Capítulo V.

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El taxi se detuvo a la entrada de la casa y Bárbara le dijo a Mercedes:

- Bueno Mercedes, llegamos a mi antigua casa.

Mercedes tenía una mezcla de emociones algo extraña para ese día, estaba preocupada por lo sucedido en el desayuno, tenía pena por Bárbara y su pérdida, tenía miedo por no saber cómo reaccionar ante ella si volvía a preguntar que le había pasado esta mañana, y estaba ansiosa de saber más cosas sobre su niñez, su adolescencia, y por supuesto, cómo y cuándo se había echado a perder la relación con su madre y en qué momento había conocido a Nicanor.

Bárbara caminó invitando a Mercedes a seguirla, ya iban llegando cuando entre la gente que había apareció Natalia:

- Bárbara, ¡por Dios! me tenías preocupada, ¿cómo estás?, ¿dónde pasaste la noche?, ¿ya...?

Pero Bárbara la interrumpió.

- ¡Basta Natalia!, tantas preguntas que haces.

- Perdona que me preocupe por mi hermana mayor.

Entonces Natalia vio que Bárbara no estaba sola.

- Buenos días, soy Natalia Román -saludó a Mercedes-.

- Natalia, te presento a Mercedes Möller, es una muy querida amiga de Villa Ruiseñor.

Y se dirigió a Mercedes.

- Mercedes, ella es Natalia, mi hermana menor.

- Mucho gusto Natalia, lamento mucho tu pérdida.

- Gracias -la observé- pero pasen por favor... ¿Quisieran un café?

- No gracias Natalia -dijo Bárbara- ¿Ya está todo listo?

- Sí, están listos todos los detalles, falta que llegue Cristina y el padre Tomás para empezar el responso.

- Está bien.

Mientras estaban en esa conversación Mercedes se acercó al féretro de la madre de Bárbara, cuando la vio, entendió porqué Bárbara y ella nunca se habían llevado, ni siquiera se parecían, seguramente Bárbara era muy parecida a su padre.

- Mercedes, ven, ¿quieres conocer el resto de la casa? -le tomó la mano y la apartó de ahí-.

- Bárbara, no sé si sea buen momento para eso.

- Ven, no te preocupes, aún falta para el responso, además sabes que nunca sigo las reglas, ¡ven, vamos!  -y la llevó escaleras arriba-.

Mientras subían a Bárbara la asaltaban muchos recuerdos, ella jugando con sus hermanas, su madre llamándolas a comer, su padre tomándola en brazos, una infancia feliz hasta que él murió y todo se volvió un infierno, uno del cual escapó lo más rápido que pudo.

- Esta era mi habitación -le dijo-.

Abrió la puerta de la que fue su antigua habitación dejando que
Mercedes entrara primero, aún estaba igual, su cama, su escritorio, todos sus libros ordenados y algunas de sus fotografías, a las que Mercedes se acercó para mirarlas.

Después la llevó por el pasillo trasero hasta llegar al jardín, donde se había refugiado más de una vez, le indicó a Mercedes la antigua banca de piedra y se sentaron muy juntas.

-¿Estas bien Bárbara?

- Sí, es esta casa, tiene tantas cosas buenas y malas, aquí pasé los mejores momentos de mi vida, y también los peores.

-¿Y me contarás alguna vez?

- Si tú quisieras pequeña, tendríamos tiempo de sobra para hablar de todos nuestros secretos.

Donde Todo Comenzó... (Barcedes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora