George me contó cuán usual era que Brian se colara por entre las rejas y plantas de cualquiera de sus propiedades y se pusiera a gritar su nombre hasta que él saliera y le dejara entrar; entonces pasaban el rato juntos haciendo nada, dejando que el tiempo se esfumara en buena compañía y eso era todo. Estaba sorprendida, claro, pero después de la primera impresión, debo decir que Brian era, de hecho, un buen tipo.
No olvidé, sin embargo, que él golpeó a su novia y consiguió que cinco mujeres quedaran encinta, olvidando a sus hijos en el camino. Esa historia me daba escalofríos al ver lo calmado, inteligente y gracioso que era en persona. Qué salvaje vida ha tenido, y eso que yo pensaba que la mía lo era.
— ... Bueno y creo que arruiné todo con esta chica cuando la llamé "Anita" aquella noche. ¡Qué pesadilla! — nos contó Brian mientras nos fumábamos un porro. George permitió que yo fumara también porque estábamos en presencia de Brian. De otro modo no hubiera conseguido ninguna calada.
Así es como terminé compartiendo el dichoso porro con los dos guitarristas como si mi vida fuera esto. Loco. — Intenté explicarme con ella para que no se fuera, pero la chica seguía gritando y ugh... le dejé ir. Creo que ella realmente pensó que teníamos algo, y eso si que es un "no, no" inmediato.
Observé cómo él hacía un ademán con la mano mientras una sonrisa adornaba su rostro.
— Si no estás listo para eso de las citas, entonces no las tengas. Ya sabes que puedes conseguir a quien quieras y puedo apostar que comprenderían que no quieres compromisos, pero llevaste a esa chica a cenar, así que... — comentó George. Brian le pasó el porro y lo aceptó poniéndolo en su boca mientras seguía hablando. — Pero bueno, basta de temas amorosos, ¿Cómo está la banda?
Brian se encogió de hombros.
— No he oído de ellos — respondió.
De pronto, reí. El hombre estaba loco. George y los chicos siempre estaban cerca, o en contacto, casi al punto de vivir juntos como en la película esa, Help!; solo que cuando todos se casaron e hicieron sus vidas, la cosa se distanció pero yo diría que mínimamente. Entiendo que Brian esté sufriendo un gran extrañamiento de su propia banda porque uno de los integrantes anda con su ex-novia, pero esa no es excusa para tratarlos como si fueran desconocidos. El rubio hablaba como un hombre que no tenía idea de la banda que él mismo había formado, y era bastante extraño oírle hablar así.
Vi, de pronto, como George y Brian compartían una mirada secreta y me ofendí por ello.
— ¿Qué? — los reté.
— Nada, amor. ¿De qué reías? — me preguntó Brian con calma, con esa suave y pomposa voz suya. Escucharle era como drogarse en un tono de voz. Extraño.
— Brian, ¿Cantas? — le pregunté de vuelta y pude ver que estaba algo confundido por el cambio de tema.
— Uh, no. No tengo la voz para ello — respondió.
— ¡Qué pena! Tu voz es tan suave como un almohadón de plumas — los dos guitarristas me miraron como si se me hubiera pasado la mano con el porro ese. La verdad es que no estaba ni la mitad de drogada de lo que consideraba mi límite. — Lo sé, estoy tratando de hacer una estúpida comparación entre texturas y sonidos, pero imaginen... solo imaginen cómo funcionaría eso en la vida real. La metáfora, digo.
Brian me envió una larga mirada antes de hablar y mover sus ojos hacia George.
— ¿De dónde dijiste que sacaste a esta mujer? — preguntó.
— Él no me sacó de ningún lado, ¿Cierto George? — me defendí de inmediato. — Soy un ser completo y nadie puede "sacar" de ningún lugar, ¿Entiendes?
Jones rió. Una hermosa risa, debo anotar para mis interiores.
— Entendido — dijo lentamente y pronto todos nos vimos sumergidos en otro tema.
* * *
Al final de la noche, George se quedó dormido en el sofá del salón principal, Brian estaba medio muerto a su lado, en el suelo, y yo estaba al lado de este último, en el mismo estado, al borde de caer en el mundo de mi subconsciente. Ninguno dijo palabra alguna por un largo rato, pero entonces:
— ¿Por qué no has oído de tu banda? ¿Es que no te preocupa en absoluto? — susurré para que solo Brian escuchara. Él volteó su cabeza hasta quedar observándome directamente con sus ojos cansados y respondió:
— Son ellos a los que no les importo.
Y su respuesta fue tan seria y oscura que le creí.
— ¿Por qué? — no pude detenerme, quería saberlo.
— Ellos piensan que no puedo controlarme. Ellos piensan que cada uno puede, excepto yo — contestó, encogiéndose un poco. Yo le sonreí, una sonrisa que le decía cuánto lo entendía.
— Lo entiendo — le dije, le dejé saber con palabras lo que sentía. — ¿Por qué crees que George me tiene aquí todo el tiempo? Si no estoy aquí, él está convencido de que voy a terminar muerta algún día.
Brian bajó su mirada a un punto de la alfombra de George y luego volvió a mis ojos. Compartimos una profunda mirada que, en la oscuridad, era más profunda que lo que imaginaba que era un agujero negro en el espacio.
— ¿Irías a Cotchford Farm ahora que sabes quién soy? — una vez más, extendió su invitación hacia mí. Estaba casi hipnotizada y perdida en el momento cuando me lo preguntó, así que no hubo otra respuesta que la que le di después de una breve, muy breve pausa entre sus palabras y la mía:
— Sí.
Nos quedamos dormidos en el suelo. Ni siquiera nos importó.
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Cotchford Farm || Brian Jones
FanfictionSe había enamorado de George Harrison en cuanto Maureen los presentó, años atrás. Lástima que había una Pattie Boyd en medio. La vida no es siempre como uno desearía que fuera. Ahora: sin trabajo, sin hogar y con una fuerte adicción al alcohol, Min...