CAPITULO 6

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Estuve dos días encerrado en mi habitación solo quería dormir, me sentía tan cansado, mi madre, Kristin o alguno de mis amigos entraba a la habitación rogándole para que comiera algo o saliera de la habitación , pero yo no deseaba nada de eso, no sentía hambre.

Solo lograron sacarme el día que llegó Jared a informarme que tenía que ir desocupando mi departamento, ya tenía algunas cosas empacadas pero aún tenía que empacar mas, los planes eran que cuando regresamos de nuestra luna de miel Marck me ayudaría a terminar de empacar.

La realidad caía cada día más sobre mi había sido plantado en el altar, había vendido mi departamento, no tenía donde vivir, Mikey me ofreció su departamento pero no era una opción ya que como el casanova que es siempre salen y entran chicas diferentes y ese no era un ambiente el cual deseara en estos momentos, Kristin me ofreció su departamento al igual que Bert pero no quería aceptar la ayuda de ninguno de ellos, se que estarían molestándote e insistiendome  para que dejara mi cama y mi dolor y no estaba dispuesto a dejarlo quería seguir sumido en mi auto compasión.

Al final mis padres me ofrecieron regresar a casa en lo que buscaba un nuevo departamento, Jared me dijo que podría negociar la venta de mi departamento cancelar el contrato de compra venta yo solo tendría que pagar una indemnización, pero no acepte este lugar me traía muchos recuerdos; lindos no lo negare, pero no quería quedarme en un lugar donde el más mínimo detalle me recordaba al hombre que desprecio mi amor.

En un día terminamos de empacar todas mis cosas, claro con la ayuda de mis amigos y familia, las fotos y regalos que me había dado Marck los guardé en una caja, no estaba listo para deshacerme de ellos todavía, al siguiente día estaba abandonando mi departamento dejando que la tristeza se apoderará de mi con más fuerza, mi hermano y Bert estuvieron a mi lado, les agradecí que no dijeran nada y me dejaran llorar, hasta que llegó el momento de partir, Bert paso su brazo por mi hombro en forma de abrazo y me jalo poco a poco hasta la puerta del que hasta hace unas semanas era mi hogar, yo lo abrace por la cintura escondiendo mi rostro en su hombro y dejándolo guiarme hasta el auto, mi hermano se encargó de cerrar la puerta del hogar al que no volveré jamás, dejando una gran parte de mi vida en este.

Siempre te dicen que las cosas pasan por algo, que de las cosas malas aprendes y te haces más fuerte, yo en estos momentos no veía para nada estos puntos, estaba rodeado de personas que yo sabía me querían y se preocupaban por mi, pero yo me sentía tan solo, sabía que estaba en depresión y que necesitaba ayuda; pero  sinceramente no la queria.

Al llegar a la casa de mis padres subí a mi antigua habitación y está detallaba bien como me sentía las cortinas negras y los dibujos de un chico emo recordaba esos tiempos con nostalgia, dejé mis maletas en un lugar de mi habitación y me tiré en la cama a seguir durmiendo, así pasaron los días mi madre entraba todos los días con charolas de comida, fruta o jugos, de los cuales quedaban casi intactos, solo comía unos bocados y lo hacía solo por mi madre, su insistencia y sus ojitos a punto de llorar.

Odiaba ver llorar a mi madre y me dolía saber que su rostro con semblante triste y ojeras, eran causados por mi culpa, pero no podía hacer nada intentaba levantarme, más no podia, la sola idea de enfrentarme a la realidad que en una semana más me esperaba y estaba aterrado de las habladurías a mi alrededor, estaba seguro que ya todo el mundo sabía que era el chico abandonado en el altar, no quería sentir sus miradas de lastima hacia mi persona.

Una tarde después de que mi madre saliera de mi habitación con la charola de comida casi completa, me acosté quedándome dormido inmediatamente que no escuché mi puerta abrirse y no me esperaba lo que estaba por suceder.

- LEVANTATE. - sentí como quitaban el mundo de cobijas en el cual me encontraba, sobresaltandome.

- Que demonios te pasa Bert, déjame en paz. - Intenté taparme nuevamente pero Bert lo evitó.

- NO, ya estuvo bien de auto compadecerte Gee, se que lo que pasó te duele, pero ya debes seguir adelante. - Sentía la presencia de Bert al lado de mi cama.

- No quiero y tú no entiendes, tu no perdiste nada Bert, así que vete al demonio y déjame en paz. - me volteó dándole la espalda, no me espere sentir como Bert me levantaba de la cama casi a rastras. - SUELTAME, SUELTAME, HIJO DE PUTA. -  comencé a patalear golpeando a Bert varias veces, pero mi cuerpo por falta de alimento estaba debil, Bert me metió al baño directamente a la ducha sin esperarlo abrió las llaves, sentí el agua fría recorrer todo mi cuerpo.

- No te atreves a decir que no he perdido nada Gee, porque tú sabes que perdí lo más valioso de mi vida. - abrí los ojos enormemente al recordar la terrible perdida de mi amigo. - tú sabes que perdí a mi Jenni y a nuestra pequeña y se lo que sientes. - los dos llorabamos al recordar.

- Perdón Bert, pero siento que no puedo seguir. - Bert me acurrucó en sus brazos.

- Se que es dificil, pero debes seguir, cuando perdí a Jenni mi mejor amigo no me dejó solo y estuvo ahí partiendome las bolas para que saliera de la mierda en la que estaba metido, ahora me toca a mí partirte las bolas a ti y sabes que soy bueno en eso Gee. - después de muchos días sonreí con las locuras de mi amigo.

- Siento que no voy a poder Berti. - sentí los labios de mi amigo en mi frente dejando un beso.

- Yo se que tú puedes, porque no puedes dejarme solito Gee, por favor no lo hagas, que haría sin mi mejor amigo. - me abrace más a el dejándolo quitarme la ropa y tallando mi cuerpo .

Al salir del baño Bert se quitó la ropa mojada mientras yo me vestia, busque entre mi maleta ropa que sabía el siempre dejaba en mi departamento tendiendosela para que se vistiera, después de esa plática con mi amigo me sentía un poco mejor, sentía que había sacado gran parte de mi enojo, como cuando te quitas un peso de encima, estaba más relajado.

- Prepara una mochila y mete algo de ropa que nos vamos. - ví a mi amigo con una mueca de desagrado.

- De que hablas Bert?

- Vamos a sanar un poco tu corazon, nos vamos a mexico

SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora