Parte 4

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HELENA

—Nos vemos —me despido de Alice, quien no tiene el brillante semblante de todos los días.

—Te aviso cuando pongamos manos a la obra, debo cuidar del niñato —asiento y cierro la puerta de mi casa.

—¿Estás son horas de llegar? —mi madre en el mostrador atrae mi atención con su llamado firme. Mi padre como siempre sentado en el sillón dándole la espalda.

Lo entiendo muy bien. Paty ha estado actuando tan paranoica últimamente que ni yo quiero estar tratándola.

—Perdón madre, se me bajó la batería y no pude responder.

—Te llamé varias veces.

—Me quedé dormida.

—¿Dormida a las dos de la tarde? ¿Y el muchacho que dormía aquí?

Ah verdad mamá, antes de eso conversé con el hombre que me violó aquella noche y más tarde estuve cuidando a Javier, quien se desmayó de tanto polvo en su organismo; por lo que no presté atención al móvil y de seguro se me apagó.

Ahhh, ya me enredo en mi propia red de mentiras.

—¿Qué has hecho de comida? —esquivo su pregunta con otra.

Esta me observa reprobatoriamente y marcha a la cocina.

—Milanesa de carne con ensalada.

Yumi, que rico. Me visto y bajo, de paso debo hablar con ustedes.

Voy a las escaleras.

—Muy bien hija, nosotros también —me detengo y finjo entendimiento mostrando una sonrisa.

Todas sus charlas, la gran mayoría, tienen que ver con mi tía Maribel. Ay, ya no quiero que duela.

En plena cena espero a que mis padres inicien lo que tengan que decirme. Solo se oyen el sonido de los cubiertos al cortar la carne o picar la ensalada, nada más. Me estoy impacientando.

—Cuéntanos hija, ¿qué nos querías decir? —pregunta mi padre terminando de masticar las papas fritas.

¿En serio?

Les mencionaré acerca del viaje que tendré con Tre..., diré con Elm. Antes de partir de la residencia se me acercó y dijo que allá iba a contratar a cuatro de los mejores abogados que Antonio podría ofrecerle para el caso. No puede conformarse con solo una.

Y para colmo la única testigo cercana de él y la víctima, que es Javier, soy yo. No tengo opción.

—Tengo un viaje empresarial a Turquía con mi jefe y permaneceré en una semana. Partiré el dos del siguiente mes —o sea, solo faltan cinco días.

Paty se atraganta con la comida y creo ver que cayeron microscópicos trozos de su boca. Al parecer no se ha tomado muy bien la noticia.

—Puedes ir, hija —contesta mi padre sin prestar atención mientras corta su carne pasivamente. Mi madre lo fulmina con la mirada.

—Pero con qué permiso la estás...

Mi padre deja el cuchillo al lado del plato y la observa seriamente.

—No necesito de tu afirmación para decidir por mi hija, tanto tú como yo podemos autorizar sus permisos y avisos —exacto, añadiendo que en ningún momento les pregunté—. Desde ahora las cosas se harán claras si no quieres que lleguen a saberse otras "nuevas noticias". Ya estoy cansado —mi padre hace énfasis en las dos palabras y en tono de voz muy sátiro. Se dirige a mí—. Te deseamos lo mejor cariño, no por gusto te has esforzado cinco años de universidad, debes aprovecharlos al máximo y cuentas con nosotros.

© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora