Capítulo 19

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La noche avanzaba y Graham se había topado ya con dos conocidos. Un crítico de arte que fingió no percatarse de su presencia y un galerista extranjero que lo saludó cortésmente, entabló conversación y entre guiños y sonrisas, se despidió con un sugestivo "hasta pronto" murmurado en alemán, único indicio de la complicidad entre ambos que fue suficiente para crispar la naturaleza posesiva y celosa de Damon.

-Te advertí que no te agradaría- dijo Graham ante la expresión de fastidio que asomaba a su semblante.

-No he dicho nada...- respondió con aire inocente pero ardiendo de celos.

-Agradezco que no lo hayas hecho...y que las miradas no maten.

Le sonrió y Graham no pudo dejar de reparar en lo afectado y artificial de su gesto.

Pero Damon sabía que no tenía derecho a reclamarle nada. Así lo había conocido y así lo había amado. Y no podía negar que fue advertido hasta el hartazgo sobre la posibilidad de esos encuentros. Aún así...aún así no pudo evitar pensar que Graham había coqueteado abiertamente con ese hombre. Se le antojaba que su voz había sonado más insinuante, que casi había intentado seducirlo mientras se dejaba devorar por la mirada intrusa de aquel sujeto.

Lo atormentaba la idea de que Graham pudiera mirarlo igual que a él, dedicarle los mismos ademanes y las mismas sonrisas. La idea de que podría ser con otro como era con él lo absorbía por completo. Y aunque lo había visto cerca de otros hombres, en su trabajo, renegaba ante la mera posibilidad de que alguien más posara su vista o sus manos sobre lo que ahora consideraba propio.

Sacudió la cabeza deseando despojarse de sus inquietantes pensamientos. Intentó convencerse de que la presencia de Justine y el recuerdo de su infidelidad lo volvían más susceptible. Que Graham desplegaba sin reparos su encanto movido sólo por el hábito inculcado en su trabajo y nada más. Pero sirvió de poco para impedir que continuase.

-Esto no es el Crimson- escupió Damon con dureza, arrepintiéndose al instante de las palabras que habían escapado de su boca.

-¿Piensas que lo ignoro?- respondió Graham con los ojos llenos de frustración- ¿Acaso crees que no sé comportarme fuera de un burdel?

Su conducta en público siempre había sido intachable y Damon lo sabía. Pero tal como había sido advertido, la situación parecía escapar de sus manos. Y aunque era el momento de callar, volvió a hablar.

-Flirteaste con él- reprochó.

-¡No lo hice!- respondió con los puños cerrados- Tú ni siquiera sabes cómo flirteo con un hombre. Jamás tuve que tomarme el trabajo de hacerlo contigo- remató, despechado y ofendido.

Y tras reflexionar un instante, agregó.

-Y si lo hubiera hecho, ¿qué? Tú y yo no somos nada más que un escort con su cliente.

-Sabes que no es así. Tú no eres eso para mí...si lo fueras, no me importaría que coquetearas con él.

Damon vio sus ojos vidriosos y supo que había llegado demasiado lejos. Si no aprendía a controlarse, las previsiones de Graham cobrarían vida para destruir todo lo bueno que había entre los dos.

-Graham...- dijo acercándose- lo siento, fui tan grosero. Perdóname...tenías razón. Creo que...que se me hizo difícil. Temo que yo soy el que no sabe comportarse...contigo.

Bajó la cabeza y Damon acarició discretamente la punta de sus dedos.

-No volverá a ocurrir...- susurró cerca de él.

Su mirada se cruzó con la de Graham, llena de decepción. Quizá Damon no fuera ese hombre que comenzaba a parecerle tan especial.

-Perdóname, por favor...- insistía y la angustia comenzaba a asomar en su voz.

Graham observó su expresión arrepentida y preocupada. Le pareció ver sinceridad en ella y quiso persuadirse de que así era. ¿Cuántos le habían ofrecido lo mismo que Damon? ¿Cuántos se habían disculpado alguna vez por la rudeza de sus palabras? ¿Qué hombre cuerdo no dudaría de él, aunque sea sólo un momento?

Reparó en que su situación era tan incómoda como la de él mismo. Y ambos podían permitirse un fallo. Entonces decidió elegir todo lo bueno que Damon había hecho por sobre el único error que había cometido.

-Si no respondes te lo pediré de rodillas aquí mismo...- dijo empezando a hincarse.

-¡Basta!- murmuró instándolo a erguirse- Déjate de payasadas...

Había logrado arrancarle una sonrisa. Y eso era algo.

-¿Me perdonas?

-Olvídalo, Damon.

-Lo importante es si lo olvidarás tú.

-¿Me lo volverás a recordar?

-No volverá a suceder, te lo prometo.

-Entonces tampoco ha sucedido- dijo Graham dando por terminado el asunto aunque todavía doliese...

Damon sonrió y el alivió que asomó a su rostro le dejó saber a Graham que su arrepentimiento era sincero.

-No quise ofenderte...-murmuró deslizando la mano por su espalda.

-Está bien, ya pasó- concedió- es la primera vez que reñimos...

-Lo importante es que no sea la última- dijo Damon ciñéndolo disimuladamente por la cintura- además...no nos habremos reconciliado oficialmente hasta llegar a casa- susurró a su oído.

Graham rió y apartó su rostro con ese gesto casi pudoroso que Damon adoraba.

-Y mientras estamos aquí...¿me enseñarás entonces cómo flirteas?- murmuró.

-Tal vez...-respondió sugerente, sellando la paz.


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