46: "Dejarla ir"

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Abro los ojos al sentir que me sacuden.

- Creí haberte dicho que dejarás la llave en el cajón. - digo en tono dormido. - No puedes entrar así como así, vas a lograr que en serio me infarte. - vuelvo a cerrar los ojos.

- Levántate. - dice sacudiéndome.

- Largó Megan, es domingo, no fastidies.

- Necesito verla.

Abro los ojos y me siento con fastidio en la cama.

- Meg, la llevas viendo desde hace días. ¡Es ilegal! Vas a lograr que te terminen descubriendo. Actúas como loca.

- Claro que no.

- ¿A dónde la verás un domingo?

- Sus padres todos los domingos la llevan a una plaza no muy lejos de aquí.

- Ni quiero saber cómo sabes eso. Ya es suficiente.

- ¡Tú no sabes lo que es! - grita llorosa. - Tener a tu hija tan cerca pero a la vez tan lejos. Oír que llama "mami" a otra mujer. 

- Megan, fue tu decisión darla en adopción. No puedes dar marcha atrás y cambiarlo, esa niña ya tiene una familia y lamentablemente tu no formas parte de ella. 

- No sabia lo que hacia en su momento, creí que podría seguir con mi vida como si ella no hubiera existido. Pero no puedo, ahora que la vi, no puedo dejarla ir. - sale de la habitación.

- Megan. - la llamo. - ¡Megan! - digo mas fuerte. Me paro y salgo detrás de ella. 

Llego a tiempo para frenarla antes de que salga por la puerta.

- Soltame Patrick. - dice enojada queriendo librarse de mi agarre.

- No hasta que te calmes y pienses bien lo que estas haciendo. ¿Cual es tu plan? ¿Agarrar a la niña en la plaza y huir? Porque no se si lo sepas, pero eso es secuestro. 

- No cuando es tu hija. 

- Es lo que tu no entiendes, no es tu hija, al menos no para la ley. Y este mundo se rige por la ley.  

- Iré a servicios sociales y diré que fue un error. 

- ¿¡Acaso te estas oyendo!? Estas diciendo locuras, ¡tienes que dejarla ir!

- Que fácil que es decirlo para ti. - dice mirándome enojada. 

- No, no es fácil, pero alguien tiene que decirlo. No quiero que mi amiga quede detenida por una tontería. 

- ¡No es una tontería! - grita enojada.

- Lo es si pretendes que te den a la niña. Habla con un abogado, a ver que posibilidades hay de que el estado te devuelva la custodia. A menos que sus padres sean unos traficantes, lo veo difícil. 

Ella me mira por unos segundos, luego sus ojos se abren ampliamente y se le forma una sonrisa.

- ¡Eres brillante! - dice con alegría y sale del departamento.

- ¡No puedes estar hablando enserio!. - grito asomado en la puerta, mientras ella se aleja.

Veo a mi vecina de enfrente, una mujer mayor, en la puerta de su casa.

- Buenos días. - digo amable. Ella sigue mirándome fijamente. Dirijo mi vista hacia abajo, y noto que sigo en boxer. Sonrió nervioso. - Que tenga un buen domingo. - cierro la puerta.

- Homosexuales. - logro oír que susurra la vieja cascarrabias.

- Anciana fastidiosa. - digo y voy hacia mi habitación.

¿Puedo Quedarme Contigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora