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-Se requiere madurez para leer el siguiente capitulo-


—Muchachos, vengan a comer—nos llama la señora Brown desde la ventana de la cocina. Dejo al pequeño Max en una de esas mierdas infantiles donde rebotan y me dirijo a la cocina junto a Matt, donde Martha nos espera con comida china. Jack entra al poco tiempo también y nos sentamos ahí mismo a devorarlo todo. Roxxane pide le guardemos costillas mientras calienta la fórmula del bebé.

—Necesito que revises los cables del televisor, muchacho—me dice el viejo Jack mientras excede con la salsa de soya—. Este imbécil no sabe una mierda de electricidad.

—Bueno, si querías un electricista debiste pagarme la universidad—le responde Matt.

—Para ir a la universidad primero tuviste que a ver servido en la preparatoria, manganzón—la señora Brown le reprende y le golpea la cabeza con la paleta que siempre parece tener en la mano. Suelto una risa leve cuando lo veo sobarse la nuca.

—Seguro, mañana me paso y lo veo.

—¿Mañana? Haganlo hoy—dice Martha—. Estoy cansada de esa mala señal, casi no puedo ver mi programa de cocina como me gusta.

La señora Brown siempre ha sido una entusiasta de los programas de cocina para alguien que no sabe ni prender la hornilla sin quemarse antes.

—No puedo, ya voy de salida—digo y es verdad. He pasado demasiadas noches fuera de casa y Chris me avisó que Robert me quería hoy. Eso nunca puede ser bueno.

—Tonterías, pasa aquí la noche—la señora Brown dice como si nada.

—No, hay...hay asuntos que tratar en casa.

—Agh—se levanta molesta—. No entiendo por qué simplemente no vienes a quedarte aquí—me quedo en silencio y Matt asiente varias veces, dandole la razón—. Sabes que es lo mejor, Harry.

—Baja la voz, Martha—le dice Jack, aun concentrado en la salsa de soya—. Es su casa, después de todo.

—¡No lo es! Esta es su casa.

Martha es lo más cercano que tengo a una figura materna. Desde que llegué con Matt la primera vez, siempre me ha acogido como si fuera su propio hijo. Pero no lo soy. Yo no tengo mamá.

—Al menos llévate algo para la comas—dice finalmente, recargada del fregadero.

Me empaca una bandejilla con fideos, costillas y ese pan que no es ni dulce ni salado que siempre traen. Me despido de ella asegurandole que estaré bien, y ella me hace prometer que le escribiré a Matt si algo pasa.

Y es que algo siempre pasa.

Conduzco con tranquilidad por la zona y aparco el auto cuando llego. Me quedo un rato dentro del coche por un rato, intentando calmar lo acelerado de mi corazón. Imagino por un momento que estoy aparcando frente a la residencia de Kat, y que nos espera una empollona noche de películas con unas cervezas y pizzas congeladas. Repaso la mirada en mi mente, esa que me dio cuando me aclaró que no existían sentimientos hacia ese amigo de Becca, como una corriente de electricidad me recorrió por la espalda y explotó en mi pecho como un montón de fuegos artificiales. No iba a negarlo, estoy más que feliz de que Kat no tenga los ojos puestos en nadie, porque eso me da más tiempo. ¿Para qué? Aun no estaba seguro, pero no podía hacerme de la vista gorda por más tiempo. Kat significa tanto para mí, y me vuelve completamente loco. Se que no soy digno de siquiera ver en su misma dirección, pero mierda, podría ser diferente. Yo podría intentarlo, por ella.

Por fin logro reunir suficiente valor como para salir y hacerle frente a la noche de hoy. Afuera está fresco, así que me presiono entre la chaqueta mientras subo con la bolsa de comida.

Scary Love [HS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora