Esclava del Silencio

XXXII. ¡Dime la verdad!

*¡Hola! He visto muy poca interacción en el capítulo anterior y sé que es por mi tardanza... si ustedes desean que la historia ya se acabe, háganmelo saber para que no siga alargando más el final con otras ideas. Aquí traigo uno nuevo que espero les guste... es la primera parte de la verdad*

DISFRUTEN SU LECTURA...

Todos se quedaron sorprendidos con la actitud que tomó Inés en ese momento. Sin embargo, el aplomo que había mostrado se desvaneció al ver aparecer a su madre en el lugar.

–¿Tú qué haces aquí, mamá? –Cuestionó con desconcierto y un poco de enfado.

–Vine porque Diana Elisa me lo pidió cuando supo lo que tu hermano había hecho, ella quería que hablara con él cuando llegara a la delegación –explicó lo más tranquila que pudo.

En ese momento a Inés se le vino un recuerdo en la mente...

>>Flashback<<

*Departamento de Diana Elisa*

Inés llegó a los pocos minutos de la salida de Victoriano y doña Elena. Diana Elisa la recibió y los niños la llenaron de besos mientras los muchachos salían de la habitación para saludarla por igual.

–Llegaste muy temprano por los niños, pensamos que vendrías hasta la tarde por ellos.

–No quise incomodarlos más, Elisa. Honestamente, Luciano no debió pedirte nada –apenada.

–No tienes de qué apenarte, Inés. Es normal que pasen esas cosas, estás recién casada.

–Déjate llevar, nanny, tienes que disfrutar –le pidió Connie.

–Además, a mi papá no le molesta estar con mis hermanos, por el contrario, los disfruta mucho –agregó Casandra.

–Por cierto, ¿dónde está? –Preguntó con curiosidad.

–Con abu –le dijo el pequeño Mateo.

Diana Elisa cerró los ojos por la indiscreción del niño mientras Inés los miraba entre sorprendida y nerviosa.

–¿Qué hace Victoriano con mi mamá, Diana?

–No lo sé, Inés. Tu mamá vino a buscarlo al departamento pero salieron a tomar un café. No quiso hablar nada aquí.

–Al parecer no quería que ninguno escuchara pero...

Emiliano se vio interrumpido por la llegada de Victoriano. Todos voltearon a verlo y, cuando notó la presencia de Inés, su nerviosismo aumentó.

–¿Cómo te fue, Santos?, ¿te regañaron? –Preguntó Diana Elisa con tono burlón.

Se quedó en silencio mirándolos. Tendría que mentir para que no pasara a mayores y la mejor opción era la negativa, decir que estaba bajo amenaza.

–Algo hay de eso pero no quiero hablar del tema.

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*En otra fecha*

En el corporativo la esperaba su madre con una clara intención de interrogatorio.

–Hola, hija. ¿Cómo estás?

Un poco nerviosa. –Bien, madre, ¿tú?

–También estoy muy bien, hija –le sonrió. –Quiero saber ¿por qué no has llevado a los niños a la casa?