Tiempo

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You’re just a memory 

Capítulo 35

‘Tiempo’

–¿Qué estás haciendo? – preguntó Justin, cuando casi sacaba el papel de adentro, dejándome sin aire. Me maldecí por ponerme de espaldas a la puerta.

Su tono frio y sin un rastro de que se había dormido, se escuchó como eco en mi oído. Lentamente, metí el papel nuevamente en el sobre, del cual, había sido descubierto el simple sello del hospital y nada más, para mi mala suerte; y volví a colocarlo donde estaba, luego de dar simples palmaditas cuando ya estaba sobre el suelo.

–Nada – le contesté todavía sin voltear. Produjo un sonido con su garganta, asustándome. Hace años, no me pillaban por estorbar en lugares de no-incumbencia.

Pero claro, este lugar me incumbe más que el hecho de que me llamo Miley.

–¿Puedes voltear aunque sea? – susurró en un tono suficiente fuerte como para escucharlo. Claramente, se debía a que estábamos en la misma habitación que la que mi hija dormía. Apretando la mandíbula, me paré del piso para mirarlo con los brazos cruzados. Se hizo un lado en la puerta, manteniendo un rostro duro e inexpresable… aunque sabía que estaba enojado. Muy enojado. Intentando hacerme la tonta, crucé la puerta saliendo y a los segundos, el suave roce de la puerta con el umbral sonó. Sin embargo, yo seguí caminando hacia el living, pensando que decirle… porque claramente, no podría: ‘Es que… quería ver que escondías’ No… no, eso no.

–¿Qué hacías revisando mis cosas? – habló a mis espaldas. Duro y frío. Duro y muy frío. Como si no me conociera. ¿Y qué? Yo en estos momentos, no lo reconozco… él no es Justin. Lentamente volteé para encontrarme con su mirada oscura y… ¿enojada?

–No revisé nada – contesté moviendo nada más que mi boca y la lengua. Lo miré de la misma forma que él me miraba a mí. Intimidante, creo.

–¿Segura? – levantó una sexy ceja y prácticamente, me sentí perdida… pero lo ignoré al instante. ¡Por dios! ¡Debo concentrarme! Maldito pero sensual Bieber. Torcí la boca pestañando lentamente, como si diría: “Y sí… idiota” 

–Solo buscaba mi pulsera y encontré el sobre – mentí. Que profesional soy haciéndolo. Puedo ser actriz… o asesina. Nah, idea descartada. Quería reír por su cara de tonto, pero no lo hice.

Frunció el ceño, nuevamente, y creo que esta vez, fue porque no me creía.

–No mientas, Miley. – su lengua desató mi nombre de repente, sonando y asintiendo ante lo enojado que pensaba que estaba. 

–¿Mala siesta, amor? – pregunté intentando molestarlo. Amo ver como se enoja. Sin embargo… hoy estaba raro, y como siempre, cuando discutimos… hablo tonterías, haciéndolo reír y terminamos besándonos y saliendo. De mis labios, se formó una sonrisita burlona y buscando diversión. A pesar de todo, y raramente, la suya estaba sin demostrar ni un sentimiento, ahora.

–No… no la llamo mala siesta, la llamo mala novia – escupió con firmeza de repente. Oh. Eso dolió más que nada; y se notó, porque mi cara se cayó hacia abajo, dolida. Las lágrimas aparecieron en mis ojos, pero luché en que no caiga ni una, por mi estúpido orgullo que debía ser respetado. Sin hacer como las veces anteriores, que yo terminaba llorando en su hombro, se quedó parado, ignorando el dolor de esas palabras.

El pecho me dolía y también me sentí estúpida. Pero sobre todo… culpable.

–¡No es mi culpa! – Grité defendiéndome – ¡Me preocupo por ti, idiota! – un poco más despacio, para que no despierte a Julietta.

–¡Si te preocuparías y me amarías no revisarías lo que es mío! – contestó él, del mismo tono. Cada palabra, parecía veneno para mi pecho. Hace mucho no me sentía así. Y creo que la última vez, fue cuando mi mamá murió y él se fue.

–¡Eres mi novio! – mi garganta se desgarró en aquella frase. Su ceño se aflojo un poco.

–Necesito un tiempo – dijo sin rodeos luego de unos pocos segundos que parecieron una eternidad. Perpleja, abrí los ojos gigantes. Las lágrimas picaban en las esquinas de mis ojos, de nuevo, pero no podía llorar. No. No me esperaba esto… ni tampoco pensé en consecuencias como esta. Jamás. 

–¿Qué? – pronuncié en un pequeño hilo de voz herida. Mordí mi labio para guardarme todos los estúpidos sollozos que quería derramar. Mi corazón latía desenfrenadamente, pero no por amor… por tristeza. Tanto, que parecía que corrí una maratón y me saldría volando del pecho. Un nudo en mi estómago; los mocos que se aflojaron por la sensibilidad y las terribles ganas de llorar y… mis piernas, que intentaban no temblar. Sentía como si estaba en las Placas Tectónicas… y un gran, pero gran agujero en mi interior.Solo dijo un tiempo… no para siempre. No para siempre. No es para siempre.

–Necesito descansar un poco – completó completamente serio, como si no le doliera nada… no le molestaba. Estaba siendo estúpida cuando solo yo me lastimo sola.

–Entonces vete – escupí con firmeza, ignorando las lágrimas y el dolor. No hizo un movimiento alguno, lo que me enfermaba totalmente. – Vamos… ahí está la puerta – señalé con mi dedo índice el lugar indicado. Inseguro se acercó y besó mis labios en un pico… y lo hizo antes de que pueda hacer algo. No sé por qué… pero sentía la extraña sensación que se alejaba por algo.

Tomó varias cosas, que en lo absoluto me importó, y volvió a la habitación, donde dormía Juliette. Sin embargo, yo me quedé parada, limpiando la única lágrima que estaba decidida a que iba a ser la última que largaría por su culpa. En pasos largos y lentos, caminó a la puerta como si estaba pensando todo y recapacitando.

–Vuelve cuando te sientas seguro – dije sin pensarlo, lo que me hizo arrepentirme al pensar que ese ‘seguro’ quizás sea ‘nunca’.

Se dio la vuelta antes de llegar a la puerta, y me inspeccionó por un momento. No me sentía segura… y menos si él se iba.

–Te amo.

 ••◘◘PD: Las amo.♥

PD2: Se acerca el final lalalalal *música de suspenso*

You're just a memory (2 temporada de I fell for you)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora