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Yo estaba sentado en la mesita de la cocina cuando Robert entró tambaleándose. El remolque se sacudió un poco cuando sus botas negras pisaron el suelo de nuestro hogar.

—¿Qué haces despierto a esta hora, muchacho? −preguntó mientras se quitaba la camisa.

—Tengo hambre—respondí.

—Pues no traje nada. Ve a dormir.

—Rick tomó la cama.

—¡Entonces duerme en el suelo, mierda! —gritó y yo me encogí en mi puesto. Ya no sentía hambre, solo un frío dolor en la cabeza. Robert se percató de mi expresión y suavizó la suya—. Hijo, no tengo nada para darte de comer. Ve a recostarte y en la mañana te prometo que conseguiré algo para ti, ¿de acuerdo?

Asentí levemente y me salí de la silla. Mis pequeños pies se movieron para recostarme en el piso cerca de la única cama−a parte de la de papá−que hoy fue ocupada por mi hermano mayor.

—Harry—me llamó cuando pasé frente a él—. Baja la cortina, ¿si? Y no la vayas a subir por nada del mundo.

Y me di cuenta de que su cara estaba amoratada. Para mi era normal que eso sucediera, pero aun así no dejaba de asentarme mal en el estómago.

Entonces un ruido se escuchó afuera en la oscuridad, y Robert tragó fuerte. Iba a decir algo pero él me tomó afanoso de la mano y me arrastró por el pasillo hasta la cama donde Rick roncaba.

—Métete debajo—me empujó al piso mientras yo me resistía. Ya estaba temblando.

—Papá...

—Robert Styles, da la maldita cara—una voz rasposa resonó en el pequeño camión y Robert apagaba las luces mientras con la mano me indicaba que hiciera silencio. Haciéndole caso a papá, me hice rodar debajo de la cama pero dejé mi cabeza pegada al borde, para así, a través de las sábanas que caían de arriba, lograr ver que era lo que ocurría.

—Voy a romperte el cuello, hijo de perra—gritaron de nuevo, y luego algo impactó con las paredes de metal de nuestra casa. Logré ver la sobra de papá acostarse en el piso con las manos en la cabeza ¿Qué le pasaba? —. ¡Sal de ahí y dame lo que es mío!

Otro ruido impactó contra el remolque y me llevé las manos a la cabeza, imitando a papá. Este ruido era sordo, sin eco.

—¡Sal de ahí, Robert! —seguían gritando mientras yo me acurrucaba más. Me aparté del borde y me pegué a la pared mientras lágrimas bañaban mi rostro. Que paren, por favor, que paren.

Las balas chocaban contra las paredes y abrían huecos. Las ventanas de arriba estallaron y bañaron a papá. Mi corazón latía fuertemente en mi pecho.

Y entonces empecé a crecer. Mis manos se hicieron más grandes y más rasposas mientras las contemplaba asustado, y mi cuerpo se estiró y se hizo más ancho. Ya no podía acurrucarme debajo de la cama, la única manera era colocando la espalda pegada al suelo. ¿Qué era esto? ¿Qué me estaba pasando?

—¡Da la cara, Harry! —gritaron desde afuera—. Sal de ese puto escondite y danos lo que es nuestro.

¿Yo? Yo no les debía nada a esas personas ¿qué querían de mi?

—¡Eres un cobarde! —gritaron—¡Eres una gallina!

Quería decirles que no era cierto, que estaban equivocados. Yo no les debía nada ¿Por qué me buscaban a mí?

Los disparos se detuvieron, y me permití asomar la cabeza de nuevo. Robert ya no estaba acostado, y ahora se paseaba por la estancia con confianza. Varios pares de pies también adornaban la sala, pero no podía verlos. Tomé una respiración y con esfuerzo logré arrastrar a mi pesado cuerpo fuera de mi escondite.

Scary Love [HS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora