Cuando Regina salió del baño, Emma no estaba en la habitación. Aprovechó para buscar algo que ponerse. Un vestido azul con unos tacones negros. Entró en el baño para secarse el cabello y maquillarse, sintió la puerta de la habitación cerrarse.
-¿Emma?-preguntó intrigada.
-Si, soy yo.-gritó la rubia desde alguna parte de la habitación.- ¿Ya estas?- entró en el baño. Regina la vio a través del espejo y le sonrió. Camisa blanca y pantalón negro de vestir.
-¿A dónde estabas?-preguntó Regina mientras cepillaba su cabello.
-En recepción.-dijo mientras observaba el rimel de Regina.- ¿Me prestas un poco?-dijo tomando el rimel y abriendolo
-Claro pero ¿Sabes usarlo?.-Regina rió y Emma se lo sacó de la mano y le sonrió mientras asientía. Emma comenzó con el maquillaje mientras Regina posaba su mirada en las acciones de la rubia.- ¿Qué hacías en recepción?
-Ah, me llamaron porque faltaba un florero y lo tuve que pagar.-le dijo Emma. Regina se sonrojó.- ¿Sabes quien pudo haberlo roto?
-Perdón, estaba enojada.
-No te preocupes.-dijo desinteresada.- Ya me aburrí.
-Okey, déjame que termino con el maquillaje y nos vamos.
-Okey.-Emma salió del baño y se tiró en la cama.- ¿Por qué te maquillas?-gritó.
-Para verme linda.
-No necesitas el maquillaje.-dijo la rubia mientras jugaba con un almohadón. Regina sonrió frente al espejo.- Yo creo que eso es una perdida de tiempo.
-¿Por qué lo crees?- tomó su cepillo de dientes y la pasta dentífrica. La colocó sobre el cepillo y comenzó a cepillarse.
-Porque la mujer mas bella siempre es la mas natural.-dijo la rubia. Regina enjuago su boca para responder.
-A veces me sorprendes Emma.-dijo apagando la luz del baño para salir.- Listo, vamos.
-Al fin.-dijo Emma levantándose de la cama.- Ya me estaba poniendo nerviosa.
Regina se colocó unas gotas de perfume, tomó su bolso y salieron. Regina llamó el elevador mientras Emma cerraba la puerta de la habitación. Bajaron hasta la planta baja y salieron del hotel.
-Por aquí se estacionan los taxis.-dijo Emma mirando a lo lejos.- Ven aquí.-tomó la mano de Regina mientras la encaminaba hacía donde estaban los taxis.
Subieron a uno. Emma le indicó a donde iban. Como de costumbre, Regina desconocía las calles, pues claro nunca en su vida había salido de Nueva York. La mano de Regina reposaba sobre su pierna, y sobre esta, la mano de Emma, quien brindaba pequeñas caricias a la recién encremada piel de la morena.
Regina observó el camino a medida que el automóvil avanzaba. Calles, parques, gente andando por allí. De seguro era el centro de la ciudad. Las estrellas dispersas por el cielo y una hermosa luna que hacía contraste. Regina sonrió y al parecer Emma lo notó.
-¿En que piensas?-preguntó la rubia risueña.
-En nada.-dijo Regina aun observando el lugar.- Es todo muy lindo. ¿No crees?
-Claro que si.-suspiró para llamar su atención. Regina dejó el paisaje de lado y le dedicó su mirada.- ¿No habías venido nunca?-preguntó Emma curiosa.
-Nunca.-dijo la morena mientras arreglaba su el pinta labios.- ¿Tu si?
-Si.-contestó Emma cuando el auto se detuvo.- Podemos seguir la platica en la mesa.-le sonrió.- ¿Cuánto es?-le preguntó al taxista.
-$14, 45.-respondió mirando el aparato digital. Emma sacó su billetera y le pagó.
-Muchas gracias.-dijo la rubia abriendo la puerta.
-A ustedes. Que disfruten.-agregó el hombre.
Regina bajó detrás de Emma, a solo segundos de cerrar la puerta, el taxi retomó su camino. Emma tomó la mano de Regina, haciéndole dar cuenta de que estaban frente a un hermoso restaurante.
-Wow, ¿aquí cenaremos?-preguntó una Regina atónita. Emma la miró y sonrió.
-Exacto, no sabes lo que me costó conseguir para poder cenar aquí, así que espero que te guste.
-Por ahora, me gusta el lugar, veamos que tal la comida. ¿Ah?-Regina me sonrió y Emma le devolvió el gesto. Entraron y un hombre de traje les dio la bienvenida haciendo una elegante reverencia.
-Buenas noches. ¿En que les puedo servir?-preguntó el hombre.
-Buenas noches. Tenemos una reservación a esta hora.
-Apellido.-dijo el morocho mientras sacaba una libreta.
-Swan.-contestó Emma.- Mesa para dos.
-Si, aquí esta.-dijo sonriente.-Las acompaño.-las condujo hasta una pequeña mesa de a dos.- Que disfruten la velada.-agregó antes de irse.
Se sentaron una frente a la otra. Minutos después un mozo dejó el menú sobre la mesa y se retiró.
-¿Qué vas a pedir?-le preguntó Emma mientras buscaba algo para cenar.
-No lo se.-dijo Regina pensativa.- Es que todo es tan elegante.-agregó.- ¿Tu que pedirás?
-No lo se.-dijo pensativa.- ¿Has comido algo de esto?-preguntó Emma arqueando una ceja.
-No.-rio. Que poca cultura.- ¿Tu?
-Yo si, pero muy pocas. ¿Pedimos algo para compartir?-preguntó.
-Claro. ¿Algo como que?-Regina levantó su mirada para encontrarse con los ojos azules de Emma mirándola.
-Mmm… ¿Pechugas de pollo a la gordonblue?
-¿Ah?-Regina levantó una ceja.- ¿Qué es eso?-preguntó casi en un grito.
-Baja la voz.-rió.- Es pollo.-le explicó, la morena asintió.
Mientras hablaban el mozo que antes había dejado el menú sobre la mesa, les tomó el pedido. Luego trajo las bebidas y más tarde la comida.
-¿Te gusta?-preguntó Emma mientras pinchaba de su plato.
-Si, esta bueno.-contestó Regina mientras sonreía.
-Me alegro.-Emma le devolvió la sonrisa.- Bueno…- si, Emma estaba nerviosa. Pero… ¿Por qué?
-Bueno…-repitió Regina graciosamente.- ¿Qué quieres decir?-preguntó Si tienes algo que decir, dilo, sin rodeos.
-Mejor te dejo comer tranquila y luego lo hablamos.-le dijo. Regina arqueó una ceja. ¿Qué estaba pasando?
-Dime… puedo comer y hablar a la vez.
-Okey, no es de lo que quiero hablar pero creo que debemos.-le dijo la rubia y Regina seguía sin entender.
-¿Entonces?-la dejó seguir.
-La boda.-dijo Emma. El pollo que pasaba por la garganta de Regina se quedó atorado.
Es que Regina no quería pensar en eso, solo quería que ocurriera de una buena vez y ya dejar de pensar en lo que vendría luego, la luna de miel y su peor pesadilla, Emma y sus fantasías sexuales...
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La Bella & la Bestia [SQ]
FanfictionQue feo es cuando la persona que más amas es la persona más fría del mundo, que feo cuando le intentas demostrar tu amor y te echa de su vida a patadas, que feo que tu seas presa de sus castigos y malas costumbres. La historia NO es mía, es una adap...