|30|

451 62 4
                                    

Tengo una adicción con esta melodía, sinceramente me relaja y me da ganas de escribir, y al fin terminé mis exámenes, igual publicaré cada semana.

Tengo una adicción con esta melodía, sinceramente me relaja y me da ganas de escribir, y al fin terminé mis exámenes, igual publicaré cada semana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Con la sonrisa más falsa que pude colocar alguna vez en mi cara miré a mi padre con mis filosos ojos zafiros.

—A mi también me da gusto volver a verte padre.—mencioné sarcástica, él hombre me dedicó una mirada de resentimiento.—Tranquilo, a mí y a Nino nos costó reconciliarnos. De todas formas tuve un pasado con él ¿recuerdas?

La última frase la dije fingiendo inocencia, una sonrisa que me pareció asquerosa apareció en su rostro.

—¿Eso significa que tendré un nieto muy pronto?.—cuestionó ansioso.

Su pregunta me causo molestia así que debí calmarme antes de proporcionarle un golpe en su cuerpo, tal vez podía ser mi padre pero no tenía derecho de meterse en mi vida. Así como tampoco obligarme a tener un hijo con alguien que no quería.

Me encogí de hombros en actitud indiferente para luego salir de la cocina.

—Fue tan rápido pero es tan normal en que hagas cosas tan locas hija.—dijo mi madre cuando crucé por la sala.

Le sonreí con dulzura a mi madre, debía mantener esta farsa aunque me costara mi felicidad si no quería que dañaran a Adrien y Alya. Mi madre no sabía nada de esto y si lo hacía me costaría.

—Lamento no esperarte, mamá. Es que Nino y yo queríamos estar juntos lo más pronto posible.

Ella esbozó una sonrisa sincera.—Que hermoso.

Tienes razón, madre, es hermoso. Hasta que maduras y ves que cometiste la estupidez más grande de tu vida.

Asentí con la cabeza para luego sentarme en las piernas de Nino, lo observé diciéndole con la mirada que debíamos actuar, y nada mejor que unos ex mentirosos para hacerlo. Él comenzó a acariciar mi cabello azabache con suavidad.

—¿Están felices?.—trató de probarnos mi padre.

Claro que no, maldito manipulador. Ahora entiendo de donde había sacado ese terrible carácter tan retorcido.

Rodeé al moreno entre mis brazos.—Por supuesto.

—Me alegro por ustedes.—confesó Sabine con felicidad.

Oh, madre. Si supieras que esto es más forzado que mis ganas de no patear a mi padre.

—¿Y a qué se debe su visita?.—preguntó Lahiffe fingiendo curiosidad.

—Mi esposa quería verlos.—respondió Tom con seriedad.—Esperamos no incomodarlos.—ambos negamos con la cabeza, dando a entender que no nos importaba.—¿Entonces no les importa que nos quedemos a dormir?

Oh, por supuesto que sí.

—¿Papá? ¿Estás entrando en tu vejez, o qué? Sólo hay una habitación.—informé con sorna.

Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora