Lejanía

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JAVIER

Sabía que no podía ocultarlo por mucho tiempo.

Llevo casi una semana intentando digerir, aceptar la descarnada verdad y realidad. Llevé días y noches con los ojos hinchados y rojos de tanto llorar en silencio. Aunque tratara de ocultarlo luego de que fuera a casa de Helena sé que pude haber sido notorio, soy malo ocultando cosas. Los tragos no han ayudado, los encuentros con mujeres en diferentes bares tampoco, sus coqueteos eran latosos, pero lo que llegó al límite fue lo que yo hacía, aceptar sus peticiones a pesar de que me repugnaba. ¡No sabía qué hacer! Estaba tan nublado, tan ciego que solo decía "sí" a lo que se me presentara.

Charlotte me consoló como pudo, hasta que pensé que podía cambiar todo. ¡HA! Estaba tan equivocado. En varias noches fui a su casa donde me invitaba a pasar la noche y yo, tan lastimado, con la mente en blanco y muy endeble, nuevamente aceptaba. Para evitarme problemas con mi chica favorita de ojos verdes, hacía todo lo que estuviera a mi alcance para aparecerme en su casa como si nada sucediera. Aunque creo que no he sido del todo convincente, ya que he notado su sospecha hacia mi apariencia física. Agradezco que no haya reiterado en hacer preguntas.

Acabo de abrir los ojos y la cabeza me estalla como fuegos artificiales, cada mínimo sonido me altera y rápidamente me hace bajar los párpados para seguir durmiendo. Mi cerebro comienza a rebobinar lo que ha ocurrido.

¿Qué día es hoy?

Ah... Todo el cuerpo me fastidia, cada músculo me pesa, no puedo moverme, ni si quiera los dedos de mis pies. No me sorprendería que esté paralizado, sin cálculo alguno de lo que le he metido tanto a mi sistema, he contaminado mi sangre y me he destruido, he derrumbado la fortaleza que he estado reuniendo en mucho tiempo. Fui débil, maldición.

¿Qué pasó ayer?

Recuerdo esta habitación, ya he estado aquí... ¿cierto?

La pintura, el balcón, cada estructura, la puerta, la fachada viva y moderada, y la esencia acogedora que transmite... Si, definitivamente ya he estado aquí. Es la casa de la loca.

Tomo aire y siento los pulmones encogerse, como si el poco oxígeno que aspirara me asfixiara. Genial Javier, tu momento de diversión terminó. Pfff, fue indignante, ¿cómo pude caer tan bajo? Acostarme varias veces con la chica que me amenazó y no solo eso, también lo hizo con Helena y mi familia. Y no me olvido de Cielo. Oh si, acabo de acordarme que Charlotte fue mi enamorada hace años, quizá por eso es que... No, lo mejor es olvidarlo. Esa mujer nos está haciendo daño, no me permitiré actuar de tal manera la próxima vez. Aprovechó mi vulnerabilidad para usarme como su juguete sexual, porque así es como me he sentido. En fin, de igual forma le hice lo mismo.

Hasta ahora y jamás dejaré de evocar aquella tarde donde recibí la llamada de mi desbocado padre diciéndome que mi hermana había fallecido. Un momento fui enviado a atender a un cliente que necesitaba consultar sobre una prenda, mi cabeza iba enfocada en elaborar un plan y en reunir el cien por ciento de mi paciencia para poder llevar a cabo la explicación, hasta que mi celular sonó y aprovechando la distancia que me quedaba por llegar atendí la llamada; y en un segundo mi vida se transformó. Mi mundo se cayó a pedazos y de esos pedazos fueron quebrándose más y más sin remordimiento hasta hacerse microscópicos y que esos se esparzan por todas mis células. Quise morir, me sentí patético, un imbécil por haber hecho las cosas mal y dejar que siguieran así. Dejar que mi padre se las llevase fue un catastrófico error, creerle que estaba todo bien. Fue culpa mía por tenerle fe. Las palabras de mi madre y de mi pequeña hércules me hacían ver que valía la pena todo, queriendo construir una nueva posibilidad de salvarlas, seguir reuniendo el dinero más la ayuda de mi compañera de cuarto y pagar todos los tratamientos. Sin embargo, no noté que la enfermedad iba avanzando y mi padre solo se podría estar burlando. Si desde antes no les importó no imagino que teniéndolas cerca y en mal estado sería reversible la necesidad, la intensión de ayudarlas.

© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora