3: Señor Jones

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 — ¿Qué? — George estaba muerto de la risa y a penas pudo articular aquella pregunta después de que le conté, en cuanto llegó, todo lo que había pasado con cierta llamada hace dos días. Ante su risa, fruncí el ceño.

— ¿Por qué te ríes? ¿Quién es ese condenado 'Brian'? — lo asalté con preguntas y él continuó sonriendo alegremente. — ¡Me despertó y me llamó tu 'dama de compañía'! — lo acusé entonces, como si eso fuera a despertar su lado protector y le hiciera dejar de reír, pero no sucedió nada de lo que esperé. George estaba realmente entretenido con toda la situación esta.

— Olvidé por completo que una vez le dí el número de este lugar — soltó como si estuviera hablando solo, pensativo. — Creo que estaba intentando ser cuidadoso, por Pattie, ¿Sabes? — y finalmente tuvo la decencia de mirarme y conversar conmigo, no con su otro yo invisible.

— ¿Qué se supone que significa eso? — pregunté.

— Bueno, Minnie, las chicas usualmente tienden a decir que Brian consigue a quien desee y cosas por el estilo — se encogió de hombros. — Realmente lo aprecio, a pesar de todo, no me malentiendas. Él es como yo, nos entendemos el uno al otro perfectamente. Tener a John y Paul al lado como los grandes compositores de una banda grande como la nuestra es un lugar solitario a veces. Brian lo entiende, Brian lo vive...

Y, de pronto, fui dejada en un estado bobo que provino de la impresión. Conecté las piezas mientras hablaba y no me costó llegar al fin del misterio sin tener que preguntar directamente. Accidentalmente mantuve una conversación horriblemente hostil con...

— Brian Jones — dije de pronto. George me miró en silencio y asintió como si fuera cualquier cosa.

— No te preocupes, él no sabrá quién eres o qué haces realmente aquí. Sé que no te gusta conocer a nadie de mi entorno, menos "estrellas de rock" — lo miré y presentí que intentaba calmarme por algo que ni siquiera había llegado a considerar todavía. — Lo llamaré uno de estos días y le diré que tu nombre sí es Cayenne y... no lo sé, solo... no te preocupes por ello ¿Vale?

— Vale — le aseguré. No pasaron ni cinco segundos cuando cambié de opinión. — No. George, yo... solo dile quien soy, si quieres. No hay necesidad de ocultarme, eso sería peor, probablemente solo conduciría a malos entendidos y cosas que no queremos, ¿Sabes?; no me importa si él sabe que soy tu decadente amiga, esa que conociste a través de la esposa de Ringo. No me importa que sepa que eres casi mi niñero cuando no eres el esposo o el beatle allí afuera.

Pude ver que George se interesó bastante en el giro de la situación.

— ¿Por qué? — preguntó con simpleza.

— ¿Por qué qué? — le pregunté de vuelta.

— No quieres que Pattie, John, Paul ni nadie de mi círculo cercano sepa quién eres y por qué estás aquí. Maureen y Ringo prácticamente juraron no hablar sobre ti y yo lo hice también... y de pronto quieres que le diga a un rolling stone que tú eres tú y...

— Oh, ¿Piensas que a ese rolling stone le importará quién soy? A él no le importará ni un pequeño pedazo de mierda, créeme. Con esto solo quiero evitar los rumores, porque... ¿Qué le dirías a Pattie si Jones, por alguna casualidad de la vida, hiciera correr el rumor de que tienes un piso de soltero y, además, tienes a una chica en él, una chica que no existe y que por lo tanto no puede aparecer para negar aquello? ¿Cómo suena eso?

George permaneció callado, pero me miraba como si quisiera rebatir.

— Suena a engaño — le informé. — Así que anda, si Jones quiere saber: Soy Minerva Pound, alcohólica, cesante y, por alguna razón muy jodida, amiga tuya, ¿Sí?

Justo después de terminar de hablar, lo vi sonreír. Su clásica sonrisa dentuda y hermosa, a mi parecer; esa que podía levantarme el ánimo en cualquier momento, pero que jamás me perteneció ni me pertenecería. Suspiré y le sonreí levemente de vuelta.

— ¿Sabes? He estado sobria por dos días — canturreé como si fuera todo un éxito lo que le estaba contando. Parecía una niña esperando una recompensa por su duro trabajo, cuando en realidad estuve aquellos dos días demasiado ocupada obsesionada con saber quién era Brian, tanto así que olvidé por completo cualquier otra cosa, incluyendo a mis adicciones.

Mis adicciones son usualmente reemplazada por otras adicciones, así es como funciona mi cuerpo, como funciono yo. ¿Acaso aquello era lo que pensaba que era? ¿Fue Brian Jones una adicción momentánea que me hizo permanecer sobria por dos días?

Estoy, por así decirlo, impresionada. 

Cotchford Farm || Brian JonesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora