Sola en su habitación, daba vueltas entre las sábanas intentando dormir, pero no podía.
No podía olvidar la sensación de los suaves labios de Bárbara, el dulce calor que le provocaba sus caricias, el sabor de su boca, la sensualidad de su voz al hablarle entre besos...-¿Me quieres?
- Más que a nada en este mundo pequeña.
-¿Quisieras ser...?
- ¡Sí!
- Pero no sabes lo que…
- Mercedes lo único que quiero es estar contigo, ¡te lo juro!. Y lo único que quiero ahora es volver a besarte.
La felicidad no le permitía olvidar por un segundo a esa mujer de piel morena, suave, ojos color chocolate y hermosa sonrisa. Su amistad íntima y plena se había convertido de a poco, tímidamente, en un amor tan puro, tan nítido, tan real, que quería luchar contra todo, aunque su forma de quererse no fuera aceptada, ni bien vista, aunque el mundo no lo entendiera.
Sólo con ella.
Sólo podía ser feliz con ella.
Le hubiera gustado pasar la noche entre sus brazos, pero la llegada de su padre lo había impedido. Aún no creía que había venido por trámites. Algo traía entre manos, pero no iba a dejarse manipular, no ahora que por fin viviría el amor de la mano de Bárbara. Dio un largo suspiro y se durmió con sus pensamientos puestos en ella.
Llegó pasada la medianoche pero no se arrepentía de esperar a que Ernesto se fuera. No podía irse de ahí, no sin antes darle la respuesta que ella quería, no sin antes de haberla besado. Necesitaba probar esa dulzura e inocencia que Mercedes llevaba en su ser, sobre todo en sus labios.
Labios que nadie había descubierto, labios que solo eran para ella y eso la hacía sentir una felicidad jamás conocida. No iba a permitir que Ernesto les arruinara la noche, aunque su llegada le provocara un mal presentimiento. Pero ahora no se preocuparía de eso. En su mente solo estaba Mercedes.Natalia apareció de la nada, con el enojo y la preocupación en su cara.
- ¡Bárbara por Dios! ¡Mira la hora que es! ¿Dónde estabas?, me tenías muy preocupada.
- Hola hermanita, perdóname. Me encontré con una amiga y me invitó a cenar. Se nos pasó la hora conversando.
-¿Amiga?, ¿qué amiga?, dijiste que no tenías amigas allá en... en...
- ¡Con Mercedes!, ella me acompañó al funeral, ¿recuerdas?
- La recuerdo, pero pensé que no sabías nada de ella.
- Así era, pero nos encontramos y...
- Bueno, por lo menos ya llegaste. Ya me voy a dormir. Buenas noches.
- Buenas noches Natalia, que descanses.
Días después…
Ernesto por fin se había ido. Al no convencer a Mercedes de volver con él, se había encargado de ayudarla a encontrar un colegio para hacer sus prácticas. Gracias a sus contactos consiguió que aceptaran a Mercedes en el Colegio Argentino Sagrado Corazón. También le había hecho prometer que iría más seguido a Villa Ruiseñor y que se cuidaría. Mercedes le dijo a todo que sí para que se fuera tranquilo y le encargó que le diera sus saludos a María Elsa.
Ahora que volvía a estar sola, lo único que quería era ver a Bárbara. No la había llamado ni visto para evitar las dudas y comentarios de su padre. Llenó la tina para tomar un baño y se arregló para ir a buscarla a la salida de la universidad. La extrañaba y deseaba más que nunca volver a tener su compañía.
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Donde Todo Comenzó... (Barcedes)
FanfictionUna historia diferente... Mercedes y Barbara se conocen en Villa Ruiseñor.. Pero por cosas del destino y de la desgracia.. coinciden en Santiago.. lo que empezo como una amistad y apoyo en momentos dificiles.. se convirtio en algo mas grande que ell...