte que eres una gran madre. Y, creo que soy muy afortunado de que tú hayas sido la madre de mis hijos.

—Que sorpresa, no soy rubia, ni mido un metro setenta, y mis pechos ahora parecen más grande porque estoy embarazada.

—¿Qué? —Preguntó confundido.

—Nada, olvidado.

—Pero no entiendo, explícame.

—Una vez dijiste, que solo tendrías hijos con una rubia de más de un metro setenta, y de grandes pechos.

La observó confundido, y luego lo recordó, sonriendo.

—¿En serio creíste eso? Sólo estaba bromeando. Lo dije, porque ese "prototipo" de mujer, era todo lo contrario a ti. Además, tú misma me habías dicho que no querías hijos, y... Nosotros no éramos nada tampoco, no podía decirte que esperaba a alguien como tú.

...

Antes de dormir 💕❤ hoy en mi país se celebra el día del padre, y aunque a Vicent aún le queda grande este término, lo está intentando ❤🍒