CAPITULO 19

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La búsqueda de mi casa seguia, hasta ahora no había encontrado un lugar que me hiciera sentir la sensación de que estaba en mi hogar o esa tranquilidad que te provoca el sentirte que estás en el lugar correcto, pero por mi poco tiempo disponible la tarea de buscar era lenta.

Con Andy las cosas iban muy bien, teníamos citas, el siempre con detalles hermosos, en mi consultorio o casa siempre habían enormes ramos de flores que el enviaba, me encantaban sus detalles y no lo negare me emocionaba cada vez que veía a mi asistente entrar con un enorme ramo que habían dejado para mí o al llegar a casa mi madre me mencionaba lo celosa que estaba por los hermosos detalles que recibía, Kristin se emocionaba tanto al verlos y siempre me comentaba que éramos su pareja favorita y que ya estaba considerando salir con alguien y tener novio, claro que el saber eso a mi hermano no le pareció en absoluto.

Lo único que daba vueltas en mi cabeza y me preocupaba es que no sabía nada de Megan y Frank, sus estudios ya deberían estar hechos pero pasaban los días y yo no recibía ninguna señal de su parte, así que un día me arme de valor y al finalizar mi turno e inventarle a Andy que estaba algo indispuesto para salir con el que prefería irme a casa, maneje por las calles que recordaba quedaba el hogar de Frank, me perdi un poco ya que ese día al ser de noche todo se veía casi igual y ahora aún con algo de claridad algunas calles se me hicieron desconocidas totalmente, entre dar vueltas en una calle y otra logré encontrar su casa.

Baje de mi auto y camine por el empedrado en su pequeño jardín habían algunos juguetes tirados, camine a la puerta de entrada tocando el timbre en dos ocasiones y esperando un poco pero no obtuve respuesta toque nuevamente pero nadie salió, ya rendido de que no podría verlos, camine con destino hacia mi auto pero una voz me sorprendió.

-Hola muchacho ¿Buscas a alguien?- la vecina de Frank una señora ya mayor había salido de su casa.

-Buenas tardes señora, si buscaba al chico que vive en esa casa.- la señora me veía con desconfianza y en estos momentos ya sentía que el estar ahí era una mala idea.

- ¿De dónde lo conoces? - estaba a punto de responderle cuando una vocecita que reconocía grito al verme.

- PLINCIPEEEE. - la pequeña Megan salió corriendo del interior de la casa hacia la reja de entrada que estaba cerrada.

- Hola princesa ¿Cómo estás?- me agache a su altura nos dividían los barrotes de la reja pero ella extendía sus brazos para abrazarme.

- estoy enfema tengo tos ¿Cómo chabes donde vivo?- sonreí ante su pregunta ella no sabía que yo los había llevado esa noche a su casa.

- Me lo dijo un pajarito. - toque la punta de su nariz mientras ella reía.

- Megan. - la llamo la señora cuando llegó hacia nosotros. - cariño ¿Conoces al muchacho?

- Sip, es el plincipe con el que vamos es el dotol que me legalo mi vestido de plincesa. - la señora me miró sorprendida.

- Oh lamento haber sido tan desconfiada pero entenderás que es una zona peligrosa y no se puede confiar en nadie, aparte que es muy raro que Frankie reciba visitas. - me dió ternura la manera en que había nombrado a Frank y la calidez de su voz al hacerlo.

- No se preocupe señora comprendo.- me levanté para hablar con la señora.- soy Gerard Way el doctor de Megan. - extendí la mano hacia ella presentándome.

- Mucho gusto, soy Marie la abuelita postiza de esta princesa y su vecina, ¿Gustas pasar a tomar un café? En lo que llega Frankie. - dude unos minutos al final aceptando.

La señora Marie abrió la reja mientras Megan se aventaba hacia mi abrazando mi pierna yo la levanté y ella me abrazo haciendo yo lo mismo, camine tras la señora Marie, dentro de la casa la señora Marie me invitó a sentarme en la sala mientras ella fue hacia lo que me imagino es la cocina, un perrito se acercó a mí oliendome.

SEGUNDA OPORTUNIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora