Parte 1

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No se me ocurrió qué título ponerle, así que, POR AHORA, lo enumeraré :3

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HELENA

Ayer, luego de ver a mi jefe acercarse a la puerta, bajé corriendo hasta la sala donde, todavía, Alice conservaba sus alimentos en la despensa. Le pedí, no, le rogué que asegurara la entrada principal y que bajo ningún motivo o previo aviso fuera a atender por si es que llegaban a tocar.

—No te entiendo chiquilla, ¿alguien te busca?

Sacudí la cabeza y le dije que no me desobedeciera.

—¿Hombre o mujer?

Volqué los ojos a medio camino de ir a la habitación.

Ok, de nada te servirá mentirle, ella, finalmente, termina sabiendo todo.

—Hombre —obligué a mis piernas a continuar sus pasos. Lorraine me detuvo con su explicación.

Extrañamente sentí mi estómago hundiéndose y las tripas temblando de a rebato. Incliné los hombros hacia arriba sin importancia. No era la primera vez que estas señales eran recibidas por todo mi cuerpo cada vez que lo veía, o pensaba. Y muy iguales a cuando estaba con el desconocido autor de las notas, el vil personaje de mis pesadillas, el visitante de mis intranquilas noches.

—Bueno, no puedo asegurar la casa por completo porque mi ocupada madre no tardaría en llegar y no es necesario activar las cámaras y los alambres eléctricos que están por encima de las rejas. Me acaba de mandar un mensaje diciéndome que a más tardar su avión aterriza mañana temprano o pasado. Quizá venga a dejar unas cosas y en pocos días llevarme; ya tengo mi puesto libre en su empresa en Francia —concluyó. Me encogí de dolor al saber que los últimos momentos que he podido pasar con ella han sido al sacarla de prisión, de seguir viviendo en una casa sola y con falta de amor, o de entregarle dos veces a Javier herido para que descanse en una de sus habitaciones... Solo le he traído problemas, mis problemas.

Chasqueé los dientes y apreté los puños sobre mis caderas. En silencio me devolví al cuarto, ya no había nada que hacer; solo tener que atender a mi jefe si en cualquier momento se atreve a tocar el timbre de la casa y a cuidar de Javi. En ese entonces mi cabeza no daba para más.

¿Qué hacía él aquí?

¿Por qué me saludó de esa manera, como si vernos cotidianamente en el trabajo y afuera de él sea un encuentro casual?

¿Por qué su presencia atrajo esos horribles recuerdos que inmortalizaron mis deseos de no poder dormir?

Y esa noche pasó lo mismo.

Hoy mismo me levanto y bato lentamente la cabeza al apreciar a Javier, me sigue decepcionando su inapropiado comportamiento, sea cual haya sido el problema no es ni por asomo recurrir a las drogas. Hago atrás mi cabello, el echo de que esté cansada corporalmente no significa que vaya a desquitarme con todos, todo está adentro, mi mente se halla muy débil como para tener un candente enfrentamiento.

Me comprometo a llevarme bien, a no abrir mi boca, no quiero tener dificultades que sé que no podré arreglar. Tal vez Javier al despertar ni recuerde lo que hizo ayer y Alice vendrá con el desayuno, tal cual como un día normal. ¿Trevor? No, él no incumbe. Ayer antes de dormir eché un vistazo a la calle y ya no lo volví a ver, aunque me entró la intriga de saber cómo es que él se había ido y dejó su caro auto a plena vista y luz nocturna.

Con el cuerpo mojado y envuelto en una toalla salgo de la habitación para descender por las angostas escaleras. Paso a recorrer el magnífico pasillo donde a mi izquierda se presencia el total de la sala, la estancia, el comedor y a dos entradas la cocina, todo brillando gracias a los grandes cristales que permanecen una al cada lado de la entrada. Al llegar a mi objetivo toco la puerta y al instante soy atendida.

© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora