Capítulo 43

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Un rayo de sol se coló por la cortina dándonos la bienvenida a nuevo día,. Emma se estiró sobre la cama y acomodó uno de sus brazos sobre mí cara. Bufando, me quité el brazo de encima y me di vuelta para no tener que soportar el sol sobre mí rostro. Emma, se removió entre las sábanas y tomó mí cintura para pegarme a ella.

-Buenos días.-susurró en mí oído y segundos después depositó un beso en mí cuello.

-Buenos días.-contesté, aún con los ojos cerrados.

-No quiero levantarme.-Se quejó mientras que sus dedos brindaban caricias sobre la piel de mí pierna.-Quiero estar aquí todo el día, sin movernos un centímetro.-murmuró y bostezo. Sonreí

-¿No piensas desayunar, almorzar, tomar la media tarde o cenar?

-Tengo mis maneras de saciar el hambre.-dijo y largo una tierna carcajada.

-Ya cállate.-dije y reí.

-¿Quieres saber lo que es el sexo matutino?-pregunto la rubia. Recién eran las diez de la mañana y Regina ya estaba roja como un tomate.

-Duermete Emma.-dije y reí. Emma se pegó más a mi.-Vas a lograr que te entierre mí codo en tu panza.-dije y Emma rió.

--Malevola.-dijo y beso mí cuello nuevamente.-No has dado respuesta a mí pregunta.-dijo y siguió con sus besos.

-Puede ser que quiera saber Emma -dije y mordí mí labio inferior

-¿Tienes los ojos abiertos?-preguntó.

-No, ¿eso viene al caso?-pregunté riendo.

-No.-rió.- Solo quería saber.-añadió luego.- ¿Sabes?-bajó su tono de voz y habló a mi oído.- Amaría despertar todas las mañanas así.

Mi corazón dió un vuelco y sentí como mi respiración se aceleraba. Capaz era una manera de demostrarme que algo sentía por mí, que algún día podríamos llegar a ser más que una pareja forzada al casamiento.

-Eso fue tierno.-dije y abrí los ojos.

Di la vuelta entre sus brazos y quedé de frente a ella. Su pelo desordenado le daba un toque hermoso a su perfecto rostro y sus labios humedecidos por su propia saliva, invitaban a darle un beso.

-Ahora si te veo.-sonrió.

-Veo que estas de buenas, Swan.-dije. Rió y volvió a rodearme con sus brazos.- De muy buenas.-añadí.

-Si, se llaman ataques de ternura.-dijo. Sonreí.- ¿A ti también te dan?-preguntó.

-No lo se.-dije y reí.- Me gusta que estés así.

-Me suena extraño.-sonrió. Asentí.- ¿Quieres que salgamos a desayunar?-preguntó.

-¿No querías quedarte en la cama todo el día?-pregunté. Rió.

-Si tú quieres.-dijo. Reí.- De todas maneras, yo quería otra cosa.-dijo haciendo morros. Reí.

-¿Y que quieres?-pregunté. Arqueó una ceja.- No respondas, cerda.-añadí causando una pequeña risa de su parte.

-Desayunemos.-dijo y besó mis labios.- Ya, en serio me ha dado hambre y serás tú la que deberás sufrir las consecuencias.-sonrió. Se puso de pie y estiró sus brazos.

-Tengo una pregunta.-dije. Me observó y se frotó los ojos.- ¿Siempre piensas en lo mismo?

-Desde que te vi.-sonrió.- Hey, vamos a ti también te gusta.-dijo y arqueó una ceja.- La has pasado de lo mejor el otro día.-rió.- ¿Entonces quieres que pida el desayuno a la habitación en vez de ir a desayunar juntos por las calles de Paris?

La Bella & la Bestia [SQ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora