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De pasar a colgar la llamada, inmediatamente camino a la puerta principal y abro la puerta con la intención de salir para esperar a David, pero la mano de Javier cubriendo la mía me detiene.

—¿A dónde vas? Si tu mamá no te encuentra me botará de tu casa y muerto. —su oración disipa mi desesperación por salir al encuentro y volteo a verlo.

Sus labios forman una línea recta mostrando su desagrado al verme lista y ansiosa.

—David vendrá a acompañarme al cajero para extraer el dinero, luego iremos a la comisaría e intentaremos sacar a Alice y si es posible a Janeth. Añadiendo que intentaré comentar a los oficiales acerca de la ex trabajadora, Charlotte, quien también es hija de la mismísima jefa de la tienda.

—Yo también voy con ustedes y sin excusas. —señala, seguidamente se incorpora a mi lado y me abre la puerta— Después de ti —hace una graciosa reverencia permitiéndome el pase libre y yo accedo.

El aire juega con su cabello y yo estiro mi mano sobre su cabeza para despeinarle más, y seguido de su maldición nos quedamos al borde de la acera.

—¿Viviendo tan cerca tanto tarda? —pregunta mirando de izquierda a derecha de la calle.

—¿Cómo sabes que vive cerca? —cuestiono, arqueando una ceja

Que recuerde nunca le dije dónde vivía David.

—Acuérdate que cuando Alice hizo el intento de hacerte una sorpresa por tu ingreso al trabajo nos reunió a todos en la puerta de tu casa. Todos estuvimos esperándote y por último llegó David, quien caminaba sereno hacia nosotros. Fui el único que lo notó salir de una casa no tan lejos de aquí. Por ello, hice esa pregunta. —hace una pausa y de inmediato señala con la cabeza hacia el sentido contrario— Hablando del rey de Roma.

Me guio de la dirección y veo a David viniendo hacia nosotros a pasos pesados. Tiene las manos ocultas en las mangas de su casaca y de vez en cuando dirige su mirada al suelo.

Quizá lo desperté al momento de mandarle un mensaje y por eso está en ese estado.

Al llegar se inclina levemente para depositarme un beso en mi fría mejilla y continuamente le estira la mano a Javier saludándolo. Este se la estrecha firmemente. Pero su rigidez al saludar a mi vecino no es lo único que atrapa mi atención, sino también en la expresión que dibuja en su rostro. Lo observa directamente, estudiando cada rincón de su cara y va bajando hasta los bolsillos de sus prendas. Javier alza sus ojos y vuelve a los de David; los achina indiscretamente y sin más suelta su tacto tomando posición a mi lado.

—Vamos —indica el ex ayudante de la actual mafiosa.

Su seria voz me encoje por un momento. Miro al frente y le hago señas a David para que me acompañe al otro lado, quedando así en medio de los dos chicos.

Posteriormente, haciendo el intento de sacar cualquier tema de conversación para evitar la tensión de mis compañeros, una misteriosa e indescriptible por cierto, llegamos al banco.

—Ustedes quédense chicos, yo extraigo el dinero. —dice David, mostrando un comportamiento inequívoco.

Observo a Javier y contemplo sus ojos achinándolos.

—Oh, descuida amigo, —dice, tranquilo— yo me quedo afuera, Helena irá contigo. —responde, a la vez impacta su codo con el mío empujándome hacia adelante.

—¿Qué te pasa? —aludo, enojada

Pero antes de que retomara la postura, el castaño me dedica una intensa mirada, de esas que te insinúan que debes hacer lo que te ordenan sin chistar a nada. No comprendo su gesto. Este sigue intensificando su mirada sin parpadear y mi sexto sentido me indica que le obedezca inmediatamente. Una ciega parte de mí también me alardea que no deje en ningún momento a David solo.

© CUANDO TE ENCUENTRE (FINALIZADA, Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora