Smoke Girl [Adrinette]

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Capítulo dedicado con cariño a Jejemoar uwur

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Pero ante su cercanía no voy a cambiar mi forma de ser con él, con cinismo le sonrío para luego estirar mi brazo y con todo el cariño posible mostrarle mi precioso dedo corazón.

—Impresiónate con esto.—mascullo molesta, espero que reaccione de mala manera pero hace todo lo contrario.

—Hermoso.—musita con diversión para luego depositar un suave beso en este, al sentir su textura una intensa corriente eléctrica recorre mi espina dorsal, este chico sólo logra causarme sentimientos extraños.    

Sin darme cuenta los guardaespaldas nos hacen subir a una enorme limusina donde en esta llevaba un montón de seguridad, hasta podría decir que me sentía halagada por ser rodeada de varias personas que se dedican a asegurar el vehículo en caso de que escapara con mi amiga.

—¿Cómo nos hallaste?.—pregunto dudosa al estar dentro del inmenso espacio. 

—Tú, tú me impresionaste.—en su masculina voz noto que hay asombro, y de dejarlo sorprendido era obvio nadie podía evitarlo.—De hecho, no hiciste nada mal, todo estuvo muy bien planeado. Subirte un auto ajeno, robártelo  y deshacerte de este en un lugar lejano, cambiar tu apariencia e ir a un hotel pagando con una cuenta anónima pero lo que más me asombro.

Soltó una pequeña risa, mirándome fijamente a sus orbes esmeraldas profundos, oscuros y brillantes como una hermosa constelación de estrellas.

—¿Hacerte pasar por una lesbiana? Eso supero todas mis expectativas.

—Idiota.—mascullo entre dientes para luego rodar los ojos.

—Creo que si hubieras estado tu sola te hubieras salido con la tuya.—la sangre de mis venas se congela al oír esas palabras, volteo mi cabeza como si se tratara del exorcista al darse cuenta de ello Adrien traga en seco.—Alya, muéstrame tu teléfono.

Por un momento ella duda, pero con aires de inocencia y el rostro en estado neutro saca su móvil del bolsillo de su pantalón, abro la boca tanto que empiezo a pensar que está a punto de llegar al suelo.

Mis instintos  asesinos quieren salir a la luz, por lo cual con todas mis fuerzas esbozo un intento de sonrisa amigable, que al final falla ya que está llena de pura maldad.

—¡Alya andabas con el celular!.—exclamo indignada, incluso puede suponer que tengo un pequeño tic en el ojo ya que al ver mi actitud el blondo ríe ante mi comportamiento infantil.—¿Por qué no lo tiraste?

—Nunca pensé que nos rastrearían por ahí.—responde avergonzada, suelto un suspiro intentando tranquilizarme, por una parte ella tiene la culpa, sin embargo, yo  la he puesto varias veces en riesgo.