Capítulo XXVI.

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Ernesto esperaba alguna noticia de Estela algo preocupado. Tenía una idea desde que habían logrado escapar, y necesitaba la ayuda de Bárbara. Debía volver a unir a su familia, él no podía permitir que Mercedes se alejara de su lado, debía pedirle perdón por todo lo que él le había hecho. Y la única que podía ayudarlo era Bárbara.

Alguien golpeó la puerta y dió permiso para entrar. Era Bárbara.

- Don Ernesto, me alegra verlo despierto.

- Y a mí me alegra verte de pie y recuperada Bárbara.

- Dígame ¿En qué lo puedo ayudar?, me dijo la señora Estela que necesitaba hablar conmigo.

- Bárbara... yo quería saber cómo estabas después de todo lo del secuestro. ¿Estás bien?.

- Bueno, estoy tratando de olvidar lo que pasó, aunque no voy a negar que es difícil. Una experiencia de esa magnitud no se olvida de la noche a la mañana.

- Te entiendo. ¿Y mi hija?, ¿Ella está bien?.

- Si, ahora que ya sabe que usted esta bien, está más tranquila don Ernesto. Pero cuénteme, ¿De que quiere hablar?. Sé que no me llamo solo para preguntarme esto.

- Si... la verdad yo... quisiera pedirte que me ayudes... con mi hija. No sé cómo pedirle... que me perdone. Le hize mucho daño y realmente estoy tan arrepentido, no quiero que me odie y se aleje de mí...

-¿Y por que no habla con Mercedes? ¿Asi como me dice a mi?

- Por qué conozco a mi hija, y aunque sé que ella es buena, tierna, comprensiva, ella es una Möller y es orgullosa. Cómo yo, como sus hermanos y sé que no va a querer escucharme. Por eso te quiero pedir que me ayudes. Yo se que ya es mucho pedir después de todo lo que hiciste por mi.

- No diga eso don Ernesto...

- Gracias a ti estoy vivo Bárbara...

- Mire, es mejor que se recupere bien y salga de aquí. Después le prometo que lo voy a ayudar en lo que quiera.

- Muchas gracias Bárbara, ven - le señalo un espacio en la cama y ella se sentó con cuidado- quiero pedirte una última cosa.

- Dígame, por favor...

- Escúchame... -tomo su mano- Yo quiero que cuides mucho a mi hija. Ella será muy feliz si está contigo, sé que la quieres...

- Don Ernesto...

- Déjame terminar por favor, para mí no es fácil hablar de esto. Yo vengo de una crianza tradicional Bárbara, creeme que aún no entiendo como dos mujeres puedan estar enamoradas...

- Tal vez sea por qué solo ve eso...

- Bárbara, ¿Que quieres decir?.

- Por qué solo nos ve como “dos mujeres”, Si le ayuda puede vernos a Mercedes y a mí como dos personas libres, que se encontraron en el mismo camino, que se enamoraron... que decidieron amar a pesar de tener todo en su contra y aún así no se rindieron. Que se aman sin medida alguna, don Ernesto.

- Lo intentaré... te lo prometo, solo denme tiempo.

- Claro que sí, no sabe lo feliz que me hace... ¿Sabe?, el amor y el cariño va acompañado del respeto Ernesto y así pienso vivir con Mercedes. Yo solo quiero hacerla feliz, ella es todo para mi...

- Tú solo hazlo realidad. Eres una gran mujer, valiente, fuerte, alguien que sin duda protegerá a mi niña.

-¿Puedo preguntarle una cosa?.

Donde Todo Comenzó... (Barcedes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora