La luna resplandece sobre la oscura noche mientras voy marcando pasos, unos que a los segundos se van apresurando hasta sentir que tengo las suficientes fuerzas para correr restándole importancia a las personas que me observan dubitativas. No quiero ser el centro de atención, pero lo que acabo de presenciar dentro del coche de mi jefe está fuera de mi alcance para poder procesarlo con más tranquilidad y deducir que fue un acto de amargura por el estrés laboral. Volteo varias veces para ver si Trevor me sigue, pero la pista está casi vacía y eso me alivia un poco. Estoy a dos cuadras de la tienda Zara, así que extraigo mi teléfono de bolso y busco en la agenda el nombre de Javier y al encontrarlo le doy a llamar.
—Dime Helena, ¿todo bien?
Voy alentando mi caminar, al mismo tiempo veo como me voy acercado a las puertas de mi antiguo trabajo y trato de recuperar el aire perdido para dialogar tachando algunas partes de lo que ocurrió.
Mejor dicho, omito todo.
—...Si Javi, estoy afuera de la tienda, ¿puedes bajar por mí?
—¿Pero qué estás haciendo ahí? Salimos antes de hora y estoy camino a casa. — informa algo... ¿airado? Como no tengo una respuesta exacta para su pregunta, me quedo en silencio pensando en una que pueda ser creíble. — ¿Hola?
—Lo que sucedió fue que el bus se quedó varado y me dejó a mitad de camino. Por ello, quiero que vengas por mí, por favor. — menciono sin quitarme la arrebatada reacción de Trevor de la cabeza.
—Está bien Heli, te recomiendo que vayas al parque que está ubicado a dos cuadras más arriba, allí no estarás sola. Te veo en diez minutos. — y cuelga la línea dejándome con esa sensación de incomodidad floreciendo en mi cuerpo.
Guardo mi celular, tomo postura y comienzo mi partida hasta el parque mirando siempre a todos lados para no atraer sospechas, ya que una señorita con un bolso en brazos y vestida formalmente es carne fresca para los ladrones. No pienso ir sola hasta casa, ya que mi jefe podría estar en cualquier lado y temo que lo esté atrás mío... Ni sé por qué tengo esa inseguridad y miedo, solamente lo hice enojar y ya.
Sana y salva entro al caminito angosto de piedras pequeñas y ubico la primera banca para sentarme, sujeto firmemente mi bolso y observo mi reloj de muñeca. Ya faltando casi tres minutos para la llegada de mi compañero de casa no puedo evitar saborear ese ácido que hasta ahora no se me quita al ver cómo mi jefe curioseaba por esa desgraciada mujer insistiéndome en saber de dónde y cómo la conocía, pero eso no es lo único que me mantiene incómoda, lo peor es saber si él la conoce. Y si así lo fuera, ¿de dónde? ¿Acaso Charlotte era su mucama antes de trabajar en la tienda? ¿O es que este es amigo de su mamá?
Tantas preguntas y cero respuestas.
No me doy cuenta que llevaba minutos contemplado el suelo, como si este fuera mi mayor admiración y como si las respuestas estén ocultas entre ellos que el toque cálido de un dedo alzando mi barbilla hace que dé un brinco y termine de alzar mi rostro por completo zafándome de mis hastiosos pensamientos.
—Calma, ya estoy aquí, ¿qué te sucede? Te sigo notando muy extraña. — me coloca un suave beso en mi frente y vuelve a su posición recta retrocediendo dos pasos.
—N-Nada, no me sucede nada. Es solo que el trabajo... Ya sabes, tiene a uno estresada. — muevo las manos al aire para hacer real mi mentira y verme dramática.
Si, dramática...
—Está bien, te creo. Oh cierto, lo olvidaba, tus padres llegaron. — informa ofreciendo su brazo para cargar mi bolso y por lo acojonada que me encuentro se lo doy sin pensarlo, a la vez que voy corriendo para tomar el bus.
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© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)
Mystery / ThrillerHelena experimentó lo que era el dolor, la angustia y el terror en carne propia, haber sido violada. Ella buscó justicia y logró su objetivo de echar al tipo tras las rejas. Con el tiempo decidió trabajar en una de las empresas más reconocidas del p...