Capítulo XXI.

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Luciano preparaba los detalles del juicio con el juez Fuenzalida un gran amigo y compañero de universidad. Apenas le pidió ayuda, él hizo lo posible para que le dieran ese juicio. Cuando lo obtuvo, acordaron que fuera lo más simple posible ya que no se presentaron testigos, ni nadie que los culpara de nada, y así, pudieran salir sin muchos aspavientos. De ese modo ni su familia en Londres ni los Möller sabría lo que les había pasado.

Bárbara acompañaba a Mercedes todos los días, la animaba a salir a caminar por las tardes y le comentaba lo bien que iban saliendo las cosas para Joaquín y Jhon. Ella ya había recibido llamadas de la familia Echegaray, preguntando el motivo de su retraso. Mercedes ya no sabía que decirles para que no se preocuparan.

- Tranquila Mercedes, en unos días ellos saldrán de ahí, y podrán volver a su vida normal en Londres -le decía Bárbara sin mucho ánimo.

- Lo sé. Aunque mi vida nunca será normal, hasta que te tenga a mi lado Barbarita.

Un abrazo y un beso dulce, suave y lento sellaba esa afirmación, como una promesa escondida tras sus palabras.

15 días después...

Joaquín y Jhon salían de la cárcel, algo sucios y golpeados, cortesía de Ernesto Möller, acordaron no decirle nada a Mercedes, pero pronto iría a arreglar cuentas con él. Por lo menos podía caminar y estaban en buenas condiciones, al verlo Mercedes se abalanzó sobre él mientras Bárbara desviaba sus ojos, evitando ver la escena. Jhon en cambio se dirigió a Luciano y le agradeció por haberlo sacado. Después de los saludos y gracias, los llevó a todos al departamento de Mercedes, pasarían la noche ahí y saldrían a primera hora para tomar el tren hasta Valparaíso y de ahí hacia Londres.

Al llegar Mercedes les ofreció un café antes de que Bárbara y Luciano se fueran. Bárbara iba a ayudarla, pero Joaquín la detuvo.

- Bárbara, ¿puedo hablar contigo un momento?

- Sí... claro -lo miró sorprendida.

Salieron del departamento y Joaquín le dijo:

- Bárbara, yo quería agradecerte por cuidar a Mercedes...

- No me tienes que dar gracias Joaquín, yo haría lo que sea por...

- Lo sé, y también sé que para ti esto es molesto -Bárbara lo miraba extrañada- que ella y yo estemos casados... y quiero que sepas... nosotros nos queremos como amigos.

- Yo lo sé.

- Entonces espero que me puedas ver como un amigo y no como un rival porque no es así...

- Yo no...

- Conozco esa mirada... pero no debes preocuparte. Yo quiero que sepas que voy a cuidar siempre a Mercedes, hasta que puedan estar juntas - tomó sus manos- te lo prometo Bárbara.

- Gracias Joaquín.

- Soy yo el que te agradece por todo lo que hiciste por ella y por mí -soltó sus manos y le tendió una- ¿Amigos?

- ¡Amigos! -la tomó Bárbara.

- Ahora tengo algo que proponer... ¿te irías con nosotros?, podrías pasar una temporada con Mercedes en Londres.

Donde Todo Comenzó... (Barcedes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora