Capítulo XXV.

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Bárbara despertó gracias al tacto de una mano cálida y suave sobre la suya. Se sentía tan bien, era un toque que le transmitía paz, se sentía segura. Abrió los ojos algo mareada, y lo primero que vió fue unos hermosos ojos verdes, algo aguados, que la miraban con una mezcla de alegría y alivio.

Sintió una caricia en su mejilla y un beso en su frente. Respiro y el dulce olor de su perfume la envolvió y pensó que era un sueño, uno del cual no quería que la despertarán nunca.

Mercedes estaba ahí... junto a ella.

- Tranquila mi amor, no te muevas, voy a llamar al médico...

Mercedes salió y en dos segundos volvió a sumergirse en la inconsciencia agotadora, se sentía cansada, sus extremidades parecían de plomo. No tenía fuerzas para nada.

En la nebulosa que se encontraba escuchaba los ecos de voces lejanas. Quería despertar pero aún no podía abrir los ojos.

Mercedes no sé movía de su lado en todo el día y parte de la noche. Quería estar ahí sí despertaba, quería besarla, abrazarla. Joaquín le hacia compañía y también María Elsa, que desde que supieron que Ernesto y Bárbara estaban en el hospital de Chillán, no la había dejado sola ningún minuto.
Nicanor se había dejado caer pero como Bárbara aún no despertaba, no se quedaba más de unos minutos.

- No entiendo por qué no ha despertado aún Joaco. Me tiene muy preocupada.

- Tiene que recuperarse Mercedes, dale tiempo. Lo que vivió es algo horrible, no quiero imaginar lo que tuvieron que pasar para escapar.

- Lo sé. Solo quiero que se recupere para que nos vayamos de aquí.

-¿A Santiago?.

- No... mi papá fue capaz de encontrarnos ahí y separarnos.

- Mercedes...

- Lo he pensado mucho Joaco. Quiero irme con Bárbara, fuera de Chile, lejos de mi familia, Nicanor y de todos quiénes nos han hecho daño.

- Entonces se vienen conmigo a Londres...

- No Joaquín, claro que no...

- No pienso dejar que les pase algo, cuando puedo ayudarlas Mercedes.

- Pero Joaquín, es algo complicado. Yo no tengo trabajo allá y Bárbara...

- Pero nada. Pueden quedarse en nuestra casa todo lo que quieran, puedes trabajar y hacer tu vida junto a Bárbara.
Allá van a estar solas, juntas, felices. Además - la abrazó- sabes que siempre te voy a cuidar - miró a Bárbara- a cuidarlas...

- Joaquín... ¿Hablas en serio?.

- Después de todo lo que hemos pasado para ser libres, es lo mínimo que puedo hacer Mechita.

- Me va a faltar vida, para agradecer todo lo que has hecho por mí Joaquín.

- Igual que a mí. Tú me ayudaste a salir de la tiranía de mi padre, me hiciste valiente, me apoyaste en todo. Nunca me dejaste a pesar de que todo lo que amabas y por lo que luchabas estaba aquí. Jamás tendré cómo pagarte.

- Te quiero mucho Joaco.

- También yo Mechita... También yo.

La claridad de la habitación, fue lo primero que vio Bárbara al despertar. Se sentía mareada, y tenía el cuerpo adormecido. Trato de erguirse pero al mirar hacia el costado, vio a Mercedes dormida, apoyada en la cama, junto a su mano.
Con cuidado, movió su brazo y acarició el cabello de la mujer que era toda su vida.
Mercedes despertó de golpe.

Donde Todo Comenzó... (Barcedes) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora