Capítulo 28

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Regina

Sus besos húmedos y apasionados encendían fogosidad en mi cuerpo, su mirada nublada de deseo me invitaba a sentir algo que solo había experimentado dos veces en mi vida y Emma había sido la causante de lo anterior.

Me senté sobre su cuerpo mientras Emma se acomodaba sobre la cama conmigo encima. Quitó mi campera y la tiró al suelo junto con la suya, comenzó a dejar un sendero de besos sobre mi cuello y así dio la vuelta para dejarme debajo de ella. Sonrió, sabía que ahora yo estaba en su poder.

-Déjame decirte que he estado esperando esto desde que te vi en esa maldita subasta.-confesó entre jadeos.- No te vayas como la última vez.-me dijo al oído.

-No lo haré Swan.-respondí tensándome ante sus caricias sobre mi sostén.

Y estaba más que claro que iba a pasar, aún que mi corazón acelerado no era solo excitación, si no también miedo y nerviosismo que me carcomían por dentro. Era mi primera vez y por más que quería tranquilizarme, sabía que iba a doler y que Emma no iba a ser muy piadosa a la hora de hacérmelo.
Acarició mi rostro y tiró su camisa a alguna parte de la habitación.  

-¿Estas bien?-preguntó besándome con ternura.


-S..si.-respondí agitada. Detuvo los besos y caricias, me miró con detenimiento.

-No seguimos si no quieres.

-No he dicho eso Emma.-dije sin siquiera mirarla.

-Hey, no te estoy obligando.-pasó su mano por toda la extensión de mi pierna.- Es en serio, podemos dejarlo aquí.

-No será como la otra vez.-dije.

-Gina, te repito, no te estoy obligando. Dejémoslo aquí, ¿si? Puedo esperarte, pero no más que hasta la luna de miel.

-Emma no tienes que esperarme, te he dicho que si.-dije en un grito.

-Tranquila.-procedió a besar mis labios.- Sin presión, cariño.-levantó mi remera hasta donde se encontraba el sostén.- Te queda a la perfección.-me halagó sin pensarlo dos veces. Le dediqué una sonrisa y le planté un beso sobre sus labios.

-Ya no pares Swan.-dije excitada. Sonrió para seguir con su juego de besos y caricias.

-Tus deseos son ordenes princesa.-besó mi ombligo haciéndome estremecer.- Pero debes esperar, todo a su debido tiempo.-repitió la acción anterior.- Vamos, quiero oírte pedir por mi.-susurró mientras desprendía su pantalón.  

Tres golpes secos en la puerta hicieron a Emma fruncir el seño. ¿Qué interrumpía esta vez?

-Hagamos como que no pasó nada.-dijo antes de seguir. Dos golpes más la hicieron gruñir y mi paciencia se agotaba.- ¿QUIÉN?-gritó enojada.

-Sean.-dijo del otro lado de la puerta.

-¿Qué hace este aquí?-me preguntó como si yo supiera.

-¿Yo que se Swan?-respondí malhumorada.

-No importa, dile que se vaya.

-¿Cómo voy a decirle eso Emma?-mi seño se frunció al igual que el de Emma.

-¿Pueden abrirme?-preguntó con ternura que en este momento me sacaba de quicio.

-Si, ya vamos.-dijo la rubia de mala gana. Se levantó de la cama y abrochó su pantalón.- A este imbécil lo mato apenas abra la puerta así que prepara tus maletas porque nos vamos de aquí.-dijo acomodando su camisa sobre su cuerpo.

Me levanté de la cama y baje mi remera para luego ponerme los jeans.

-Yo voy Swan.

-No Gina, voy yo. Vamos a ajustar cuentas.-me tomó del brazo y me zafé de su agarre.   

No iba a dejar que Emma saliera a abrirle a Sean cuando sabia que Emma era impulsiva y podia cometer cualquier idiotez además de que estaba desaliñada.

-Emma, mira como estas, ¿Qué crees que pensara cuando te vea?-mientras nosotras discutíamos el chico esperaba afuera. Emma se miró a si misma en el espejo y luego me miró.

-Que se de cuenta que nos interrumpió.

-Quédate ahí Emma, yo voy, si necesito algo, te llamo. No seas tan dramática.- y sin decir más nada me dirigí hasta la puerta y abrí. Sentí el portazo de la puerta del baño. Estaba más que claro que mi rubia se había enojado.

-Hola.-me sonrió. Vi miles de bolsas que lo rodeaban.

-Oh, hola.-le devolví la sonrisa.- Ya veo a que vienes.-dije divertida. Hizo una mueca.- ¿Me ayudas a entrarlas?-pregunté.- Emma se enojó conmigo y se que no me ayudara con esto.-ahora el turno de hacer una mueca, fue mío.

-Claro que si Gina.-dijo cortésmente. Tomó varias bolsas de las correas y las entró a la recepción de la habitación. Hice lo mismo.  

La Bella & la Bestia [SQ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora