CAPITULO 9

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Un año había pasado y al final después de pasar por varias especialidades la pediatría me había llenado totalmente, ahora comprendía el porque mi amiga amaba su especialidad los bebés son tan frágiles, tiernos, son demasiado hermosos, aunque yo no solo convivía con bebes, de verdad me sentía feliz con mi desicion.

Era aproximadamente medio día, después de una mañana llena de consultas, me dirigía hacia la cafeteria, mi estómago estaba gruñendo ya que solo había tomado junto a mamá un café y pan tostado antes de salir de casa; caminaba tranquilamente cuando unos pequeños zapatitos de color rojo  llamaron mi atención, estaban atrás de un carrito de utensilios para enfermera tapado con una sabana, al estar cerca notaba como movía los piecitos ansiosa, jale rápidamente la sábana encontrándome una niña de cabellos castaños totalmente despeinada con el moño que llevaba en la cabeza desacomodado.

- Buuuu. - me hice el asustado y ella reía por esto. - te chuste veda.

- Si pequeña que manera de asustarme. -Me agache a su altura acomodando un poco su cabello y moño. - ¿Como te llamas princesa?

- Me llamo  Meyan. - inmediatamente pensé que era muy pequeña y seguramente no sabría pronunciar su nombre correctamente.

- Que hermoso nombre digno de una bella princesa.- ella sonrió emocionada.

- Siiiiii mi Papi tamien diche que soy una plinchecha.- brincaba y aplaudía con alegría.

- Vamos a buscar a tu mami. - me levanté tomando su mano y caminando junto con ella. - dime princesa ¿ Dónde dejaste a tu mami? - ella se encogió de hombros, suspiré moría de hambre y perdería tiempo buscando a la madre de esta pequeña.

Caminamos por varios pasillos y ni rastro de la madre de la pequeña, estoy pensando en llevarla a seguridad y de ahí busquen a su madre, tomamos el camino hacia seguridad, la princesita no deja de platicar pero realmente no le pongo atención estoy más concentrado en encontrar a su madre porque muero de hambre y mi estómago suena cada vez con más insistencia, estamos a unos metros de seguridad cuando escuchó un grito.

- MEGAN, MEGAN. - me giro en dirección a los gritos y veo a un chico corriendo hacia nosotros.

- PAPI. - la pequeña se suelta y corre hacia la persona yo sonrió pensando en que se la pequeña se llama megan.

- Mi amor no vuelvas a esconderte princesa estaba muy asustado buscandote. - los veo abrazarse y al chico dejar varios besos en su frente y mejillas mientras ella sonríe. - prométeme que no volverás a esconderte Meg.

- Pometido Papi. - los dos dejan un beso en la palma de su mano uniendolas.

Se me hace una escena muy tierna pero tengo que interrumpirla mi estómago está chillando de hambre y antes de pasar venguenzas me retiraré, me acerco hacia dónde están y el chico parece notarme por primera vez ya que carga a la niña  y se acerca unos paso hacia mi.

- Gracias por encontrar a mi princesa, le encanta esconderse nunca lo hace lejos pero ahora lo hizo ya estába muy asustado. - la pequeña sonrie mientras él le pica su pancita.

- No se preocupe estaba por dejarla en seguridad para que buscarán a su familia, soy Gerard Way. - estiró mi mano.

- Lo siento. - cambia a la niña de posición para estrechar mi mano. - Frank padre de esta princesa. - besa la mejilla de su hija. - de nuevo muchas gracias por encontrarla.

- De nada,  bueno los dejo. - pongo mi mano en el cabello de la niña. - Bueno Megan princesa cuídate y pórtate bien ya no asustes a tu papá. - ella asiente mostrando sus dientecitos.

- Pometido. - sonrió al ver que ella besa su mano y la extiende hacia mi esperando que yo haga lo mismo sin pensarlo mas hago lo mismo que ella juntando nuestras manos, me levanto mirando a su padre el cual me sonríe yo hago lo mismo despidiéndome.

SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora