Capítulo 42

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Nos encontrábamos paseando por el centro de la cuidad, tomadas de la mano, como una pareja. Emma buscaba con la mirada un lugar donde tomar la media tarde. Acompañadas por un sol que se iba escondiendo poco a poco, Emma tarareaba una canción alegremente. Caminábamos paseando por la ciudad, viendo locales de hermosa ropa, observando a los animados franceses bailar en las esquinas.

-¿Aquí?-preguntó y señaló un bello café de puertas de Nialltal.

-Si, como quieras.-respondí por lo bajo observando como dos niñas se peleaban por una muñeca de porcelana.- Si, entremos.-dije luego. Emma alzó los hombros y juntas entramos al lugar.

Era un pequeño café pero muy pintoresco. Poseía mesas de madera con pequeños detalles en las patas y alrededor de estas. La gente estaba sentada hablando sonriente y bebiendo café. Emma se acercó a una mesa para dos y movió la silla para que yo me sentara. Le sonreí e hice caso. Rodeó la mesa y se sentó en frente mío.

-Bienvenidas.- dijo un mozo de baja estatura mientras colocaba las cartas sobre la mesa.- Cuando ya estén listas para pedir, pueden llamarme.-dijo y sonrió sutilmente para luego darse la media vuelta y alejarse de nosotros.

-Yo quiero un frapuccino.-dije y dejé la carta sobre la mesa. Emma torció la boca mientras pensaba.

-Yo quiero, lo mismo.-dijo y sonrió. Alzó la mano y pronto el hombre estaba al lado nuestro.- Dos frapuccinos.

-Enseguida se los traigo.-dijo y sonrió mientras se retiraba.

Emma se distrajo viendo un partido de futbol que pasaban por la televisión del lugar. Me dediqué a observar el lugar donde estábamos. Era típico de Francia, lo que a mi más me gustaba.

-¡No!-exclamó enojada.- No se cómo hacen para perderse ese gol.-golpeó la mesa.

-No entiendo por qué se ponen así.

-¿Quiénes?-preguntó sin dedicarme su mirada.

-Los fanáticos de fútbol, son todos así cuando ven partidos de futbol.

-No lo creo Regina.-dijo y negó con la cabeza.- ¿Has visto eso? No sabe siquiera atajar la pelota, hasta yo lo haría mejor.-dijo y se cruzó de brazos. Reí.- No me hace gracia, cariño.

-A mi si.-espeté pensando en la expresión que ella acababa de utilizar.- ¿Cariño?-pregunté alzando una ceja.

-¿Qué? ¿Qué tiene?-hizo una mueca y se rascó el cuello.

-No lo se, nunca me has dicho así, solo cuando pretendes llevarme a la cama.-dije. Rió.

-Bueno, si no quieres no te lo digo.-alzó los hombros. Abrí la boca para hablar pero Emma continuó.- Hablando de eso, ¿cómo la has pasado anoche?-preguntó. Sentí como se acumulaba la sangre en mis mejillas.

-Dos frapuccinos para la mesa ocho.-dijo sonrientemente el mozo.

-Gracias.-dijimos Emma y yo al unísono. El hombre hizo una leve reverencia y se retiro.

-¿Y?-preguntó retomando el tema.

-¿Y que?-dije desentendida. Rió.

-No te hagas la tonta.-me sonrió y tomó de su frapuccino.- Sé que te ha gustado.

-Si, realmente este frapuccino está de lo mejor.-dije y sonreí. Torció los ojos y me observó.- ¿Qué no hablamos de lo mismo?-pregunté inocentemente y luego le dediqué una pícara mirada. Negó con la cabeza.- Ah, pensé que hablábamos del frapuccino.-torcí la boca. Rió.

-¿Vas a esquivarme por el resto de la estadía en Francia?-preguntó. Negué con la cabeza.

-No te he esquivado, míranos, estamos aquí sentadas hablando, no me he ido.

La Bella & la Bestia [SQ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora