39: "Alíen"

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Abro los ojos y sonrió al segundo. Estoy acostado en el pecho de Ricitos, mientras él me envuelve con sus brazos.

Estiro mi cabeza y dejó un beso en sus labios. El me abraza con más fuerza.

Todos estos meses que sufrí su ausencia me confirmaron lo indispensable que es el para mí. Y me duele pensar que en un par de semanas, el va a volver a irse.

Estábamos desayunando los dos en la cocina.

- Se nota que mi casa está invadida. - dice Ricitos mirando la alacena. - No puedo creer que no haya café.

No puedo evitar reír. - Sigue sin gustarme y Megan tuvo que dejarlo por la cafeína.

- ¿Eres inglés que te la pasas tomando té? No puedo creer esto, es indignante. - se sienta a mi lado suspirando, con su cabeza sostenida por su mano.

Dejo un beso en su mejilla.

- Iremos al mercado y te traeras todos los frascos que quieras. - digo.

El me mira. - Bien.

- Amores. - dice Megan entrando al departamento.

- Alguien se levantó se buen humor hoy. - digo a Ricitos en un susurro.

- Te oi. - dice apareciendo en la cocina. 

- Te dije que te haría bien que te dé el sol en la cara. - digo.

- Que divertido. - dice la rubia con sarcasmo.

- Extrañaba esto. - dice Ricitos.

- No te acostumbres, luego de expulsar al Alíen me iré de viaje.

- ¿Te haz ganado la lotería y no nos enteramos? - dice el rubio.

- No. Mi abuela murió está mañana y me toca heredar. Por eso mi alegría.

No puedo evitar escupir el té que estaba tomando.

- Oye, ten cuidado, vas a quemarme. - dice Megan.

- No puedo creer que estés feliz por qué tú abuela está muerta. - digo.

- Si la hubieras conocido como yo estarías bailando en la punta de la torre Eiffel, tomo pretendo hacer. - dice y sonríe ampliamente al final.

- Que diabólico fue todo eso. - digo.

- Está vez no exagera, su abuela era la reencarnación del mismísimo Hitler. Y me refiero a que era una discriminadora, si no eras católico eras un mensajero del diablo.

- ¿Cuál es el rollo de tu familia con Dios? - le pregunto a Megan. - ¿Son descendientes de Jesús, o qué?

- No, pero mi familia siente que sí. No importa, el punto es que tengo dinero y toda gracias a un pariente que ni me importa. Los invito a almorzar. - dice.

- Esa idea me gusta. - digo.

- Llama a tu siamés, el otro bobo. - dice.

- Vaya, eres así con todo el mundo. Ni Ryan se libra. - digo.

- Ni siquiera a mi gato trata bien, por cierto, ¿Donde está Piolín? - pregunta Ricitos.

- Carter tuvo piedad y se lo llevó con el. - digo.

- Espero que no lo haya llenado de glitter. - dice rubio.

- A lo único que Carter no le pone glitter es a la comida, y es porque no es comestible. - dice Megan.

- Vayamos a rescatar a mi gato de la jaula de las locas, luego compramos café y por último almorzamos. - dice Ricitos.

- Como ordene capitán. - digo. 

¿Puedo Quedarme Contigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora