—Hola, ¿no? —le digo en tono irónico.
Este rueda los ojos sin tomarle importancia a mi respuesta, chasquea los dientes y vuelve a mirarme.
—¿Quieres que te abra los brazos después de la largada que me diste? — interroga cruzando los brazos y arqueando una ceja.
La molestia le abarca en su rostro.
Sin embargo, no estoy aquí para responder su cuestionario, por lo que sin su permiso me abro paso al umbral y me adentro a su sala.
Doy un silbido al aire admirando cada detalle de su acogedora casa. La chimenea le da un toque hogareño y caluroso; la luz de la casa no es ni baja, pero tampoco tan intensa para aturdirte la vista; la cocina y el comedor están de la mano y una escalera posa en medio del pasillo central guiándome al segundo piso de la casa.
Tiene buen gusto después de todo.
—Deberías estar agradecido por tener todo lo que estás viendo cada vez que abres tus ojos, ¿no crees? —indago y me giro para encararlo.
Él cierra la puerta a modo de querer echarme de aquí de una buena vez y avanza unos cuantos pasos.
—Y tú también deberías estar agradecido con que haya sacado tu trasero de esa celda, pero no ¡El violador me echó a patadas de...
Furioso, lo detengo y me acerco a él deteniéndolo de golpe cuando intentaba rodear el sillón para sentarse.
—¡Tuviste miedo marica, me abandonaste cuando más te quería y te saliste con la tuya! — le señalo, al filo de ahogarme en un volcán a punto de estallar—Todo este tiempo tuve que limpiar mi nombre quemándome las pestañas en tener una empresa, ¿sabes lo arduo que fue eso? ¿Lo difícil convencer a varios empleados para que aceptaran mis conocimientos y me dieran el permiso para levantar mi compañía? —hago énfasis en "me dieran el permiso" — ¿Los putos trámites que tuve que hacer cada día a cada hora para estar donde estoy? ¡Y sí! Hasta ahora lo estoy haciendo, solo que ahora sí estoy ejerciendo mi puesto de jefe de compañía y poco a poco poder acabar con esta jodidera. —un ácido amargo se incrementa en mi sistema digestivo cuando Helena se me cruza por la cabeza— Pero, ¿sabes que es lo peor? Que todo lo conseguí sin tu ayuda ¡Por eso te largué! ¡Porque no necesito personas como tú! Preocupándose más por sí mismos que por el otro ¡Por su propio hermano!
Este afloja su cuerpo y retoma su erguida postura, la misma que lo caracteriza como el "adonis, quijada perfecta, rostro del mejor escultor y hombre del pueblo".
—¡Claro! ¿Y no te das cuenta que si seguía contigo llegaría a verme como tu cómplice? — interpela mostrándome su dedo índice sobre mí— Tengo una vida que disfrutar y no iba a soportar tanto tiempo en guardar todo lo que estaba haciendo.
—Eso es lo malo de ti, que no eres fuerte.
—No se trata de ser fuerte, se trata de no terminar en la cárcel como tú. —me responde limitándose a decir más palabras.
Las cuales no creo que teman en revelarse.
—¡Ja! ¿Y mira quién lo dice? El mismísimo drogadicto del condado — proclamo extendiendo los brazos hipócritamente.
Mi hermano solo me baña en lava con su mirada y se mantiene callado. Luego se deja caer pesadamente y palmea una sola vez sus rodillas expulsando toda la ira en ellas.
—Sabes muy bien que estoy trabajando en ello, y sé que no me falta mucho para culminar con toda esa pérdida de tiempo.
Me pongo a pensar que la sorpresa que quise darle antes de ingresar a su casa tomó un vuelo rápido hacia mí. Alzo las cejas y los ojos a modo de asombro y me siento en el mueble de al frente cruzando las manos tomando una postura relajada.
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© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)
Misterio / SuspensoHelena experimentó lo que era el dolor, la angustia y el terror en carne propia, haber sido violada. Ella buscó justicia y logró su objetivo de echar al tipo tras las rejas. Con el tiempo decidió trabajar en una de las empresas más reconocidas del p...