Capítulo XVI.

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-"Llenando mis pensamientos", así que... ¿estabas pensando en mí?

- Quizás no me creas, pero desde que te conocí, no he dejado de pensar en ti Bárbara.

- Mercedes...- se acercó a ella y la tomó entre sus brazos- te he extrañado tanto...

- También yo Barbarita... ¡No sabes cuánto roge tenerte así otra vez!

Mercedes se separó un poco para poder mirar de cerca sus ojos, lágrimas escapaban sin control, pero ella las borró con sus manos, mientras Bárbara acariciaba su mejilla y con su pulgar tocaba sus labios. Deseaba besarlos, pero no se atrevía, alguien podía verlas.

Mercedes no resistió su cercanía y rozó sus labios. La miró como pidiendo permiso y esta vez la besó sin importarle nada. Volver a sentir el sabor de aquellos labios en los suyos, era un deseo contenido desde hacía mucho tiempo. Con una mano tomó su cuello, con la otra su cintura y la acercó más a ella, evitando que se fuera. Sólo quería tener a Bárbara cerca, sentir el calor de su cuerpo, que sus manos se aferraran a su espalda y no la soltará jamás. Sus labios la tomaban con necesidad, con desespero.

Bárbara volvió a nacer bajo el calor de los labios de Mercedes. Olvidó su miedo a ser vistas y se dejó llevar por la necesidad de la otra mujer. Su boca descubría de nuevo a la otra, en un ir y venir, lento, urgido. Lentamente se separaron, Mercedes dejaba caricias en su rostro, Bárbara apoyó su frente en la de ella, solo se escuchaban sus respiraciones agitadas, volvió a abrazarla; cuando sintió el temblor del cuerpo al que estaba aferrada y el agua de esos ojos cayendo como torrente en su cuello.

La joven Möller rompía en llanto. Bárbara trataba de con suaves caricias en su espalda, dejando que desahogara todo eso que no le había dicho con palabras.

- Lo sé Mercedes... Cálmate por favor, tranquila, todo estará bien. -la contuvo en su brazos, hasta que sintió que la respiración se tornaba calmada-... y sin poder evitarlo, la presencia de aquel joven volvía a invadir su mente y su razón, debía saber si ese hombre era de importancia para Mercedes, ella tenía que saber o los celos, borrarían toda su cordura.

- Tal vez no sea el momento Mercedes pero, ¿podría saber una cosa?. 

- Si dime, ¿que quieres saber?. 

-¿Que significa Joaquín para ti?. 

-¿En serio me estas preguntando "que significa"?

- Si... La verdad quiero saber si ha pasado algo entre ustedes... O si sientes algo mas que cariño por el... 

- Bárbara, Joaquín y yo éramos pacientes de la misma doctora charlatana Larraín. La única solución para poder salir de ahí y que nuestras familias nos dejará en paz era casarnos. Él me quiere solo como amiga y yo también. Nada más.

El silencio llegó en auxilio de ambas, que con respiros profundos trataban de calmar los golpes retumbantes de sus corazones, mientras la paz y la alegría que sentían estando otra vez juntas volvía con fuerza.

De pronto Mercedes despertó del trance y le preguntó:

-¿Y usted señora Echeverría?, dígame, ¿aún siente algo por mí?

-¡Cómo me puedes preguntar algo así!... tú siempre serás el amor de mi vida Mercedes. Lo sabes... y eso nunca cambiará.

-¿Y tu esposo?, ¿cómo es que estás casada otra vez?

- A Luciano lo conocí un tiempo después de que te fuiste. Fuimos amigos al principio, pero pasó el tiempo y nos casamos. Pero no es lo que crees Mercedes.

- No entiendo nada Bárbara.

- Luciano es como... un padre para mí, él sabe todo lo que pasó entre nosotras Mercedes. Yo le conté todo, desde mi madre, pasando por Nicanor hasta llegar a ti. Cuando le conté que no era del agrado del señor Möller, Luciano me propuso que nos casáramos, así Ernesto ni nadie podía hacerme daño.

Donde Todo Comenzó... (Barcedes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora