Examen Chunin Parte 2 (sueños)

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Volver de su pequeña misión personal desde el país de la lluvia terminó por consumir todo lo que le quedaba de chakra. Al aparecer en su departamento se desplomó del cansancio sobre la cama y se quedó dormido al instante. A mitad de la noche se despertó confundido y tirado en el suelo junto a la cama. Partes de una pesadilla se revolvían en su mente mientras, a una velocidad vertiginosa, se volvían borrosas para finalmente desaparecer por completo. Estaba totalmente cubierto de transpiración fría y hasta se sentía algo mareado. En el suelo se arremolinaban las sábanas de la cama a su alrededor. No entendía como una pesadilla se podia desvanecer tan rápido, pero se logró aferrar a una de esas partes y lucho con todas sus fuerzas para no dejarla ir. Era increíble como aquella pesadilla se desvaneció tan rápido, pero esa parte que logró conservar se quedó con todos los detalles. Detalles que de tan vívidos y reales parecían mas un recuerdo que un sueño.

Había visto a Hinata rodeada de una tormenta indescriptiblemente fuerte. Estaba atrapada dentro del ojo de una especie de tornado, no podría asegurarlo pero a eso se asemejaba, y rodeaba a una niña con sus brazos. Por un segundo el nombre de la niña pareció desdibujarse, lo conocía pero estaba cubierto por una bruma mental, por poco se le escapó del todo pero de pronto acudió a él, era Himawari, su hija. Una voz sonaba desde dentro de la tormenta, era la voz de quien lo había enviado al pasado, la voz de Atsume Otsutsuki.

-Las ha abandonado- decía la voz a Hinata y Himawari- prometió cuidarlas, pero ahora no está aquí.

Hinata respondía algo que Naruto no lograba entender, eso sí se había desvanecido. Pero lograba ver su rostro que estaba desfigurado por el miedo, y la ira. Lágrimas de ira y frustración caían desde el rostro de Hinata hasta el pelo de su hija. No tenía el Byakugan activado, parecía estar profundamente agotada.

-Estoy aquí- intentaba gritar él, pero notaba que su voz no tenía sonido, ni siquiera tenía un cuerpo. Veía todo desde una posición incorpórea que solo le es propia a las visiones y los sueños.

Hinata tenía el pelo enmarañado y más largo de lo que lo traía cuando él se fue. Su ropa estaba dañada y en varios lugares empapada de sangre. Himawari, escudada por el cuerpo de su madre lloraba y se aferraba a Hinata, tanto que la punta de sus dedos se ponían blancos y por sus mejillas cubiertas de tierra dos surcos estaban delineados por las lágrimas que no dejaban de salir.

El ojo de la tormenta se empezó a cerrar sobre ellas, un objeto, que no pudo identificar rozó el brazo de Hinata provocando una nueva herida por la cual emano una cascada de sangre. Entonces escuchó lo que Himawari le preguntó a Hinata con un claridad que produjo que su corazón se detuviera.

-Iremos con papá?

Hinata no contestó, se limitó a abrazar a Himawari aún más fuerte. Luego...oscuridad.

Hasta allí recordaba del sueño. Era terriblemente real, casi podía sentir la fuerza del viento, el olor de la sangre. Quiso creer con todas sus fuerzas que era todo solo un sueño, que no importaba cuan real pareciera no dejaba de ser un sueño, pero había algo que si era real, que era demasiado real. Por poco no había recordado el nombre de su hija. Himawari, Himawari, Himawari, repitió mentalmente una y otra vez. Una sensación fría recorría su cuerpo. Casi olvidaba el nombre de su hija.

Se volvió a subir a la cama, no sin cierta dificultad, y se recostó para luego mirar el techo en la oscuridad. Las imágenes aún seguían vívidas en su mente. Pensó que le costaría volver a dormirse después de lo que acababa de recordar del sueño, pero pronto se adormiló, agradecido por no tener que seguir viendo una y otra vez aquello comenzó a dormirse. Estaré ahí Himawari, papá lo promete, pensó y cayó dormido.

Naruto: Origins RebornDonde viven las historias. Descúbrelo ahora