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—Louis.—pensé para mí misma, Adrien enarcó una ceja.—Tú no, así se llamará uno de los bebés.

El blondo sonrió con dulzura, acercándose a mí tomo mi rostro acunándolo entre sus manos, mi corazón latió como loco anhelando su suave toque.

—Si es así entonces llamaremos a la niña Emma, como tanto te gusta.—depositó un pequeño beso en mi frente.

Reí como una tonta enamorada, a veces me preguntaba como alguna vez había sido una perra con este chico tan dulce como el chocolate, quien iba a pensar que me enamoraría de un chico como él, nunca fue mi tipo pero tenía algo magnetizante que llamaba mi atención.

—Y decir que juré no enamorarme nunca, ahora me encantas y...—detuve mi vergonzosa charla, él me incitó a continuar con un beso en los labios.—Aunque no lo creas dejaría todo por ti, y me tienes entre tus manos, Adrien Agreste.

Aparté la mirada de él, totalmente avergonzada. Podía ser mucha clase de personas pero aún no me acostumbraría a ser una mujer cariñosa con la persona que amaba. Más bien, antes pensaba que dejar todo por amor es un acto estúpido.

Nunca comprendí como una persona podía necesitar de alguien para ser feliz si podía amarse a sí misma y seguir adelante, pero la cosa es que aún así siempre te sentirás solo. Las personas siempre nos sentimos solas e intentamos llenar el vacío con gente que ni nos quiere.

Pero ese vacío que carcome el corazón puede ser llenado por personas que de verdad queremos, y más con la persona que amas, con la persona que está dispuesta a estar a tu lado siempre así como tú al suyo.

Joder, creo que me he vuelto muy sentimentalista. 

—Tú me tienes en las tuyas desde que abriste la puerta de tu casa para deshacerte de mí.—bromeó, un bonito hoyuelo apareció en sus mejillas haciéndome sonrojar.

—Y pensar que me abrías creído si no hubiera usado esos shorts de diseño, mis pendientes y mi cara manicura.—recordé.

¡Ay, que recuerdos tan divertidos y tóxicos!

Como olvidar cuando Adrien era un precioso ángel que quería llevar al pecado y vaya que lo logré (espero no irme al infierno)

—Siempre he admirado tu inteligencia.—acarició mis cabellos azabaches.

Me levanté un poco y mis manos alcanzaron sus hebras doradas, tocándolas a mi antojo como siempre había deseado.


Estaba sentada sintiéndome como una jodida reina, una reina embarazada con un maldito humor de perros, aunque debía admitir que estaba aliviada de que las cosas habían mejorado. 

Había regresado a casa mi madre había denunciado a Tom por falsificar su nombre y obligar a casar a una menor de edad, en total fue cinco años por la falsificación y diez por casarme sin autorización. 

La idea de que mi viejo terminara quince años en prisión no me agradaba, y si, mamá pagaría una fianza cuando él  estuviera más tranquilo y no nos hiciera daño. Después de eso me divorcié de Nino, la firma de papeles terminó en una comedia romántica, donde ambos abrazamos a nuestras respectivas parejas.

Ah, y no se me olvide, cumplí 17 años y ya tengo cuatro meses más a los gemelos (que por cierto son niño y niña) en mi vientre, y digamos que cada mes me  vuelvo más exigente y caprichosa.

—Gracias por aceptar no tomar alcohol todo este tiempo.—agradeció cariñosamente tocando mi enorme vientre.

—¿Aceptar?.—pregunté sarcástica.—No lo hice por ti, no lo hubiera hecho de todas formas.—refuté de forma orgullosa.

—Además has comido muy bien todo este tiempo, princesa.—bromeó.—Más de lo necesario.

—¿Me estás diciendo gorda?.—fingí molestia.

—No lo eres.—él negó con la cabeza, divertido.—Eres perfecta, todas las mujeres embarazadas son preciosas.

Creo que estar embarazada era peor que tener la regla(menstruación, Andrés o como quieran llamarlo) porque en un instante mi cabeza comenzó a sacar ideas locas.

—¿Estás viendo a otra, no?.—cuestioné, él hizo un gesto de indignación.—Y encima está embarazada.

—Bugaboo, paso las 24 horas cuidando de ti y no me da más ganas de hacer otra cosa. Mis bebés van a nacer muy sanos y grandes.

—¿Y ahora me dices que soy una pesadilla?.—reí bromeando.—Adrien si me vas a dar apodos de cariño al menos ve que significan, y sabes, toda esta conversación me ha dado mucho hambre.

El rubio suspiró profundamente.

—El sandwich de atún y nutella otra vez no por favor.

—No, quiero un vaso de leche con malvaviscos y una taza de cereal, please.

—A sus órdenes, my lady.

Salió de la habitación para traer lo que quería, creo que después de tener a los niños tendría que hacer ejercicio, mucho.

—Muy bien chicos apresúrense porque andar cargarlos me va a volver más enana de lo que soy.—con cuidado me levanté de la cama, sentí una dolorosa contracción.—¡Pero les falta una semana! No me digan que se lo tomaron enserio.

Mientras más hablaba más sentía ese dolor en el vientre.

—Vale, vale, malcriados.—gruñí.—Cuando nazcan les daré unas buenas nalgadas para que no anden de rebeldes igual que su madre —otra contracción.—Bien, nalgadas no, mejor llamo al causante de esto. ¡Adrien! ¡Maldita sea, Chat! ¡Tus hijos van a nacer! Chale, su padre está sordo pero relájense que ya viene.

—¿Hablando sola?.—se burló, recostándose en el marco de la puerta.

—¡Sola! ¡Tus hijos son unos malcriados!—exclamé, él me dedicó una mirada de paciencia—Estoy sintiendo contracciones tus hijos ya vienen.

Sonreí cuando su rostro burlón desapareció y empezó a temblar como una gelatina cuando la mueven. Soltó la taza, derramando la leche que había querido.

—No te me pongas dramático y ayúdame.—demandé.

Lentamente me guió hacia el auto, con nervios intentó meter la llave para prender el auto y casi la suelta si no le regaño. Fuimos rumbo al hospital.

—No me importa si estás follando, Nino. ¡Los gemelos ya van a nacer!.—chilló aterrado y tiró la ventana el celular.

R.I.P iPhone 10, bueno supongo que el muy millonario ya se comprara otro.

—Oye, ¿quién va a parir, tú o yo?.—se excusó diciendo que estaba nervioso.—No importa, no vayas demasiado rápido que podemos tener un accidente ¡y no apartes la mirada!

Casi a punto de matarnos el blondo logró esquivar a un vehículo.

—¡Calmate, loco!.—exclamé.—La que va a sufrir en dar a luz soy yo, no tú.

—¡Mis hijos no nacerán en la parte delantera de un auto.

—Si quieres me pongo atrás, a ver si te calmas, pequeña reina del drama.

 Hasta la próxima -dubsted- 




Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora