Luego de varios segundos me contesta.
- Dije que te llamaría, que ansioso. - dice Ricitos.
- ¿Llegaste bien? - pregunto.
- Si. Llegue hace diez minutos al loft, se siente vació sin ti. ¿Seguro que quieres quedarte en el hotel?
- Si, no me siento relajado dejándolo solo a Robert con un minibar.
- ¿Que te sucede? Te oigo extraño.
- La vi. - digo.
- ¿A quien? - pregunta extrañado.
- A Rose.
- ¿Que? - dice en shock. - ¿Donde? ¿Ella esta bien?
- Acá en Nueva York, es recepcionista en el hotel donde nos estamos hospedando.
- No puedo creerlo. ¿Has hablado con ella?
- No, no me dio tiempo. Planeaba hacerlo ahora. Quería que nos juntáramos los tres. ¿Puedes?
- ¿Temes enfrentarla solo?
- Claro que no, solo quiero que estemos los tres.
- Esta bien. Nos vemos en el cafetería que ya conoces en diez minutos.
- Bueno. - digo. - Aguarda. Tiene un hijo.
- ¿¡Que!? - exclama con sorpresa. - ¿Es de tu...? - no termina la oración.
- Si, es de mi padre.
- ¿El lo sabia?
- No. Pero no es necesario que Rose lo confirme, ya que es un mini Robert Wallace. No puedo creer que no haya tratado de contactarnos, de decirnos que estaba embarazada, que estaba bien. Fueron cinco malditos años.
- Oye, tranquilo, ya hablaremos con ella. Ve a buscarla, no la pierdas de vista y nos vemos en diez.
Suspiro. - Esta bien.
Corto la llamada.
Me apresuró a seguirle el paso, ya que hace dos minutos salió del hotel con el mini Robert. Y lo sé porque me escondí detrás de una planta para observarla mientras hablaba con Ricitos. En el fondo tiene razón, no puedo hacerlo solos.
Luego de varios minutos siguiéndola, se detiene en una casa. Dónde le abre una mujer y le deja al pequeño.
Comienza a caminar, cuando me acerco y la freno tomándola del brazo.
Gira su cabeza y me ve con sorpresa.
- Patrick... - dice con tristeza.
- Hola Rose.
Le suelto el brazo, nos quedamos callados mirándonos.
- Estas muy linda... - digo. Ahora llevaba su cabello corto, a diferencia de antes que lo tenía por los hombros.
- Gracias. - dice algo tensa. - Si me disculpas, tengo que volver al hotel.
- Pensé que podríamos hablar.
- ¿Hablar? – dice extrañada. - ¿Sobre qué?
- Sobre todo lo que paso, lo que está pasando.
- Lo que paso, paso, y ahora no está pasando nada. – dice. Estaba por empezar a caminar de nuevo, cuando la tomo del brazo de nuevamente.
- Para mí no paso, no hay un día en el que no piense en ti. – digo con tristeza.
- ¿Sigues odiándome?
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¿Puedo Quedarme Contigo?
Romance"¿Y si la única manera de no sentirse mal es dejar de sentir para siempre?" Patrick Wallace aparenta tenerlo todo... Es divertido, carismático, todo un galán con las mujeres; ademas de que su padre es uno de los empresarios mas reconocidos mundialme...