You're just a memory (2 temporada de I fell for you)

Navidad. Muérdago. Regalos

You’re just a memory 

Capítulo 28

‘Navidad. Muérdago. Regalos’ 

-Papá Noel también vino para ti, Miley - dijo Lucy, entregándome una caja envuelta en un papel de regalo roja con un moño azul gigante. Abrí mi boca, en una mueca de sorpresa y reímos juntas. Aún no eran las doce.

-¡También llegó a mi habitación para ti! – exclamé con entusiasmo, señalando su obsequio. Tomé el mío, y como una niña emocionada de 5 años, lo sacudí escuchando lo que tenia adentro; me dispuse a abrirlo… o romperlo sin delicadeza alguna.

Oh… por Dios. <<¡Esto es hermoso!>>

-¡Lucile! – chillé con lágrimas en los ojos. Era un par de puntas, de las que usábamos para bailar, totalmente viejas y sucias, también arqueadas por nuestro notable esfuerzo; ambas eran distintas. Una suya, y la otra mía, que no tengo idea de donde las sacó.

Metí la mano adentro, donde se encuentra el yeso, en la punta del lado derecho y sentí una caja. Luego de sorber mis mocos que se aflojaron por la sensibilidad, la saqué, rebelando una cajita roja.

Esta vez, la abrí con delicados movimientos de mis dedos; dejándome ver, una cadena dorada, seguramente de oro, con una bailarina de dije.

-Dala vuelta – ordenó con una sonrisa y en sus manos, mi regalo para ella. Obedecí y leí las letras impregnadas y talladas en una letra divina: ‘Siempre seremos las mejores bailarinas y mejores amigas. L’ 

Mi regalo, ni se comparaba con el suyo… esto era especial, y sin duda, se ocupó y se esmeró por mí.

-Esto es precioso – limpié unas lágrimas que secretamente cayeron.

-Me alegro que te haya gustado, Miley.- La miré y sonreí, con una mirada de “Abrilo”

-¡Lo recordaste! – exclamó ella con entusiasmo y sorpresa al abrirlo. 

-¿Cómo no? – pregunté retóricamente. Lancé una carcajada mientras ella apretaba su peluche de cerdo con un lindo tutú rosado casi fucsia - ¡Chanchita! – no aguanté la risa, y dejé que se escapen algunas risitas divertidas; ella me miró rodando los ojos pero también rió conmigo.

Cuando teníamos catorce años, solíamos llamarnos como animales entre nosotras y Romeo y Emilio. Ella era una chanchita por su nariz pequeña y redondita; Emilio una jirafa por su altura; Romeo un gato porque tenía ojos verdes como un… mmh… gato, y era bastante peludo… ¡MUY! Peludo; y yo… yo era una chiguagua por lo acelerada que soy, lo pequeña {que sigo siendo}, lo chillona {que también lo soy} y por… lo loca, que eso sí que nunca, jamás en la vida me lo sacaron. Nada más, que ahora, me estoy comportando más normal <<ajá>> porque la doctora, mi ginecóloga, dijo que podría hacerle mal a Julie y blablablá; aunque es mentira, porque yo se que ella será tan loca como su madre y también, va a ser un orgullo para mí al ver como mi hija se destaca entre la multitud haciendo tonterías.

Solo imaginando: yo y Justin riendo, Julie delante de nosotros con un moño rojo en la cima de su cabello, mas grande de lo que es su cabeza y saltando de lado a lado con todas las personas mirando; que Justin tenga un globo de corazón en la mano, y un disfraz de payaso y yo… el de una abuelita. 

La noche pasó relativamente anormal. Claro, anormal por el paisaje que teníamos gracias al balcón en el último piso del hotel, dejando a la vista todos los fuegos artificiales de los colores más inimaginables del mundo; desde rosas hasta amarillos como patos. Para colmo de mi vista, a lo lejos estaba la torre Eiffel, deslumbrándose y destacando entre todo, con sus luces parpadeando en rojos y blancos. Me sentía encantada… única y jodidamente como si estaba en el cielo; es que era tan hermoso que dolía verlo a los ojos; es como cumplir un sueño, o una meta que hubieras o desearías con tu vida cumplir… yo lo hice hoy conociendo y pasando una navidad en Paris, mi ciudad soñada; hace meses grabé el video como bailarina y tendré una hija con alguien perfecto como es Justin… puedo morir en paz.

No solo eso era todo, se podía observar, también, a los globos de papel que volaban por nuestras cabezas, no literalmente; nosotros habíamos tirado varios, y yo deseé que desde ahora en adelante, todo esté bien… es cosa de ver y rogar que sí se cumpla.

Parecía una niña… una niña emocionada y ¿Quién no lo estaría? Además, Justin estaba pegado a mí por la cintura, apoyando su mentón en la caída de mi hombro; sorprendentemente callado. 

No solo era el paisaje lo que me hacía sentir emocionada… también, estaban presentes las personas más importantes para mí. Justin y Julie.

Sinceramente, me arrepiento de darle el regalo antes de tiempo a Lucile, pero no podía aguantar… ella había dado indicios de lo fantástico y lo mucho que me iba a gustar. ¡No era mi culpa! ¡Ella me tentó! Reí tontamente mientras admiraba mi cadena que colgaba delicadamente en mi cuello.

-¿Qué ríes? – preguntó él. Lo miré todavía sonriendo. 

-Nada importante – iba a besarlo, pero recordé lo del muérdago. 

-¡Hey! – exclamó Jus, frunciendo el ceño. Lancé otra carcajada y negué con la cabeza, volviendo mi vista al paisaje urbanizado de enfrente. Aunque, para decir verdad, ya habían cesado los cohetes pero las luces todavía eran presentes a lo largo de la ciudad y más en la Torre.

De sorpresa, unos brazos se colocaron a unos centímetros arriba de nuestras cabezas. Ambos y de forma sincronizada, subimos con la mirada y luego atrás, donde Fredo y Lucile nos miraban divertidos, sosteniendo el muérdago con sus manos. Reí y sin pensarlo, me volteé para besar a Justin, sin esperar su respuesta ni que él tome la iniciativa.