XLVII: Hermosa como mamá

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"—¿Qué? ¿Estás loco? ¿Demente? ¡Es una prostituta, Vicent!

—Leo, déjame en paz. Sé lo que hago.

—No te dejaré en paz una mierda. Además de tu hermano, soy quien cuida de tu maldito dinero. ¿Cuántos miles de dólares gastaste ya por esa mujer? Primero el auto, luego el departamento. ¿Y ahora has comprado un anillo de compromiso? ¿Qué demonios tienes en la cabeza? ¿O es que a caso los golpes te molieron los sesos?

Vicent lo observó a los ojos, y frunció el ceño.

—¿Tengo que volver a repetirlo? No me interesa si te gusta o no.

—¡Bien! —exclamó con rabia, dejándole los presupuestos y cuentas sobre la mesa—. ¿Quieres fundirte por una puta? Hazlo Vicent. Estoy harto de tener que actuar como el hermano mayor siempre."

Abrió su billetera, y observó aquella alianza que guardaba allí hacía más de un año y medio.

Iba a dársela, proponerle que fuera su mujer, pero aquella noche, todo se salió de control.

Se suponía que iban a ir de viaje a Bora Bora, y luego, de intentar solucionar sus diferencias, le propondría ser su novia oficial.

Pero apareció Janet, e Ivanna simplemente se fue, terminando con todo.

—Vicent, podrías-

La joven madre dejó de hablar, al ver que al rubio se le había caído algo.

—¿Te asuste? Lo siento. Quería pedirte que ayudaras a Tito a bañarse, estoy cambiando a los niños.

—Claro, ahí voy —le dijo guardándola una vez más en su billetera.

—¿Qué era? —le preguntó curiosa.

—Oh, nada —sonrió—. Iré a ver a ese pequeño rubio, antes de que inunde la casa entera.

-o-o-o-o-

Escuchó que uno de los bebés estaba llorando, pero para cuando ella se levantó, Vicent ya estaba en la habitación, acunándolo contra su pecho.

—¿Qué tienes hijita? ¿Gases? —Preguntó en un tono suave, acariciado su espalda—. Ya mi amor, ya pasará. Papá está aquí contigo —sonrió antes de darle un beso en su cabecita y continuar meciéndola.

Observó que la niña se chupaba el puñito, y supo que lo que tenía, era hambre.

—Okay, iremos a la cocina, y tú te quedarás tranquilita mientras caliento tu leche. Tu mamá está durmiendo y no debemos despertarla.

Pero al girarse, miró sorprendido a la castaña parada en la puerta de la habitación, sonriendo.

—¿Te despertó?

—Sí —sonrió ella—. No pensé que la alzarías, siempre temes hacerlo.

—Y lo sigo haciendo, pero tú estabas durmiendo y no quería despertarte.

—¿Quieres que le prepare el biberón?

—No, no, ve a dormir. Tú ya te quedaste hasta tarde, yo puedo.

—Y tú también, ven, vamos a la cocina.

Él la siguió por detrás, y al llegar a la cocina, se sentó en una silla, tomando a la bebé para poder verla de frente.

—Eres preciosa, hija —sonrió mirando esos grandes ojitos oscuros—. Muy bella. Creo que es la única que ha salido como tú —le dijo mirándola a Ivanna.

—Sí, y pensar que cuando nació, era rubia y de ojos claros como sus hermanitos.

—Es que ella se quiere parecer a mamá —habló en un tono suave, mirando a la bebé—. Sí, sí, esta bebita quiere ser igual de hermosa que la mamá.

—Uy sí, muy hermosa —rio con ironía Ivanna.

—Pero sí es la verdad, lo eres —le dijo con completa honestidad el rubio—. Más de uno me lo ha dicho...

...

¿Les cuento un secreto? Aun no sé que nombres ponerles a los bebés jajaja acepto sugerencias 💖

¿Sugar Daddy?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora