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Siguió besándome hasta hacerme rodar, quedé encima de él y otra vez volvía a besar sus labios con ferocidad, al principio él quedó sorprendido por lo cual aproveché en meter mi traviesa lengua en su cavidad bucal. 

Abrió los ojos como platos por unos segundos para después cerrarlos y dejarse llevar por mí, acarició mi rostro con ternura hasta luego bajar a mi espalda, tocando debajo de la tela con suavidad, al sentir el toque de las yemas de sus dedos me estremecí con algo de miedo.

—¿Estás bien?.—preguntó preocupado mientras se separaba un poco de mí, un pequeño hilo de saliva unía nuestras bocas.

—Tengo frío.—confesé por lo bajo.

Me apartó de su regazo con delicadeza para encender un calentador portátil. Sonreí con ternura por su gesto, volvió a colocarse sobre mí, observaba con detenimiento cada una de mis facciones con sus profundos ojos esmeraldas.

Era la primera vez que veía a sus preciosos orbes verdes brillar demasiado como una bella constelación  de estrellas.

—Gracias.—agradecí, acaricié con mi mano derecha uno de sus pómulos sonrojados.

Este como un gato cerró los ojos, se refregaba sobre mi palma buscando más de  mi cálido contacto.

—Primera cosa educada que dices desde que te conozco.—rió con diversión.

Arruinas el ambiente, Agreste.

Lo mandé a callar uniendo nuestros labios, seguimos acariciándonos pero conforme pasaba el tiempo los roces se volvían más desesperados, ambos queríamos conocernos de una forma más íntima.

Sin darme cuenta la ropa comenzaba a estorbarnos, y empezamos a quitarnos las prendas hasta quedar en ropa interior. Adrien rasgó mi sostén con algo de timidez para luego acercar su mano a mis bragas las que sacó con lentitud mientras apreciaba mi cuerpo desnudo.

Me encontraba jodidamente caliente y aquello que había provocado eso era él, con travesura saqué el bóxer del Agreste hasta que este quedara desnudo. Contemplé sus expresiones y su abdomen.

Estaba segura de que este chico había sido esculpido por los mismos dioses, aún no tenía el valor en este tipo de situación de acariciarlo como deseara por lo cual me dejé llevar por su masculino perfume pero por el momento acariciaba su desnudo y tonificado torso

Adrien me tenía a su disposición, podía hacer lo que quisiera conmigo. Su peso estaba sobre mí y por unos segundos se apartó ligeramente de mí  para mirarme a los ojos.

En su faz se notaba que me preguntaba si podía hacerme suya por esa noche, tan sólo le respondí con un beso más pasional que los anteriores.

Acaricié sus mechas doradas cuando sentí su miembro rozar mi zona íntima, con suavidad él empezó a entrar dentro de mí.

Rasguñé su espalda por el dolor que sentía, por un momento detuvo el acto al chocar contra mi himen que mostraba que era virgen.

Sostuvo un mechón de mi cabello azabache para darle cariño, me dio un pequeño beso en la frente para luego dirigirse a mi boca, con gusto correspondí su tierno gesto.

Empezó a mover sus caderas y de una sola estocada entró completamente en mi interior, grité de dolor su nombre contra los labios del blondo al sentirlo dentro. Una pequeña lágrima recorrió por mi mejilla.

Con preocupación se acercó a mi rostro.

—Princesa, ¿quieres que pare?.—preguntó mientras con su dedo limpiaba la gota cristalizada y salada.

Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora