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—Puedo explicarlo—repito, porque su expresión me pone nervioso.

—Me quiero ir—dice rápido.

—Kat...

—Me quiero ir ya.

El timbre estrangulado de su voz me molesta, no suena como Kat.

—Escucha, la tengo por...

—Harry—me hace callar—, quiero irme ahora.

Asiento, porque su mirada me destruye.

—Vamos—la intento tomar de la mano pero ella se aparta, agujerando mi pecho en el proceso. Ella toma su pequeña mochila de cuero rosa y salimos de mi habitación. Camino al frente todo el momento, y cuando ya estamos pasando por la cocina, algo se mueve.

—Pero mira nada más—Robert hace que me detenga solo con esa frase—, creí que Chris se mofaba de mi cuando decía que tenías una chica en la habitación.

Me volteo para verlo recostado del marco de cocina, usando una camisa negra con dos botones sin abrochar y una chaqueta que estoy casi seguro es mía. Se ve ridículamente bochornoso.

Robert no habría sido un hombre feo en otros tiempos, pero ahora, gracias a tanta droga barata que se mete, no es más que una cáscara pálida y arrugada de lo que pudo haber sido. A sus cuarenta y tantos no debería verse tan destruido como realmente está, con esas entradas espantosas y esos dientes amarillos.

—¿Y bien? —me mira—, ¿No vas a presentarme a esta bella señorita?

—Soy Kathy—se presenta ella misma, estirando su mano para estrecharla con la de mi padre, quien la toma y le da la vuelta para poderle besar el dorso. Se me remueve todo es estómago. —Una amiga de Harry.

—Una amiga, ya veo—Robert la ve como si fuera una presa y me odio tanto por permanecer inmóvil en mi puesto. Es entonces cuando noto a una mujer sentada en una de las sillas de la encimera, quien nos mira atentos bajo esos kilos de maquillaje—. Yo soy Robert, el padre de Harry.

—Es un gusto—ella retira su mano—. Ya nos íbamos, pero nos...

—¿Irse? ¿Tan pronto? No, no, cielo. Quédense un poco más. Kelsey hizo galletas, ¿tienen hambre?

Kat voltea a verme pero yo no soy más que una insignificante molécula que está en esta sala de estar. Si me dicen que me siente, mis piernas no responderían.

—Harry, come una—Robert ordena, y me pasa el tazón que Kelsey ha traído. La conozco, yo conozco a Kelsey.

No me muevo.

—Yo tomaré una—interviene Kat y toma una—. Gracias.

—¿Quieres sentarte? —le pregunta Robert—. Quisiera conocerte mejor.

—Bueno, yo... —Kat está nerviosa, no, incómoda, y eso me hace reaccionar.

—Nos tenemos que ir—digo.

—Oh, ¿Puede hablar? —se burla mi padre y Kelsey se ríe—. Come una galleta, hijo.

—Vamos, Kathy— La tomo de la mano y esta vez se deja.

—He dicho que comas una puta galleta, Harry—alza un poco la voz.

—He dicho que tenemos que irnos.

—Come una maldita galleta—levanta el tazón de nuevo y casi me lo pega en la cara. Kelsey se levanta para evitar un problema y Kat aprieta su agarre en mi mano—¡Que te la comas, cara...

Scary Love [HS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora