Dolor

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You’re just a memory

Dolor

La noche de navidad, fue inolvidable. El regalo de Justin, era un hermoso cuadro gigante, con siete portarretratos grandes y unidos entre sí, mostrando fotos juntos… tomadas de la cámara pero no tengo idea en qué momento me sacó mi cámara.

Sonriendo, besándonos (justamente, la del día de la reconciliación), mirándonos, haciendo muecas, caminando y ya con la panzota de embarazada. Sinceramente hermoso, más el efecto blanco y negro que daba un sentir antiguo pero con estilo.

-¡Justin! ¡Maldita sea! ¡Quiero un puto helado! – grité enfurecida.

Esto de las hormonas me tenía harta. Más contar el viaje. Más contar las contracciones que empezaron esta semana. Más Julietta, que se mueve como si mi estómago es muy pequeño; y lo es… según el doctor, corro “riesgos” porque el diámetro es 29 cuando tiene que haber 35. De todos modos, no estoy asustada. Mis antojos subieron, y tengo 10 contracciones de cinco minutos cada una… ¿doloroso con solo escucharlo, no? Pues, imagínate como me siento.

-Miley cariño – me interrumpió cariñosamente. Este último tiempo, me aguantó como nadie.

-¡Nada Justin! ¡Nada! – le dije gritando, todavía. Era como si yo no me manejaba pero mis impulsos sí; me di la vuelta y crucé mis brazos debajo de mis pechos crecidos… prácticamente, me tiré en la cama y para cuando me di cuenta, estaba llorando y sollozando.

-No llores – me dijo y se acercó para limpiar mis lágrimas – hace cinco días vienes tomando un kilo de helado sola – acarició mi rostro, tiernamente.

-No importa – sollocé y puedo jurar, que mi voz salió como el de una niña pequeña – quiero helado – sorbí mis mocos mientras miraba sus ojos inundados en comprensión.

-Te puede hacer mal, Miley. - se alejó de mí, para pararse derecho y luego agacharse para quedar a la altura de Julie. Acarició mi vientre y lo besó varias veces, mientras yo seguía llorando pero no tenía idea si era por felicidad, dolor por la nueva contracción o por… porque tengo ganas de mariconear <<como siempre>>.

-Pero necesito helado – él levantó su cabeza con una sonrisa y se paró nuevamente, después de dejar un corto besito en mis labios.

-¿Sabes Miley? Esta vez ganas – rodó los ojos, quitando su sonrisa y yo, pude sentir como mis ojos se agrandaban en felicidad, por el helado, y sonreía tontamente.

<<¡Victoria!>>. 

Limpié mis lagrimas del rostro, y lo miré, que a pesar, seguía con la misma cara. Le tiré un beso con los labios. Volvió a rodar los ojos y se alejó de allí.

-¡Te amo, estúpido! – le grité divertida pero al instante, lancé un gemido de dolor porque la contracción se profundizó. Él se había ido, luego de responder un ‘Yo no’ que era totalmente falso, pude notarlo.

Prendí el televisor y puse mis manos en mi estómago. Dolía… pero no demasiado, por lo menos no ahora. El doctor de México, el país donde estábamos hace unos tres días (ahora, nos encontramos en Argentina, aunque no lo crean y nos quedaremos un tiempo aquí), por el tour de Justin, me dijo que debo cuidarme y que es normal por mis treinta y ocho semanas de gestación que tenga tantas contracciones, porque se estaba abriendo mi cuerpo; y a pesar de que mi estómago no está lo suficiente grande, y Juliette debe pesar unos dos kilos, él dijo que podré tenerla sin problemas aparentemente, pero que tengo más riesgos que lo común por el tamaño de ella, ya que dos kilos es muy poco para un bebé de ocho meses, casi nueve.

Quiero. Helado. 

Miré el reloj del noticiero que estaba mirando, y marcaba las 11.38 pm. Bufé y me di vuelta, mientras cerraba mis párpados.

El dolor me inundó. Me sentía dolorosamente mal. La parte de debajo de mi cuerpo, me dolía y sentía como si se abría todo para mí. De repente, agua empezó a salir, mojando la cama, mis piernas y mi ropa interior. Gemí horrible cuando todo se sintió peor. 

-¡Ay! – grité mientras me sentaba en la cama, tomando mi estómago y maldiciendo en mi mente. – ¡Aaaaaaaaaaaay! – grité mucho más desgarrador, que me dolió escucharlo hasta a mí misma Justin, que estaba a mi lado, se despertó de repente; mis dolores eran peores. Mi fuente se había roto y cada vez, sentía como me desvanecía por el dolor. No sé que hizo por estar concentrada en el dolor, pero vi que me alzó en sus brazos y abrió varias puertas corriendo y sosteniéndome. Me daba la sensación que pesaba quinientos kilos para él, pero sin embargo, nunca se detuvo. Cerré los ojos, intentando no gemir por el dolor una vez que entró al ascensor. 

-Bájame – ordené con un hilo de voz.

-No Miley. Cállate – habló con imperiosidad. En su voz, se notaba el temor, la desconfianza y las temibles ideas de que me pase algo. Me sostuvo con más firmeza y abrí mis ojos, seguramente rojos por las lágrimas contenidas.

-Me duele – gemí en un susurro. Me miró con miedo… temor, un Justin que jamás vi. 

-Ya lo sé, cariño – se acercó con su nariz, y acarició mi mejilla izquierda, la que chocaba con su pecho – Todo estará bien, amor – susurró. Él estaba más asustado que yo, incluso; y podía sentirlo… pero luchaba con su interior para que se vea lo contrario e intente darme fuerzas, aunque era imposible.

El dolor seguía. No paraba. Y cada vez, aumentaba más con mi corazón que latía desenfrenadamente. El líquido seguía en mis piernas, dándome a sentirme mojada y asquerosa. Por más de que lo intente, no podía callarme y fingir que estaba bien, porque los quejidos que largaba, eran totalmente provocados por mi garganta sin respuesta de mí.

A todo el dolor, más la suciedad, más la garganta que ardía como si me estuvieran quemando con algo tóxico, más mi corazón desenfrenado, más Justin nervioso y temeroso hay que sumarle mi miedo porque mi bebé de ocho meses esté bien.

¡Gracias! 

PD: Las amo.

PD2: Está por terminar… lalala.

PD3: Perdón por no subirles capítulos estos días, estaba muy ocupada y como estaba en vacaciones quería relajarme, ustedes me entienden♥

You're just a memory (2 temporada de I fell for you)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora