Capítulo 13

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Advertencia: Este capítulo incluye contenido adulto. Quienes no se sientan a gusto con esta clase de material podrán saltear su lectura sin por ello perder la continuidad de la trama.

Poco importaba ahora si estaba o no allí como cliente. Graham respondía a su tacto y eso era todo lo que contaba.

Damon sintió que correspondía a su abrazo, rodeándolo con una firmeza que no hubiese creído posible tras su aparente fragilidad. Las manos de Graham recorrían su espalda bajo la suave tela de la camisa. Su boca, que tanto había deseado, se perdía por fin en su cuello. Damon se abrió paso hasta sus labios todavía apretados. Saboreó su tersura e intentó que su lengua hallara sitio en su boca. Pero Graham posó suavemente la mano contra sus labios.

-No debes besarme...no así- le advirtió gentil pero terminantemente.

-¿No besas?

-No a los clientes.

-¿Ni siquiera a los que te aman?- preguntó sintiendo cómo Graham se estremecía entre sus brazos.

-Sólo beso a los que yo amo...y esos no me pagan- respondió casi altivamente.

Damon sintió el deseo de decirle muchas cosas. Algunas ya las había dicho. Otras las había demostrado. Pero ¿qué sentido tendría hacerlo ahora? Optó por dejarse llevar, jurándose a sí mismo que sin importar cómo ni cuándo, lograría que confiara en él.

Jamás había ocupado el rol de cliente. Y era la primera vez que intimaba con un hombre. Lo había deseado más que nada pero aún así no podía evitar sentirse extraño, casi sin saber qué se esperaba de él...si es que se esperaba algo. Guiado por su experiencia, Graham pareció notarlo. Le tomó ambas manos y comenzó a besarlas delicadamente, por turno.

-Cuéntame, Damon...- susurraba entre cada beso- cuéntame que harás conmigo...cuéntame todo lo que me harás...

La proverbial verborragia de Damon se había trocado en un sinfín de balbuceos sin sentido.

-¿No lo has pensado, Damon?- murmuró en su oído.

Vaya que si lo había pensado...Por meses había imaginado ese momento y muchos, muchos otros. Sin embargo, en ese instante ni siquiera sus fantasías eran capaces de volver a su memoria.

Graham deslizó la mano por su pecho, recorrió su vientre y se acantonó en su entrepierna. Comenzó a masajearlo lentamente sobre la ropa.

-Te ayudaré a recordar...- dijo sonriendo de forma insinuante.

No tuvo que sobar demasiado para comenzar a sentir su excitación y sus jadeos.

-¿Lo sabes ya, Damon? ¿Has decidido qué harás conmigo?

Esta vez, sí fue capaz de usar toda su diplomacia y astucia para compensar su inexperiencia.

-Sí...- respondió a su oído, excitándolo con su voz grave- haré todo lo que tú quieras, todo lo que te guste...

Graham sonrió. Tomándolo de la mano, lo guió hasta un mullido sillón. Cuando lo tuvo sentado, se arrodilló frente a él. Le quitó los zapatos. Comenzó a desabotonar su camisa, besando y acariciando su tupido pecho. Desabrochó su cinturón y tomándolo por las rodillas, separó aún más sus piernas. Oía su respiración agitada.

Valiéndose sólo de su boca, desabrochó sus pantalones y dejó expuesto su miembro. Unas pocas pero hábiles fricciones de su mano alcanzaron para darle una erección completa.

-¿Sabes qué me gustaría?- susurró- Que me follaras la boca...¿lo harás por mí, Damon?

-Haré...- dijo con voz entrecortada- haré lo que a ti te plazca...

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