CAPITULO 1

350 40 6
                                    

Corría por los pasillos, junto a la camilla, su corazón latía a mil por hora, el de la persona en la camilla dejo de latir no iba a permitir que se fuera, subió sobre la camilla iniciando el RCP 30 compresiones llevando su boca hacia la otra para darle aire a sus pulmones, antes de llegar a la sala de reanimación, checo el pulso de la persona, este se sentía nuevamente y estaba respirando nuevamente, al llegar bajo de la camilla donde el medico en turno recibió a la persona, el volvió a respirar sintiendo la adrenalina de su cuerpo bajar los latidos de su corazón normalizarse y una sed impresionante.

Camino hacia la maquina de cafés comprando uno, caminando por un gran pasillo totalmente desolado entrando en una sala donde había un pequeño comedor y dos grandes sillones junto a tres pequeños, tomo asiento en uno de los individuales dándole un gran sorbo a su café concentrado en sus pensamientos tenía tantas cosas en mente, tantas cosas por hacer y lo peor es que no tenía tiempo para realizarlas

-Lo hiciste de nuevo.- pego un brinco al escuchar la voz de su amiga, ni siquiera se había dado cuenta en que momento había entrado a la sala.

-Tan rápido corren los chismes por aquí.- le dio otro sorbo a su insípido café, necesitaba uno de verdad bien cargado y sin azúcar.

-¡CLARO! ya sabes como son las cosas aquí, sobre todo si se tratan de ti, el residente mas sexy según las enfermeras y pacientes, Eres famoso amigo.- miro a su amiga literalmente aventándose sobre el sillón situado junto a el. -Estoy MUERTA de cansancio, solo quiero llegar a mi casita y aventarme en mi camita y no saber nada hasta el siguiente día.

-Pero no puedes querida, nos queda toda esta noche y todo el día, si bien nos va saldremos hasta mañana en la noche.- su amiga soltó un gritito que lo hizo reír. - además no soy un residente sexy y menos famoso. -Su amiga soltó una carcajada.

-Ya lo se, eso es lo peor que ya estoy cansada y falta mucho para terminar, Sabes que varias de mis pacientes cuando te han visto me han dicho que si te darían.- el rodo los ojos mientras su amiga le arrebataba su café.

-Tus pacientes están embarazadas o en parto no creo que digan eso.

-Me lo han dicho querido, sabes que en esa etapa las mujeres somos una bola de hormonas insaciables.- los dos rieron, viendo la puerta y entrar a su amigo quien había recibido a la persona que resucito.

-¿Como esta el paciente?.- pregunto al verlo sentarse.

-Estable.- le dirigió la mirada.-Gracias por resucitarlo, Gracias a ti esta vivo.

- No hay nada que agradecer es mi trabajo y amo hacerlo.- Escucharon el llamado hacia su amiga al área de maternidad.

-Me voy, el deber me llama debo traer a las nuevas generaciones sanas y salvas. -Dio un gran suspiro levantándose, saliendo de la sala y dejando a sus amigos.

-¿Como van las cosas?. -Pregunto su amigo, el soltó un gran suspiro rascándose la barbilla.

-Me faltan muchas cosas por arreglar, no he tenido mucho tiempo y el día se acerca solo faltan tres semanas, no se como le voy hacer.- camino hacia la ventana mirando las personas entrar y salir del lugar.

- No estas nervioso, es un paso muy importante el que vas a dar.- camino hacia el poniendo su mano sobre su hombre. -¿Estas seguro de querer hacerlo?

-Totalmente seguro, es una de las decisiones mas importantes de mi vida.- volteo la mirada hacia su amigo.- no te imaginas como deseo que llegue el momento. -su amigo asintió con una sonrisa.

Estuvieron platicando unos momentos, hasta que cada uno tomo un pasillo diferente, el caminaba a paso rápido siendo saludado por varias de las personas que laboraban junto a el brindándoles una sonrisa que era lo que lo caracterizaba.

Así la noche y el día pasaron, entre medicamentos, urgencias, que no le permitieron descansar en ningún momento, agradecía que por fin había terminado su turno, fue hasta su casillero donde se quito la bata blanca que cubría su ropa, guardándola ahí y sacando su mochila, estaba por salir, cuando la puerta se abrió estrepitosamente vio a su amiga entrar con cara de cansancio.

-¡POR FIN! vámonos ¿quieres que te lleve? -pregunto su amiga abriendo su casillero y haciendo los mismo que el, sacando su bolso y poniéndose su suéter, el solo negó.

-No, vendrán por mi, pero gracias por ofrecerme un aventón.- su amiga hizo una mueca.

-esta bien, ¿estas seguro que vendrán por ti? no quiero que te quedes solo esperando.

-Si ya me mando mensaje que viene en camino.- su amiga resignada acepto tomando sus cosas.

-ok, entonces nos vemos después querido.- le dio un beso en la mejilla, su amiga camino hacia la puerta abriéndola. - Eres mi mejor amigo Gerard, te quiero. - se sonrieron mutuamente.

- tu también eres mi mejor amiga Kristin, te quiero muchísimo.

El era Gerard Arthur Way medico recién graduado con honores, realizando su residencia en el hospital saint claire, tenía una vida perfecta, estaba realizando sus sueños ganando fama poco a poco y el cariño de varios médicos por su gran empeño y determinación, pero sobre todo por la gran vocación que demostraba en el trato a los pacientes.

Camino hacia la salida con su mochila sobre el hombro, varios médicos y pacientes lo saludaban, sintió el frio sobre su piel a pesar de llevar una camisa manga larga su piel se erizo, dejo la mochila sobre una banca poniéndose su chaqueta, no pudo evitar mirar el anillo que adornaba su dedo sonriendo inconscientemente, escucho la bocina de un auto, volteo sonriendo aun mas grande en ese auto se encontraba su futuro esposo.





Holisss
Una nueva historia, me siento tan insegura de que sea buena y que les guste, la portada me salió del asco prometo practicar para mejorarla a pesar del miedo que siento aquí estoy publicandola denle su amor aunque sea un poquito las y los quiero.

SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora