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"Te puedo jurar con mi alma y cuerpo entero que realmente te amo" murmuré contra sus dulces labios, las palabras brotaron de mi boca sin pensarlo porque era  cierto. Lo amaba demasiado.

Sin darme cuenta ya estaba desnuda con él dentro de mí.

Por primera vez en mi vida me sentía completa, lo que Adrien y yo estábamos haciendo no era sexo, era hacer el amor. Sí, sonaba jodidamente cursi y cliché pero así es el amor. Te ciega y sin darte cuenta haces todo por la persona que quieres contigo a tu lado para siempre.

Nos estábamos entregando en cuerpo y alma, era confortable la sensación de tenerlo conmigo, lo amaba y no podía negarlo. No era Onodera que lo único que sabía decir "Esto no es amor".

Su miembro comenzó a deslizarse dentro de mí con delicadeza como si fuera mi primera vez, y conforme pasó el tiempo la fiereza del ritmo aumentaba, los gemidos eran imposibles de retener aunque mordiera mis labios con fuerza.

La forma en que se movía y embestía mi interior era tan deliciosa que segundos después llegué a la cima del orgasmo. Ambos llegamos al mismo tiempo y terminamos el acto con un gemido que salió de nuestros labios.

—Te amo.—murmuré, y no de te ha mordido un perro.—Si no quieres creerlo no lo hagas pero debía decírtelo.

Intenté relajar mi respiración y me acurruqué contra su cálida anatomía, sus fuertes brazos rodearon mi cuerpo con ternura.

—Me tienes loco Marinette, loco de amor por ti.—besó mi mejilla con cariño, espero que esa metáfora fuera de la buena forma. Le guiñé el ojo con coquetería.—Por favor acepta cambiar, por los dos.

Querido Adrien Agreste, acabas de mandar nuestra relación al infinito y el más allá.

—Si quieres que esto funcione tienes que aceptarme tal como soy.—mascullé dolida, relaciones perfectas no existen los errores y defectos los unen más si se quieren demasiado.—Por cierto, ¿por qué me pides que cambie por ti? ¿me estás condicionando?

Había querido ser mejor por él e incluso lo había mencionado pero un mal hábito no se elimina en un sólo día, toma meses o años.

—Puedo ayudarte, lo digo para que no caigamos en ese círculo vicioso en que siempre nos hacemos daño mutuamente. 

Lo miré con nostalgia.

—Viviré con Lila y Kagami, pero no te prometo esperarte mucho tiempo.—dije con orgullo, salí de la cama a volver a ponerme mis ropas.

Noté que tenía un aspecto desaliñado, y lo peor es que olía a él, a su esencia. 

—Yo prometo esperarte una eternidad, espero que te des cuenta del error que estás cometiendo, y cuando lo hagas podemos ser felices juntos.—rozó sus dedos por mi pómulo al sentirme cerca.

Contuve una pequeña lágrima de tristeza, debía salir de aquí con todo y dignidad.

—Adiós, Adrien.

Salí de la habitación hecha pedazos, odiaba lo tóxico y cliché ahora miren lo que justamente estaba haciendo. Esto no era nuestra despedida sólo necesitaba recapacitar lo que estaba sucediendo.

Y fuera la decisión que tomara, nunca podría olvidarlo. Él se había vuelto una parte esencial en mí, se había robado mi corazón y alma.

Recorrí los pasillos y entré a la habitación, todas estaban dormidas. Me eché en la cama con delicadeza intentando retener las lágrimas que querían salir de mis ojos. Al pasar las horas logré cerrar los ojos pero por desgracia una salvaje Volpina interrumpió mi sueño al arrojarse sobre mi cuerpo.

Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora