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Mañana es mi cumpleaños, saluden :v

Murmuraba maldiciones entre lágrimas empezando a perder mi poca consciencia hasta que sentí como alguien me cogía el hombro, no dudé en exaltarme y dar un pequeño salto debido al susto.

—¿Marinette estás bien?.—preguntó mi amiga morena, rápidamente negué y corrí a abrazarla, sollocé como una pequeña niña en sus hombros.—¿Es por Adrien, cierto? Lo acabo de encontrar en la puerta llorando.

Al momento de oír sus palabras sentí como si hubieran estrujado mi corazón, él estaba llorando por mi culpa. Me separé de ella y limpié las pequeñas lágrimas que resbalaban por mis mejillas.

—Niña, no seas así, dile a Adrien lo que sientes.—me aconsejó Alya.

Sentí como mi cuerpo se tensaba poco a poco, eso nunca.

—No puedo, de todas formas él se va a casar con Chloé, ni puedo jurar que lo amo porque no es así. Lo necesito y mucho, pero aunque me duela aceptarlo no lo amo.—musité, la de lentes levantó una ceja en busca de una respuesta, solté un suspiro.—Lo siento, Agreste me ama demasiado para yo amarlo a él. Si fuese cualquier otra persona me repugnaría, sabes que odio a los que me tienen en un pedestal, eso me impide quererlo porque es demasiado fácil.

Hubo un pequeño silencio entre nosotras e incluso noté como los labios de Cesaire se volvieron una pequeña línea ya que estaba en duda.

—¿Necesitas perderlo para amarlo?.—cuestionó asombrada.

Chasqueé la lengua, si supiera que ya lo había perdido. Perdí al único chico que me quería de verdad y soportaba cosas que nadie podría perdonar.

—No lo sé, yo no sentía nada por él. Apenas me di cuenta que lo perdería fue que comenzó todo esto.

Me sentía estúpida y jodidamente cliché, ya que la única forma de darse cuenta que quieras algo o alguien es perderlo.  

—No mientas.—me regañó la morena.—Desde que lo viste te encantó y aquí presiento que tus planes de alejarte de él no te funcionaban porque en realidad querías eso.

Iba a mencionar algo importante como decirle la verdad pero una Lila salvaje entró en la habitación con la sonrisa más reluciente del mundo al lado de una muy emocionad Kagami.

La italiana hizo su típico saludo mientras la esgrimista mencionó que iríamos a la clase de etiqueta para la cena de mañana. En el momento en que Rossi preguntó si estaba llorando me alteré.

—Me cayó rímel a los ojos.—mentí fingiendo una sonrisa.—Pero en fin para que necesitamos aquello si mañana será una locura total. Hablé con Paolo, no pienso dejar de lado la loca hazaña.

Nos quedamos en la recámara hablando de mil cosas ya que no fuimos a clase de modales, tampoco tenía que preocuparme de Adrien porque él no me vendría ver, al llegar la noche no dudamos en dormir ya que mañana sería un día muy agotador.

Me eché en mi cama de forma relajada, cerré los ojos y pensé en él. En la última vez que lo vería solo para luego pasar su vida atado con una mujer que Adrien no amaba, imaginé al blondo hacerlo en su luna de miel tocando un cuerpo que no era mío. 

Tener hijos con ella, el momento en cuando ambos abrazaban a sus pequeños bebés mientras ambos se unían en un tierno beso, felices de comenzar una familia primeriza pero que estaban seguros que sería la mejor. 

Porque nada faltaría, habría tanto amor y tiempo a esos pequeños niños, algo que a mí me faltaba.

Estaba segura de que la muy estúpida de Chloé sería capaz de invitarme a la boda para restregarme su emoción y de estar unida a un hombre tierno, que es capaz de hacer dichosa a una chica en todos los ámbitos. Un joven que yo no había sabido valorar y ahora estaba sufriendo por su pérdida.

Smoke Girl [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora