—Y esta es mi habitación—dice finalmente. Ya hemos recorrido las tres salas, el patio trasero, la cocina y el cuarto de invitados donde dejé mis cosas. Esta casa es jodidamente grande.
Kat me deja entrar y cierra la puerta detrás de mí. La cama está pegada de una pared y las cobijas son rosadas. Sobre ella descansan un millón de almohadones y sonrío cuando veo un elefante azul reposando en el centro. Hay un closet cerrado con puertas plegables y una peinadora de madera con un espejo al frente. No hay posters de chicos hollywoodenses como esperarías encontrar en el cuarto de una adolescente, aunque si hay varios afiches de conciertos y algunos estrenos de cine clásico. Kat enciende un interruptor y apaga las luces, entonces todo el lugar queda iluminado por un montón de luces de navidad amarillas y algunas estrellas caen del techo.
—Me costó mucho instalarlas—comenta cuando me ve esquivándolas para no golpearlas con la cabeza—. Lo siento, no fueron diseñadas para personas tan altas.
—Estoy acostumbrado—se ríe y nos sentamos en su cama, pegando la espalda a la pared azul claro—. Por fin estoy en la habitación de Kathy Williams. Esto será el bombazo del lunes en el campus.
—Eres el primer chico que entra, mi abuelo debe de estar mortificado allá abajo.
—¿Soy el primero? —ella asiente con la cabeza. Me sorprende, porque Kat no es fea, y con esa gran bocota que tiene seguro que hacer amigos no se le hizo difícil en la preparatoria—.¿Por qué?
—Yo no...yo no solía salir mucho de aquí—baja la vista.
—¿Por qué no?
—Mi abuelo creía que podía pasarme algo malo, decía que no podía vigilarlo todo.
—¿Qué hay del colegio? ¿Cómo ibas?
—Estudié en casa desde los ocho. El abuelo y la abuela se encargaron de mi educación, junto con algunos tutores que de vez en cuando venían.
Me sorprende escuchar eso. Kat fue aislada del mundo real desde muy corta edad —¿Así que no salías? ¿Ni siquiera al parque o algo así?
—Nop—juega con su pulsera—. Te sonará loco, pero no salía más de tres veces al año, como mucho.
—No lo entiendo, Kat.
—Bueno, todo lo que necesitara el abuelo se encargaba de traerlo aquí. Cuando me enfermaba, un médico venía. Para mis prácticas de gimnasia venía una tutora, y ella misma también me enseñó matemática. Mi abuelo se encargó de todo lo demás.
—¿Y tu abuela? ¿Dónde está ella?
—Murió cuando yo tenía diez—dice, y se aclara la garganta—, por eso necesitaba clases de gimnasia. Ella me las dio hasta que ya no pudo hacerlo.
—¿Qué le pasó? —me atrevo preguntar.
—Tenía cáncer, cuando lo diagnosticaron ya estaba avanzado.
—Lo siento—digo, porque no se que otra cosa decir. Nunca nadie nos enseña las palabras exactas que debiéramos decir en situaciones como estas.
—Está bien—me regala una sonrisa triste—. ¿Quieres ver mi colección de rocas?
Por los siguientes quince minutos me enseña un montón de rocas y me cuenta como las recolectó. Las tomaba cada vez que salía de casa como recuerdo del mundo que se extendía más allá del patio trasero y algo de la forma en la que lo dice estruja una parte de mi pecho. Le pregunto si alguna vez quiso salir, y su respuesta es "todo el tiempo"
Quizás por eso Kat es como es, sobretodo con las personas. Fue alejada de ellas durante toda su vida por razones que aun desconozco y ahora toma todo lo que puede tomar. Quizás por eso pone extra atención a todo lo que la rodea, como si fuera la primera vez que lo ve, porque quizás así sea.
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Scary Love [HS]
Fanfiction"Tu amor me asusta, nunca nadie se ha preocupado por mi como tú lo haces" -The Neighbourhood