60: "Adiós"

3.4K 268 8
                                    

Me siento en el sofá suspirando.

- No te frustres. - dice Ricitos sentándose a mi lado y tomando una de mis manos. - Así como lo ves a mi padre a el tampoco se le hizo fácil volver a intentar amar a alguien. Rose dejo un agujero muy grande en Robert, dale tiempo.

- Supongo que fuí algo duro e insensible. Es solo que no quiero que desperdicie tiempo, así como yo.

- ¿A qué te refieres? - pregunta extrañado.

- Perdí dos años de mi vida, y todo por apartarte.

- No lo pienses así. De alguna forma tenías que llevar el duelo, no fue tu mejor idea pero no fue un desperdicio.

- Esa es una de las razones por las que quiero que nos casemos, no me dejaras cometer estupideces. - digo. Ríe. Acaricio su mano. - ¿Estas seguro?

- ¿De qué?

- De querer casarte conmigo.

Se queda mirándome unos segundos. - Nunca estoy seguro de las decisiones que tomo en mi vida, siempre está la posibilidad de equivocarme.... - dice. Siento un vacío dentro al oír eso. - A menos que esas decisiones tengan que ver contigo, eres lo único con lo que siento seguridad. - hace una pausa. - Estaba seguro de que dentro del narcisista había mucho más, estaba seguro cuando dije que haría lo que fuera por tenerte, estaba seguro cuando pense que pasar el verano juntos sería lo mejor que nos podría pasar, estaba seguro cuando creí que no importa que tanto nos separaremos siempre vamos a volver el uno con el otro, estaba seguro cuando decidí no volver a Nueva York, estaba seguro cuando iba todos los días a verte de que valias la pena. Porque tu no vales solo la pena, lo vales todo. Estaba seguro cuando te entregué mi vida entera. Estoy seguro de que te amo, a pesar de todo. Y estaba completamente seguro cuando te dije que si, porque estoy seguro de que quiero pasar mi vida contigo. - mis ojos se llenan de lágrimas. - ¿Aclaré tus dudas?

Asiento. - Yo también siento que eres lo único bueno que hice en la vida. - digo, el sonríe apenas y se acerca. Nos besamos. - Quiero poner una especie de condición con respecto a la boda.

- Mi apellido ira primero, no es negociable. - dice divertido.

- Hablaremos luego eso. - digo siguiéndole la broma. - Ese día se va a tratar de nosotros, solos tu y yo. Quiero que seamos nosotros, por ende, que no le lleves el apunte a Jane en sus ideas perfeccionistas. Si quieres casarte en jean y zapatillas por mi está bien.

- ¿Lo dices enserio?

- Si. Quiero que seas tú, el Ricitos que me enamoro, el que cree que usar moño lo hace ver como un pingüino. - digo. El ríe. - Es nuestro día, no quiero que sea un evento para la revista de sociedades.

El sonríe. - No podría estar más de acuerdo.

- Genial. - dejo un beso en sus labios. - Anda pensando quién será tu testigo. Lo más importante es conseguir alguien que la oficie.

- ¿Si sabes que el permiso se puede sacar por internet?

- ¡Ian!

Ríe. - Es en serio. Había pensado en alguien que podría hacerlo... - me mira pícaro.

********

- ¿Podrías darte la vuelta? No quiero que me veas llorar.

- No seas dramática Doc. - digo.

- Por ahí olvido lo insensible que eres. Para mi sería un gran honor oficializar su boda.

- Gracias. Para mi significaría mucho, para ambos mejor dicho. Has estado en primera fila estos ocho años, no se que hubiera sido de mi sin ti.

¿Puedo Quedarme Contigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora