Grace
6 de diciembre 2014
—¡Cincuenta minutos! ¡Salimos en cincuenta minutos!
Mi corazón late desbocado mientras asumo el significado de estas palabras. Faltan solo cincuenta minutos para salir a escena. Mi primer estelar, el momento que he estado esperando durante tantos años. El primer momento de mi vida en el cual demostraré cuanto amo lo que hago, para lo que estudio, para lo que vivo. El primer paso al futuro. Un gran y maravilloso futuro.
Suspiro discretamente y me enfoco en terminar mi ligero y sencillo maquillaje. Una leve sombra marrón, solo un poco de color en las mejillas y un ligero tono durazno en los labios. Nada en exceso, la naturalidad era lo que más caracterizaba a Elizabeth Bennet en los mil ochocientos.
Me estoy mentalizando para el personaje desde hace días, pero durante todo el día de hoy prácticamente he respirado a Janne Austen. Una copia de la obra original permanece abierta sobre mi tocador, justamente en el capítulo treinta y cuatro, la primera declaración de Darcy hacia Elizabeth, una escena que, a mi parecer, refleja con creces el carácter de ambos protagonistas. También el soundtrack de la película está sonando, llenando la pequeña y estrecha habitación en la cual me encuentro.
«Es una verdad mundialmente reconocida que un hombre soltero, poseedor de una gran fortuna,
necesita una esposa». Repito aquella cita en mi mente, realmente tengo un gran problema mezclando ideas una y otra vez. Mis diálogos son dispersos y los murmuro constantemente mientras termino de arreglarme. Cualquiera que entrase en este instante y me viera, bueno, pensaría que estoy a segundos de un ataque de ansiedad, pero, en realidad, los nervios son los que menos me molestan en este momento.
En realidad, con el paso del tiempo adquirí la habilidad de bloquear pensamientos indeseados, y justo ahora está siendo de utilidad. No pienso en nada ni nadie más, ninguna otra cosa que no sea la obra importa.
—¡Grace, aquí están los vestidos! —Sáhara entra en el camerino y cierra la puerta tras ella. En sus manos carga todos los vestidos que hoy usaré—. Demonios, Cobiane, date prisa.
Ruedo los ojos y me levanto, dejando de lado la brocha de rubor. He terminado de mi rostro, ya solo debo ocuparme de mi cabello, pero eso podrá ser después de colocarme el primer vestido. Sáhara me ayuda en la tarea. Se encarga de que la falda caiga como debe ser y el discreto escote este en su lugar, ajusta mi cintura y al final me mira con clara satisfacción.
Ella es un ángel al completo, puesto que me ayuda a realizarme un peinado semirecogido, dejando algunas ondas sueltas enmarcando el rostro. Cuando mi imagen está impecable y por fin terminada, me miro al espejo y puedo decir que me siento orgullosa de como luzco. Casi podría llorar, pero, sin duda no estropearé todo lo que realice.
—Luces espectacular —murmura la chica a mi lado.
—Gracias —digo con honestidad—. Gran parte de esto es debido a ti.
—Lo sé. El vestido te luce realmente divino.
Yo río y en ese justo momento llaman a la puerta. Sáhara me desea suerte y sale del lugar, dejando pasar a Esteban.
Vaya que me sorprende verle aquí. En realidad, aunque suene cruel admitirlo, casi me había olvidado de él. Han sucedido tantas cosas en mi vida que el chico no había estado en mi lista de prioridades. Pero es agradable verle aquí.
Él me dice cuan hermosa me veo y acepto el cumplido solícitamente. Me entrega un pequeño ramo de doce dalias rosas. Es la primera persona que me regala flores el día de hoy y se siente realmente bien. No podemos charlar en realidad, menos de cinco minutos después él se retira, deseando lo mejor. Yo dejo las flores sobre el tocador y salgo al corredor, donde están anunciando la primera llamada.
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Prohibido Decir Te Quiero [TERMINADA | BORRADOR 2017]
RomanceGrace Cobiane es una chica que sabe lo que quiere. Persigue sus sueños sin importar qué puedan decir los demás. Dejando de lado su carácter engreído y la hábil lengua sarcástica, hay una parte de ella que es real y pocas personas conocen. Cuando su...