Capítulo 6:

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Regina

Esa noche no dormí, para mí casarme a los 17 años es una locura y más si no es por amor. La odio, no existen mejores palabras para decir lo que siento en este momento ¡Odio a Emma Swan!  No puede llegar y decirme, mira Regina nos casaremos.
¿Pero quién se ha creído? uf no puedo ni pensar en ella porque me dan ganas de correr a su habitación, poner una almohada sobre su cara y presionar hasta que deje de respirar.

Me levanté y me di una larga ducha, me maquille para tapar todas las marcas que delataban mi terrible noche. Lo logré, mi maquillaje cubría todo. Me vestí con unos vaqueros blancos y una sudadera, hacia frío y es obvio porque estamos llegando al invierno.

Bajé con pesadez las escaleras y me encontré con Emma sentada en la mesa, la televisión encendida en el canal de las noticias y su taza de café llena frente a ella.

-Buenos días.- dijo sin despegar la mirada de la tele.

-Sería un buen día si no te hubiese encontrado aquí.- dije de mala gana mientras me sentaba en la mesa.

-Ya basta eh, tranquila.- dijo mirándome.- ¿Por qué te maquillas tanto?

-¿Y que te importa?- apoyé mis brazos sobre la mesa y recosté mi cabeza sobre ellos.

-¿Has dormido?

-No.

Una de las criadas se acercó a mi.

-¿Que va a desayunar señorita?- me sonrió simpáticamente.

-Un zumo de naranja.

-¿Y algo de comer?- me miró extrañada.

-No gracias.- dije fingiendo una sonrisa mientras ella se retiraba.

-¿Qué es lo que te pasa?- dijo de mala gana mientras me miraba.- Claro, si se puede saber.- agregó con sarcasmo.

-¿Y todavía preguntas que me pasa?- dije casi sin fuerzas para hablar.- Tu presencia en mi vida, eso me pasa.- se levantó de su silla y se sentó a mi lado.

-Las te vale que te vayas acostumbrando a mi presencia porque dentro de dos semanas compartiremos la cama.- desvío la mirada hacia la tele.

-Eso ni lo sueñes.- le advertí.

-No lo sueño, es lo que pasará.- dijo de mala gana. Puso uno de sus brazos al rededor de mis hombros- Vas a ser mi esposa y por lo tanto tu papel en mi vida será complacerme por las noches.- besó mi mejilla haciendo ruido ¡Estúpida! ¡Desagradable! ¡Pervertida!

Sus palabras me habían dejado de piedra y sin respuestas. Yo no pensaba compartir cama con ella y menos tener relaciones. Esta mujer se estaba volviendo loca si pensaba en eso realmente.

La chica me dijo mi zumo de naranja y me lo bebí más rápido que nunca,pues tenía a Emma a mi lado abrazándome y ni siquiera me miraba. Observaba la tele con atención y hacia diferentes caras a medida que decían variadas noticias.

Me levanté de la mesa y camine hasta las escaleras cuando su voz me detuvo.

-¿A dónde vas?- preguntó incrédula.

-A mi habitación.- respondí retomando mi paso. Se levantó de la silla y me siguió. -¿Qué? ¿Que quieres?

-Me voy al trabajo.

-Ahhh ¡Feliz cumpleaños!- dije sarcástica- ¿Crees que me importa?- de mala gana.

-No, no creo que te importe, porque no te importa. Solo te avisaba porque tú te vienes conmigo.

-No, yo no voy contigo.

-Si, tu si vienes conmigo. Así que quiero que te vistas como una persona normal y bajes en 10 minutos.

-En un principio soy una persona normal y por otro lado, si no quieres que me vean así vestida no me lleves.- dije enfadada antes de seguir subiendo las escaleras.

Entre en mi habitación y cerré de un portazo. ¿Una persona normal? ¿Pero quién se cree está inútil? Estoy vestida como las personas normales, tengo un mono blanco floreado, ¿Acaso porque creen que tengo 20 debo vestirme como una vieja?

Me tumbé en la cama y encendí la tele. Me divertí viendo "Friends". Me reí un rato hasta que un golpe seco en mi puerta me hizo sobresaltar.

-¿Quien?- grité sin levantarme de la cama

-Yo.- me grito desde el otro lado de la puerta

-No quiero que entres.- le grité subiendo el volumen de la tele para no escucharla.

Pero de todos modos entró en mi habitación.

-Nos vamos.

-Te vas tú.- la corregí.- No vaya a ser que te vean con una persona anormal.

-No me refería a eso. Me refiero a que no te vistes como cualquier chica. Te vistes de una forma rara ni muy arreglada ni muy llamativa.

-¿Arreglarme para que?- me senté en la cama y apagué la tele.- ¿Para que tú me veas arreglada? Ni lo sueñes, yo me arreglo cuando estoy de humor, cuando tengo a alguien que note mi presencia y cuando tenga a alguien a quien le importe como este vestida o maquillada. En cambio yo te tengo a ti, no estoy de humor y ni te importa como este vestida.

-Claro que me importa.- dijo apoyándose en el marco de la puerta.- Despues de todo serás mi esposa.

-¿Y eso a que viene ahora?

-Que la esposa de Emma Swan tiene que estar bien arreglada y ser elegante.

-Solo te importan las apariencias.- dije de mala gana y me encerré en el baño.

-Dal de ahí.- golpeó la puerta.- Nos tenemos que ir.

-Dime...- grité desde adentro.- ¿Para qué quieres que vaya?

-Necesito ayuda

-¿Para que?- me apoye en la puerta.

-Me quedé sin secretaria.

-¿Me vas a pagar?- Dije abriendo la puerta.

-Si trabajas como se debe sí, pero tienes que ponerte algo más formal. Ponte vaqueros con una camisa.

-De acuerdo.- salí del baño y camine hacia mi armario

-¿Me dejas elegir? - dijo acercándose a mi.

-No.- respondió secamente mientras buscaba entre la ropa.

-¿Por qué no?

-Porque no.

-Esa.- señaló una beige.

-No lo sé.- mientras la sacaba de la percha- es muy ajustada.

-Es perfecta.- agregó mientras salía de la habitación.- Cámbiate y baja por favor.- me ordenó sutilmente mientras cerraba la puerta.

Me vestí con la camisa beige. No era nada fea pero era muy ajustada, hacia resaltar mis curvas y se pegaba a mi cintura, además quedaba muy bien con los vaqueros blancos. Me sentí rara, nunca la había usado y menos para salir de mi casa.
Me miré al espejo y suspiré, tal vez sea hora de salir del cascarón y demostrarle a las personas que detrás de esta máscara de niña mimada existe una mujer.
Cogí mi bolso y me lo pide al hombro, me coloqué los tacones, me puse el abrigo y bajé.

Emma estaba apoyada en la puerta principal con un maletín en la mano. Desvió la mirada hacia mí cuando me vio bajar.
Salimos de la casa en silencio y mantuvimos ese silencio durante el viaje a la oficina.
Al bajar Emma tomó mi mano, no la rechacé porque su padre estaría ahí.


La Bella & la Bestia [SQ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora